El vigilante nos presenta a dos miembros de un equipo de seguridad, aislados en el aparcamiento de un edificio de lujo, que esperan la llegada de su relevo y de las provisiones que les mantienen con vida. Tienen prohibido comunicarse con los residentes, y la situación se agrava cuando observan cómo todos excepto uno abandonan el edificio en el mismo día. La suposición de que en el mundo exterior haya ocurrido una catástrofe, la falta de provisiones y la posibilidad de que todo sea una prueba para conseguir un ascenso les llevarán al límite de su resistencia.
Como avanzábamos al inicio, esta novela tiene un importante componente psicológico centrado en la figura de Michel, uno de los dos vigilantes del aparcamiento. El libro está relatado casi en su totalidad con un narrador en primera persona fijado en el punto de vista de dicho personaje, lo que logra sumergirnos mucho más en la intriga y transmitirnos una sensación de miedo e incertidumbre muy verosímiles. Además, a modo de símil con la realidad nos muestra cómo vivimos en un estado de libertad aparente y cómo recibimos una información muy limitada.
A su vez, el elemento de thriller psicológico logra acentuarse mediante el hecho de que Peter Terrin cambia totalmente el mundo que conocemos por otro que ha sido azotado por un misterioso acontecimiento catastrófico al que se refiere como “el éxodo”, y que ha conllevado la creación de fuerzas especiales, un nuevo orden social liderado por “la élite”, posibles ataques nucleares o toques de queda en los que disparan a matar.
En cuanto al estilo, hay que destacar que Peter Terrin se mueve con capítulos muy cortos. El vigilante tiene apenas 221 páginas y 185 capítulos. Esto dota a esta novela de un gran dinamismo y una gran velocidad, ya que las escenas se nos aparecen en la cabeza como pequeños flashes que podríamos definir como nítidos, a la vez que sombríos, debido a la oscuridad de la atmósfera de la obra.
En definitiva, El vigilante es un thriller psicológico con toques de ciencia ficción en el que el miedo al exterior y al otro, la necesidad de aguantar y las irracionales obsesiones hacen de esta obra una maravillosa metáfora sobre la sociedad actual y la soledad del ser humano.
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