Pasaje a Tahití se divide en dos líneas temporales. La primera de ellas tiene lugar en la década de 1890, durante la cual Bastian y Hugo Fortuny parten a Tahití en busca de una oportunidad después de perder su trabajo como sopladores de vidrio en su Mallorca natal. Durante la travesía conocen a Laia Kane, la hija de un cónsul inglés corrupto en Menorca al que han desterrado a la isla de la Polinesia. Este encuentro marcará la vida de los hermanos Fortuny y de Laia para siempre.
La otra línea narrativa tiene lugar en 1930, comenzando cuando Denis Fortuny, el heredero del imperio de las perlas de lujo en Manacor, decide viajar a Tahití para averiguar el misterio que se oculta en sus primeros años de vida, los cuales pasó en Tahití.
Las dos tramas se caracterizan, pese a que ésta no sea una novela de acción, por mantener un ritmo trepidante, fundamentalmente logrado por la capacidad de Eva García Saenz de mantener el halo de misterio y de secretos que rodean a la familia de los Fortuny de forma muy sólida, dejando entrever únicamente pequeños retazos que parecen administrados con cuentagotas y controlando con precisión absoluta los giros de la trama.
A su vez, la ambientación de la novela está muy bien lograda en todos los países en los que transcurre, reflejando a la perfección los enormes cambios que experimentó Japón a finales del siglo XIX y principios del XX, la vida tanto de colonos franceses como de nativos en la Polinesia o la situación de una Mallorca económicamente hundida tras la pérdida de Cuba y todo su comercio con La Habana debido a la guerra del 98.
También hay que destacar que el telón de fondo de este libro (todo lo relacionado con el cultivo de perlas y la síntesis de perlas de imitación) es un tema muy interesante, sobre todo para los que, como yo, ignoramos sus bases y los inicios de su desarrollo o su importancia actual tanto en Mallorca como en Tahití, donde es la principal fuente económica sólo por detrás del turismo.
Por otro lado, los sentimientos se encuentran a flor de piel en las páginas de Pasaje a Tahití. Tanto el amor como los lazos familiares tienen un papel fundamental en la novela, pero no por ello hacen sombra a geniales escenas de esta novela en las que las confesiones de emociones, sobre todo de aquéllas que surgieron en un pasado turbio, toman un protagonismo absoluto para golpear con contundencia los sentimientos de quienes las leemos.
En definitiva, Pasaje a Tahití es una historia épica de amor, superación, lazos familiares y secretos con el telón de fondo del Tahití colonial y el fascinante origen de las perlas cultivadas.
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