En la novela ocurre lo mismo, tiene influencias del siglo XIX. El último capítulo lleva el mismo título de la obra y en él el texto se desvanece y da también "un giro de 180º en la historia. Se convierte en otra novela, no en lo que cree el lector que estaba leyendo. La razón del título no se desvela hasta ese preciso final", aclara el autor aragonés.
El luminoso regalo es "una novela de porno duro para hombres", sostiene el escritor nacido en Barbastro que prefiere beber un ribera a un somontano. "Creía que la editorial Alfaguara, con toda la fama de rigurosa que tiene, me iba a poner algún impedimento, pero no me ha corregido ni una palabra", desvela el poeta y novelista. Con esta novela, como hemos dicho anteriormente, da un giro radical a su obra, "en esta narración no hay nada de humor", nos anticipa. Precisamente su humor desaforado y trasgresor se paseaba por casi todas las páginas de sus libros. En este último no hay espacio para la sonrisa y menos para la risa.
"Soy otro escritor ahora, me he convertido en otro escritor. Ya no quiero escribir como lo hacia antes. He cerrado una época.", afirma Manuel Vilas en la entrevista que hemos mantenido y continúa diciendo que "he visto cosas en la vida que no había visto antes y éste era el momento de cambiar". Y vaya si lo ha hecho. Su cambio ha sido radical, copernicano, aunque reconoce que "llevaba en la cabeza desde hace tiempo este cambio".
"El sexo y el dinero mueven el mundo. Antes hubiese dicho que el sexo y la política mueven el mundo, pero ahora la política está en vías de extinción", puntualiza. En un principio, el protagonista, Víctor Dilan, con clara reminiscencias al gran cantautor de Minnesota, iba a ser un político, "pero no funcionaba", apunta. Dilan es un adicto al sexo y si hubiese sido político, el lector hubiese sido indulgente con él y esa no es la finalidad del libro. El autor quiere que el lector vea al protagonista como la representación del mal.
Además, para el autor de Los inmortales su obra "establece una relación entre el erotismo y el mal. No hay una visión positiva del sexo, hay una obsesión", explica con convicción el escritor aragonés. Su novela es como el actor porno Nacho Vidal, "él no hace el amor en sus películas, su forma de copular es patética, nadie hace el amor así. No sabe lo que es el sexo". Para el escritor, el actor porno es como un fontanero que viene a arreglar una avería a nuestro hogar y lo hace de forma mecánica debido a las muchas veces que ha hecho lo mismo.
Esa visión sórdida del sexo impregna cada una de las páginas de su último libro. El protagonista Víctor es un adicto al sexo. La otra protagonista, Ester, es una ninfómana, ambos son tratados por psiquiatras que no cumplen ni por asomo el código deontológico. El psiquiatra de Ester la incita al sexo, disfruta con lo que la cuenta y hace todo lo posible para ser amantes. La psiquiatra de Víctor se convierte en su amante, pero una amante muy maternal. Ambos protagonista tienen una característica común, "son incapaces de amar", son despreciables, egoístas y sórdidos, apunta el escritor y apostilla que "Ester es un personaje contradictorio, es una ninfómana que se ve a sí misma bondadosa. Tiene realmente una visión desajustada de sí misma. Víctor es un alcohólico que destruye todo lo que toca, su mujer, su hija".
El papel de los psiquiatras y del psicoanálisis es una cuestión que le interesa profundamente. Manuel Vilas se declara ferviente seguidor del psicoanalista francés Jacques Lacan: "la psiquiatría está poco valorada en España y puede explicar muchas cosas, en cambio estas explicaciones las están dando los sociólogos", afirma. Como escribió Lacan, el inconsciente tiene una faceta lingüística, por eso la explicitud del autor en la obra tiene una parte de ordinariez, frente a lo cursi de muchas expresiones eróticas.
"La democracia es el mejor sistema político que hay y se está desvaneciendo. Hay que tener en cuenta que lo mejor que tiene nuestro país es la democracia y se está convirtiendo en un estereotipo", opina el escritor, siempre ayudado por unos políticos, que como ha dicho antes, "están carentes de imaginación". En la conversación se muestra crítico con ellos, pero reconoce que cada vez tienen menos importancia y que la distancia entre ellos y los ciudadanos es cada vez mayor.
El capitalismo es el gran culpable de los males que aquejan al mundo actual. "El matrimonio es una creación del capitalismo y éste se está convirtiendo en un cliché. Ahora se consiente el matrimonio homosexual siempre y cuando trabajen los dos y aporten su parte económica al estado", cree. Vivimos en un mundo en el que el ocioso queda marginado. Ahora el ocioso es el parado, antes era el bohemio.
Su novela va sobre el erotismo y en su opinión éste sólo se puede dar en el mundo occidental y capitalista. "En el tercer mundo no hay erotismo. Hay necesidad fisiológica" y añade, "hemos construido el erotismo y eso nos engrandece, si no seguiríamos siendo animales". Sin embargo, la hija de Dilan va más allá del erotismo y retuerce ese concepto sin ningún principio moral. Llega a donde no había llegado su padre, al amor homosexual y así se lo dice a él; te has perdido una parte de la sexualidad.
Para Manuel Vilas "la relación entre el sexo y el amor está todavía sin resolver. Ha tenido mucho que ver la educación cristiana; yo que he sido muy bien educado en el cristianismo, lo sé bien, ahora soy agnóstico", de ahí que trate de llegar a la verdad por la figura de la ficción.
El luminoso regalo está dedicado a Jesucristo y a Casanova. "Jesucristo es el gran seductor del mundo; él quería el amor de toda la especie humana. No se conformaba con dos o tres mujeres. Quería que lo amasen todos los hombres y todas las mujeres. Exige y pide amor. Nos han vendido sólo una parte del mensaje de Cristo, porque el amor incluye el sexo", analiza el autor en una obra rompedora, valiente y transgresora.
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