Las novelas de Reyes Monforte tienen un denominador común, el romanticismo circunscrito en una atmósfera de aventura. Sus protagonistas principales suelen ser mujeres, pero los protagonistas masculinos son trazados sólidamente con rasgos atrayentes, por tanto, no se la puede tachar de escritora feminista, sino como autora de aventuras, eso sí, siempre exóticas y originales.
La protagonista de Besos de arena es una joven saharaui, Laia, que padece una afección coronaria y viene a España gracias al programa Vacaciones en paz para ser tratada de su enfermedad. Los meses de verano son pocos para sanar su enfermedad, de ahí que sus padres de acogida, Leticia y Sandro, hagan todo lo posible porque permanezca en su nuevo hogar, un pueblecito de la provincia de Huesca. Los meses de permanencia se convierten en años, olvidando los años pasados en Tinduf.
"Hay muchas personas en los campos de refugiados saharauis que llevan cuarenta años viviendo en condiciones precarias", afirma la escritora madrileña. Y esas condiciones no son precisamente las más adecuadas. La autora lo describe de forma muy gráfica cuando dice que "la vida en el Sahara es como un enorme reloj de arena: el tiempo pasa y el reloj de arena se va vaciando de esa misma arena del desierto, pero ya llevan más de cuarenta años esperando a que alguien dé la vuelta al reloj y les permita seguir avanzando". El regalo más preciado que tiene Laia es precisamente un reloj de arena, regalo de Germán, amigo de Carlos, padre de su novio Julio.
La idea de la novela surgió de manera fortuita cuando llegaron a sus manos dos cartas de compraventa de personas de los campamentos de Tinduf. "Los hartanis son esclavos actuales, personas que guardan vínculos de propiedad con una familia. Normalmente llegan de pequeños cuando son cedidos por sus verdaderos padres a otras familias como pago de alguna deuda. En la actualidad esta situación no es habitual, pero aún ocurre en el Sahara", denuncia Reyes Monforte.
Pese a que ha habido denuncias por parte de alguna ONG, esta práctica se sigue dando en unos campos que parecen anclados en el pasado. Su novela recoge lamentablemente esos crudos episodios, como lo que ocurre con Laia y no ha tenido que estimular su imaginación en la narración en la que "no he exagerado, ni dramatizado nada", enfatiza en la conversación que mantuvimos en la sede de la editorial.
Besos de arena es la historia de varios amores cruzados. Por una parte tenemos la historia actual de Laia y Julio: después del secuestro de Laia, Julio la busca, en ocasiones de manera peregrina e incluso peligrosa. Por otra parte, tenemos la historia del padre de Julio, Carlos y Maima: Maima es una joven saharaui de los tiempos de la colonia española, quedando su amor enterrado bajo la arena del desierto por cuatro décadas.
"La retirada de los españoles del Sahara fue de todo menos digna", nos recuerda la autora. Días antes de la evacuación, el entonces Príncipe de España, Juan Carlos, visitó la colonia y garantizó la seguridad de todos. Aquello quedó en agua de borrajas y Hassan II supo maniobrar para hacerse con las posesiones españolas, interesado en los beneficios que podría obtener con las minas de Fos Bucraa. Las últimas posesiones españolas en África fueron repartidas entre Marruecos y Mauritania, "cayendo en el olvido esta parte de nuestra historia", declara.
La situación del Sahara no podía enquistarse más, "Marruecos construyó un muro en el desierto de casi 2.000 kilómetros para defenderse de los ataques del Frente Polisario", apunta. Un muro del que apenas se habla; casi todo lo que aconteció en el pasado en esta ex colonia española ha quedado en el olvido. Es como si no quisiéramos recordar parte de nuestro pasado, al igual que ocurrió con la guerra de Sidi-Ifni. De ahí que el libro resulte algo polémico, como casi todas las historias que escribe Reyes Monforte, sin querer serlo.
Sus libros "siempre están pegados a la realidad y el amor es el protagonista de todas las historias de la calle. El amor mueve al mundo y las mayores locuras se hacen por amor", opina la autora. Por eso, en todas sus novelas hay una historia de amor, pero también hay aventuras exóticas y denuncias, todo ello tratado de forma muy visual. Sus historias no sólo se leen, también se ven, de ahí que sean fácilmente adaptables al cine. Un burka por amor se convirtió en una serie famosa de televisión y Besos de arena también podría llevar el mismo camino. "La adaptación de mi primera novela me gustó mucho, supo guardar la esencia de la novela", reconoce orgullosa.
En los campos de refugiados saharauis hay hoy en día 200.000 personas hacinadas, viviendo de manera precaria y casi inhumana. Las gentes del desierto están acostumbradas a las penurias, pero a lo que no estamos acostumbrados es a situaciones donde los derechos humanos se retrotraen a épocas pasadas. Son dos visiones diferentes que, como cuenta la escritora, se ve desde dos perspectivas distantes. "He hablado con muchas personas que vivieron allí, tanto españoles como saharauis, y cada uno ha contado su propia visión de lo ocurrido", apunta.
Los españoles salieron de la noche a la mañana de aquel desierto, "solo unos pocos españoles se quedaron allí y siempre son los más peculiares", advierte. En los años sesenta y setenta muchos españoles fueron allí atraídos por los altos sueldos y por el exotismo y casi todos regresaron a la península o a las islas, ya que muchos canarios se desplazaron en los tiempos de bonanza hasta allí. Quizá por eso, los personajes de los que más satisfecha se muestra son Carlos y Maima, "una historia de amor diferente y sugerente".
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