En esta entrevista con el autor de Amagi, la novela sorpresa de la temporada, hemos hablado de la autopublicación de libros, de la importancia de las redes sociales en la promoción de las novelas, de la magia de la literatura y del destino y los sueños.
¿Qué le llevó a escribir Amagi?
Era un reto personal, una meta con la que había soñado siempre. Pero la historia tenía que elegirme, y Amagi me buscó a mí. Creo que cada hecho de mi vida, cada inquietud, me llevó irremediablemente a contar esta fábula sobre los sueños.
¿Qué se siente al ver que después de autopublicar su libro en Amazon se ha interesado por él un sello reconocido como es Suma de Letras?
Mucho, orgulloso de haber cumplido un anhelo y haber sido capaz de comprometerme con él tantos años. Pues mientras el personaje cumplía sus sueños en la historia, yo hacía realidad el mío, al escribir mi primera novela. Ahora que voy a ver cumplido mi sueño con Amagi en las librerías de España, Argentina, México y Perú, con la oferta de la traducción al ruso, una segunda edición pendiente y las reseñas de decenas de lectores de todo el mundo cada día… sé que todo empezó cuesta arriba en una escaleras en las que me senté cinco largos años a escribir un cuento de cuentos que me inspirase a mí y a millones de personas… puede que no llegue nunca a esa luna que un día señalé, pero me sentiré satisfecho si logro alcanzar la cima de la montaña.
¿Cómo han influido las redes sociales en el éxito de su novela?
Yo diría que hoy en día, los escritores noveles tenemos una oportunidad de oro. Las redes sociales son muy democráticas y la gente comparte aquello que les gusta y disfrutan. Y si algo gusta a la gente, a las grandes editoriales también les gusta. Amagi cuenta hoy en día con más de 10.000 seguidores en facebook y más de 30.000 visitas en su blog (http://amaginovela.wordpress.com). En el facebook de Amagi suelo compartir a diario reseñas de lectores de todo el mundo que me envían sus críticas con mucho cariño y también fotografías tomadas por mí con frases inspiradoras de la propia novela.
¿Cree que el destino está ya determinado o que cada uno forja el suyo propio?
Creo que el hombre tiene la gran capacidad de forjar su destino, pero indudablemente esa libertad está limitada por los factores externos que le rodean, y esa fricción entre ambos es la que crea su realidad. Por eso no basta con alcanzar nuestros sueños, sino que debemos luchar por cambiar la realidad, crear un mundo propicio para las nuevas generaciones, donde ellos también puedan hacer realidad su destino. El bien de todos es el bien de uno.
¿Por qué decidió incluir tantos cuentos de diversas tradiciones en la novela?
Me apasionan estas culturas, sus historias, sus enseñanzas y moralejas. Es por eso que deseaba crear un puzle que recogiese toda aquella sabiduría en una sola corriente. Quería escribir una novela de aventuras, con historias de amor, venganza, traiciones, reencuentros entre antiguos personajes, pero con un trasfondo espiritual, de superación personal que inspirasen al lector. Si hubiese que resumirlo, diría que Amagi te muestra dónde buscar, pero no te dice qué ver.
¿Cuál diría que es la lección de vida más importante de todas las que transmite en Amagi?
Que las enseñanzas vienen con el día a día. La vida es una maestra muy paciente, si no aprendes, te repite la lección una y otra vez. Creo que avanzamos en la vida a tientas, aprendiendo a base del acierto-error. Si hay una enseñanza en el libro que me ha marcado y me parece muy profunda, es la del cardamomo y el Judío, aquella en la que descubrimos que todo en la vida es pasajero.
¿Cómo persigue usted sus propios sueños?
Con mucha disciplina y esfuerzo a largo plazo. Hay un cuento muy bonito que habla sobre el bambú japonés, una semilla no apta para impacientes: la siembras, la abonas, la riegas constantemente. Durante los primeros días, semanas, meses… no sucede nada. En realidad no pasa nada durante los primeros siete años, a tal punto, que un jardinero inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros ¿Tardó solo seis semanas crecer? No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante ese tiempo yo creo que este bambú llamado Amagi estaba desarrollando un complejo sistema de raíces que le permitiesen sostener su altura cuando llegase el momento.
¿Cuánto de mágico tiene esta novela?
La magia de Amagi está en el placer del que lee y las páginas de esta historia. Es un puente misterio que se entreteje entre ambos… Es la magia del amor a la vida.
¿Hasta qué punto puede marcarnos lo que soñamos cuando dormimos?
Los sueños importantes son aquellos que imaginamos cuando estamos despiertos. Aquellos que nos impulsan a levantarnos e ir a por ellos a pesar de la dificultad y el reto que entrañan. No hay que olvidar que soñar es importante, pero despertar lo es aún más.
¿Opina que podemos aprender y tener éxito sin ser decepcionados o estrellarnos alguna vez por el camino?
La motivación por alcanzar nuestros anhelos jamás puede ir impulsada por el miedo a la decepción o el deber, sino por el amor y la pasión por nuestros sueños.
Aunque la novela se centre más en el mundo oriental, ¿cómo ha influido en su libro el que usted sea de Canarias?
En Amagi confluyen todas las culturas y conocimientos de los que he bebido.
¿Tiene entre manos algún nuevo proyecto literario?
En ello estaba cuando me llamó la editorial hace unas semanas ofreciéndome el proyecto de escribir una recopilación de cuentos ancestrales. Y como toda aventura comienza con un sí, ésta no podía ser menos.
Puede comprar el libro en: