Sentimientos, emociones, pasiones, acción y aventura, encontrará el lector en esta novela histórica basada en personajes reales que vivieron a caballo entre los siglos XV y XVI. "El tiempo más brillante de España fue el reinado de los Reyes Católicos", dice el escritor barcelonés. En esa época un papa español regía los destinos del Vaticano. Alejandro VI (Rodrigo Borgia o Borja) comandó la Iglesia Católica de manera demasiado humana.
"El tiempo de los Borgia fue el tiempo del esplendor del arte", señala Jorge Molist. Pero también el tiempo en que la Iglesia estaba sacudida por escándalos sexuales, espionaje y de luchas internas. Baste recordar que el anterior papa Alejandro VI, Inocencio VIII tuvo dieciséis hijos naturales. Rodrigo Borgia no le fue a la zaga y tuvo siete hijos con diferentes mujeres. Eso fue la raíz de la leyenda negra que tuvo que padecer un papa quizá demasiado humano. "Un santo padre, muy padre y poco de santo, pero con una humanidad extraordinaria", apunta el novelista. Como padre fue inmejorable, quiso a sus hijos con locura y les colocó realmente bien, casándoles con nobles u otorgándoles títulos y puestos de relevancia.
A Jorge Molist se le nota que, después de documentarse durante seis años, Alejandro VI le cae bien y cree que ha sido injustamente tratado por la historia. La leyenda negra que le rodea fue inventada porque tenía grandes capacidades intelectuales y diplomáticas, "yo prefiero a la religión de él antes que a la de Savonarola, que en Florencia quemaba pinturas de Botticelli o ejemplares de la Divina Comedia de Dante", explica pausadamente.
De ahí, precisamente el título de la novela Tiempo de cenizas, "Savonarola hacía sus hogueras de las vanidades quemando obras o personas, como otros inquisidores; todo al final son cenizas, como reflexiona el protagonista, tanto oropel, tanta gloria, tanta traición para al final quedar todo reducido a cenizas", cuenta el autor de novelas como La reina oculta o El anillo que han sido publicadas en cerca de veinte países.
Su presente novela bien pudiera haberla dividido en dos, pero ha preferido hacer un voluminoso libro porque su intención es cambiar de registro, abandonar la novela histórica para acometer nuevos retos. "Mi novela está pensada para los lectores a que no les gusta la novela histórica", especifica. Y tiene razón, porque en su novela hay aventuras a raudales, batallas, sentimientos y mucha acción, "para que el lector siga página a página la obra casi sin darse cuenta", añade.
Su última obra sí tiene ese carácter histórico, con personajes reales, hechos reales, "ya que la realidad supera a la ficción", dice. Y su técnica se basa precisamente en eso, en "buscar un hecho real y pulirlo como un diamante y unirlo como en un collar con un hilo de ficción", en el libro Joan Serra, su esposa Anna y su familia. No son importantes la fechas y los nombres, para él lo realmente importante son los sentimientos.
En la novela trata el papado de Alejandro VI, "que tuvo mucho mérito; en 600 años solo hubo tres papas extranjeros. Los italianos se creían con derecho a que los papas fuesen italianos, en el cónclave que le eligió había solo 31 cardenales electores y cuatro no pudieron acudir, de ellos 25 eran italianos aún así consiguió ser papa. Se la pegó a los italianos, de ahí viene precisamente la leyenda negra que le rodea", explica concienzudo y orgulloso de la importancia de España en aquella época, ya que coincidía con el reinado de los Reyes Católicos, la conquista de Granada, el descubrimiento de América y la conquista del Reino de Nápoles. Además, consiguió ser papa sin el apoyo específico de los reyes españoles que, por otra parte, consiguieron casarse gracias a la dispensa papal que él mismo les llevó a España.
"Es uno de los momentos más esplendorosos de nuestra historia", repite. Un momento en el que la historia de Europa y América pasaban por España. "Por eso escribo sobre esa época, para que nos sintamos orgullosos de nuestro pasado y nos animemos en estos momentos de crisis, tenemos que subir nuestra moral, hay que volver a esos tiempos o a los que vivimos recientemente en 1992 donde fuimos capaces de organizar unos Juegos Olímpicos extraordinarios o la EXPO de Sevilla", explica con determinación.
Por la novela pasan personajes como el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, "el general más brillante que ha tenido España, un auténtico innovador en el arte de la guerra" o Maquiavelo, "del que tenemos una idea que no se corresponde con la realidad, baste leer sus cartas a sus amigos donde relata sus amoríos con señoras mucho mayores que él". La lectura del libro nos acerca a estos y otros personajes como los hijos de Alejandro VI, Juan, César o Lucrecia que la historia no les hace justicia.
Para escribir la novela ha tardado unos dos años, además de los seis que ha estado documentándose en bibliotecas y viajando a los escenarios de la misma, Barcelona, Florencia, Roma o Nápoles, "por eso he podido ser muy preciso", como lo ha sido con las muchas correcciones que ha hecho, al menos seis, hasta conseguir la novela deseada, "tengo unas lectoras muy críticas que me han hecho modificar algo la primera versión, ya que al lector hay que hacerle sufrir hasta un cierto límite", reconoce, por eso ha quitado ciertas cosas por no querer interrumpir el relato de aventuras y hacerlo más fluido.
Tiempo de cenizas es una novela muy actual, al fin y al cabo "el ser humano ha evolucionado poco, al igual que el ejercicio del poder en los últimos 500 años". "Un gobernante, si muestra debilidad, se lo comen", especifica, de ahí que los gobernantes actuales, ante la crisis que vivimos, deben no mostrar sentimientos y tratar de solucionar los problemas que nos acucian, pero eso sí, "siempre siguiendo las directrices de poderes superiores", señala irónico, poderes que vienen, claro está, del norte de Europa.
La Iglesia Católica se encuentra en una encrucijada debido a la renuncia de Benedicto XVI, sólo Celestino V renunció al cargo y quiso escapar a un monasterio de Grecia. No le dejaron las familias Colonna y Orsini, auténticos urdidores de papas afines. El anterior papa también ha querido irse a Alemania a un monasterio con su hermano, pero tampoco le han dejado y se tendrá que quedar cerca de Roma.
Jorge Molist cree que el nuevo papa puede ser americano, concretamente de Canadá. Supone que los 115 cardenales electores, una gran mayoría de ellos italianos, no impondrá a un papa italiano. "En los tiempos de los Borgia, la Iglesia tenía un poder mil veces mayor que ahora", recuerda. Los ejércitos vaticanos defendían ese poder ante reyes y enemigos. Ahora la Iglesia Católica tiene "un producto de mucha salida, el ser humano tiene una necesidad de creer y, además, las raíces culturales de las personas les hacen seguir el camino de sus ancestros", cuenta de forma muy vulgar como el mismo reconoce, aunque critica que "no han sabido adaptarse con la rapidez que se requiere".
Lo mismo ocurre con los políticos actuales en nuestro país, no saben adaptarse a las necesidades de los ciudadanos. "Si algo valen los políticos tienen que encontrar una solución al problema con Cataluña y otras comunidades", dice el escritor barcelonés que lleva viviendo en Madrid cerca de 25 años y que en España se siente catalán, en el extranjero español. Toda una lección de convivencia que queda reflejada en su obra, donde el reino de Aragón conquista Nápoles con soldados castellanos y gallegos. Si su objetivo es tocar la fibra sensible de los lectores, a fe que lo ha conseguido.
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