La figura de Manzarek fue clave en la banda The Doors, porque le otorgaba gran parte de la personalidad que la distinguió de otras bandas de rock en la década de los 60. Esto lo conseguía Manzarek con sus aclamados solos de teclado, que aportaban un toque psicodélico causante de tantas críticas como elogios, como siempre ocurre con aquello que se sale de la norma del momento.
Pero el papel de Ray Manzarek resulta mucho más crucial si tenemos en cuenta que fue el cofundador de la mítica banda. Por entonces, Manzarek formaba parte de un grupo de rock junto a sus hermanos, llamado “Rick and The Ravens”, y estudiaba Cine en la Universidad de California en Los Ángeles, junto a Jim Morrison, cuatro años menor que él. Como curiosidad, cabe añadir que ambos fueron de la misma promoción que el famoso cineasta Francis Ford Coppola, quien años más tarde usaría como banda sonora de su película Apocalypse Now el tema de los Doors “The End”, en el que podemos escuchar los teclados de Manzarek.
Fue en aquellos tiempos universitarios cuando Ray Manzarek y Jim Morrison descubrieron su mutua pasión por el alcohol, las drogas de diseño, el rock and roll y el blues, y los poetas simbolistas franceses. Manzarek introdujo a Morrison en el jazz, y Morrison aportó la parte lírica cuando le mostró a su compañero un poema propio que había musicalizado, titulado “Moonlight drive”, que más tarde se convertiría en una mítica canción de la banda. Manzarek le propuso a Morrison escribir canciones a partir de otros poemas. Fue así como quedó sentada la base del grupo The Doors, al que rápidamente se unirían el guitarrista Robby Krieger y John Densmore, encargado de la batería. El nombre “The Doors” fue tomado de un verso del poeta William Blake, que decía: “Si las puertas de la percepción fueran depuradas, todo aparecería ante el hombre tal cual es: infinito”.
William Blake era un referente literario de Morrison, y también Manzarek se sintió identificado con él, interpretando aquel verso como una necesidad de abrirse a todo tipo de experiencias, incluidas las alucinógenas, que fueron clave en la inspiración de la banda.
Así, detrás de la voz quebrada de Morrison y del teclado de Manzarek encontramos numerosas sorpresas, como el tema titulado “Wild Child” (Niño salvaje), perteneciente al álbum de 1969 The Soft Parade.
“Niño salvaje, lleno de gracia, / salvador de la raza humana”. Así empieza la letra de la canción, que constituye un homenaje al poeta maldito Arthur Rimbaud, prototipo de l’enfant terrible, que dejó de escribir poesía a los 20 años. El último verso es una pregunta: “¿Recuerdas cuando estábamos en África?”. Y es que Rimbaud vivió varios años en Etiopía antes de morir en Francia. Tal vez relacionado con esto, Ray Manzarek dijo, tras la extraña muerte de Morrison en 1971, que Jim sería el único capaz de fingir su propia muerte y marcharse a África.
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