En una Argentina contemporánea gobernada por el miedo y la corrupción, un peculiar y valeroso grupo de amigos se enfrenta en solitario a los despóticos y asesinos escuadrones gubernamentales de la OFAC (Oficina Federal de Asuntos Comunitarios)... Ese es uno de los ejes centrales en torno a los que gira El rey de los espinos, una historia a caballo entre el fantasy y la novela épica de aventuras, que sorprende por su estructura de episodios cortos a modo de las antiguas novelas por entregas. Marcelo Figueras ha escrito un enorme y emocionante relato de género donde los personajes dibujados de un escritor de cómic recién fallecido toman entidad física y se pasan a la realidad inventada de la novela. Un cuento de héroes y malvados que a su vez es crítico con los extremos políticos, los abusos de poder y aquellos totalitarismos que a lo largo de los tiempos han ido asolando la historia de la humanidad.
Fue el día del entierro del Autor, un dibujante de cómic de fama mundial, cuya misteriosa muerte a manos de los matones de la OFAC ha sido disfrazada y ocultada, el que cambiaría por completo la vida de Milo; los acontecimientos que se desencadenarían a partir de ese momento serían decisivos para su futuro. Cuando, en plenas exequias, el joven descubre a unos desconocidos que, ataviados con ropajes extraños, pretenden homenajear al difunto, lo que menos puede imaginar es que se trate de personajes escapados de un cómic. A sus quince años y desde que compagina los estudios con el trabajo de enterrador, Milo Maciel ha visto por el cementerio muchos seres afligidos, sicarios e incluso periodistas, pero nunca cuatro hombres disfrazados: turbante, cota de malla, sombrero de piel, cuero negro... ¿Caballero, pirata, aventurero?, ¿fanáticos seguidores del Autor?
Será la visión del Baba, amigo de Milo y gran apasionado de los cómics, la que ponga en evidencia la identidad real y visible de unos héroes que hasta hace poco solo vivían entre viñetas. Tariq el Moro, Saigon Blake, Flint Moran y Metnal se han hecho de carne y hueso, y con sus armas se están enfrentando nada menos que a las poderosas fuerzas antiterroristas del Gobierno. Milo y Baba no podrán más que dejarse llevar por ellos y hacerse partícipes de una lucha que va más allá de cualquier ideal. Ambos descubren que para saber cuales han sido las razones que han conducido a los cuatro personajes hasta el mundo real, deberán conocer cómo continúa la línea argumental de los cómics en los que trabajaba el Autor antes de ser asesinado.
Por su parte, los cuatro personajes sacados de sus viñetas tendrán que afrontar además sus propios retos en el delirio que les ha tocado vivir: hacerse pasar por ciudadanos normales o robar un banco –amén de volver a su propio mundo– serán solo algunas de las gestas que deberán encarar hasta descubrir que el Autor tenía pensado para todos ellos una aventura conjunta... «Por primera vez, Tariq el Moro, Saigon Blake y Flint Moran entrecruzan caminos». Lo que les esperaba, una promesa demasiado vaga para su gusto, estaba cifrado en la frase final: «¡La aventura de la Cofradía Trotamundos!». Declarados terroristas por el Gobierno, que ha iniciado una feroz caza de todo aquel que sea crítico con el régimen, el Baba decide unirse a los Arcángeles, una organización contraria a los abusos gubernamentales donde ya militan las tres hijas del Autor. Cuando la editorial de los cómics decide continuar publicando las andanzas de aquellos héroes surgirá un nuevo temor: el hecho de dejarlas en manos ajenas podría pervertir el código de honor de los mismos.
Sin embargo, en sus respectivos mundos de ficción los héroes parecen haber torcido sus caminos: todo aparenta ser igual pero los demás sujetos han cambiado sus nombres, su carácter e incluso su condición... Todo es muy extraño, en algún caso para bien y en otros para muy mal. Como si de una suerte de universos paralelos se tratase, cada personaje sigue su propia historia alternativa a una realidad que claramente no es única... Mientras tanto, y gracias a la ayuda del Viejo Melvyn, vecino del Delta, Milo afrontará el ataque de Fowler, un piloto salido de la antigua Primera Guerra Mundial que ya acabó con la vida de su padre. La desaparición inesperada de Baba terminará por complicarlo aún más todo en un torbellino de episodios y aventuras que, por momentos, parecen no tener fin... La historia de Melvyn y su visita a una dimensión espacio-temporal lejana, serán decisivas antes de que la cofradía enfrente la batalla final.
Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) es escritor, cineasta y periodista. Ha publicado las novelas El muchacho peronista (1992), El espía del tiempo (2002), Kamchatka (2003) y La batalla del calentamiento (2007). A finales del año 2000 visitó Israel con el encargo de cubrir la segunda Intifada para la revista española Planeta Humano; de esa experiencia límite surgió su último trabajo, Aquarium (2011). Ha publicado además un libro para niños, Gus Weller rompe el molde, y El año que viví en peligro (2007), una colección de los textos difundidos por el blog El Boomeran(g). Sus libros están siendo traducidos al inglés, al francés, al alemán, al italiano, al holandés, al polaco y al ruso.
Sus artículos periodísticos han aparecido en revistas como El Periodista, Humor y Fierro, además de en el diario Clarín y en el mensuario Caín, del que fue director. Escribió con Marcelo Piñeyro los guiones de Plata quemada (Premio Goya a la mejor película de habla hispana, y elegida por L. A. Times como una de las diez mejores películas del año) y Las viudas de los jueves. También escribió los guiones de Kamchatka (mejor guión del Festival de La Habana y elegida para representar a la Argentina en los Oscar) y Rosario Tijeras.
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