Las tres entregas tienen un claro hilo conductor en sus dos protagonistas principales. Por un lado está Elena Volpe, restauradora de obras de arte y por otro el reconocido chef siciliano Leonardo Ferrante. Elena vive y trabaja en Venecia, allí está restaurando en un palacio un fresco sobre el rapto de Proserpina y allí en el trabajo conoce a la persona que le va a perturbar el sueño.
Para Irene Cao la literatura erótica cumple un objetivo en cierta forma didáctico. "Creo que la gente tiene curiosidad por saber más del sexo. Sobre todo las mujeres que encuentran en este tipo de literatura unos momentos para soñar lo que no pueden tener en la vida normal", afirma la escritora italiana. Aunque deja abierta la puerta a otras motivaciones, como que, en realidad, o bien se practica poco sexo, o mucho y mal, sin una consciencia profunda, ya que opina que "en la actualidad hay mucho sexo fugaz, que se consume en una sola noche y pasa como un soplo de viento".
Las formas de afrontar el sexo varían mucho de la mujer al hombre. "Las mujeres, cuando hablan de sexo, juegan más la baza del erotismo y entre ellas se cuentan todo en una continua exposición de imágenes. Sin embargo, los hombres no lo suelen contar todo. Son más reservados", opina. Su diagnóstico es que "las mujeres tienen un poco más de sensibilidad que el hombre".
Pero el erotismo no lo es todo en sus novelas, añade diversos contenidos del mundo que conoce. "Cuando empecé a escribir la trilogía añadí muchos elementos de la cultura italiana", apunta, ya que ella es licenciada en Clásicas y tiene un doctorado en Arqueología y conoce muy bien el mundo del arte. Además ha añadido el mundo de los cocineros que está tan de moda en Italia y en su televisión. Algo parecido ocurre en España, con una cantidad ingente de programas sobre cocina. De ahí que cuando ideó al protagonista masculino "sólo podía ser un cocinero. Un hombre distinguido que sabe trabajar con materias primas, como los alimentos", apostilla.
Esa mezcla entre arte y comida está presente en las tres novelas. Si en Yo te miro, el hilo conductor es Tiziano y la ciudad de Venecia, en Yo te siento es Caravaggio y Roma y en Yo te quiero, Bernini y Sicilia. Y en las tres novelas está la lucha de los sentidos. Una lucha que los colma y que se captan desde dentro y que se sustancia en dos formas de entender el amor, por un lado el aprecio, el cariño y por otra la pasión. Irene Cao apuesta por la pasión. "Yo creo en la pasión y la única forma de mantenerla viva es encontrar en el cambio un motivo para experimentar cosas nuevas para que nunca lleguemos a un final", razona.
Por eso, el mundo de Elena se mueve entre dos hombres, por una parte Filippo, que es una persona racional y de otra Leonardo, que es lo impredecible, el instinto en su rama más mundana. Al final de la primera novela vencerá la racionalidad, el cariño, la seguridad frente a ese instinto pasional de una persona que no quiere que la amen, sino que la desean, que no está hecha para tener novias y mantener una relación estable y duradera. Pero en el transcurso de la trilogía, "que va in crescendo", todo puede cambiar y tanto el desarrollo como el final sorprenderán al lector o mejor dicho a la lectora, ya que el consumo de este género es mayoritariamente femenino.
El localizar la primera novela de la trilogía en Venecia es algo muy premeditado. "Es una ciudad que conozco bien porque he vivido en ella y hay una dosis masiva de belleza. En ocasiones llega a aturdir tanto arte y en una novela basada en los ojos y sólo a través de los ojos, es el escenario ideal", cree y añade "la literatura tiene que hacer hablar a los lugares en las novelas". La ciudad que retrata es una Venecia atípica, de ahí que cite lugares poco conocidos para los turistas pero que ella conoce bien.
Irene Cao se muestra satisfecha con su obra, pero destaca que la tercera entrega es de la que se siente más orgullosa, "la escribí en tan sólo dos meses, ahí he dado lo mejor de mí misma y donde surgen los mejores momentos", afirma. Es donde los protagonistas cambian y donde se desvelan algunos de sus secretos como el pasado oscuro de Leonardo, que tiene mucho que ver con el tatuaje que tiene en la espalda, que parece un ancla pero no lo es. Es ahí donde se ofrece una nueva posibilidad a una nueva vida para los dos protagonistas y que no vamos a desvelar pero sí diremos que el deseo dará paso al amor como toda buena novela romántica que se precie.
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