"Hablar solos" es una novela de tres intensos monólogos
Andrés Neumanvive la vida intensamente, vive la literatura en todas sus expresiones, vive la política con pasión, aunque no votaría a ningún partido actual y, sobre todo, vive. Vive a caballo entre dos continentes, a caballo entre dos naciones, separadas en el espacio pero juntas en el corazón, en los sentimientos y en el destino. Vive a lomos de un caballo de acero que recorre las distancias como una apisonadora veloz.
Hablar con el autor hispano-argentino es una experiencia literaria, pero también podría haber sido política, si hubiésemos hablado de Repsol-YPF y los Kirchner. Pero hoy tocaba conversar sobre literatura, sobre Hablar solos que es una novela de tres monólogos; hijo, madre y padre, que van uniendo su vida a golpe de desgracias y experiencias. Son tres visiones del mundo diferentes. Pero las tres voces son intensas. Son tres cronologías diferentes, con una, la de la madre y esposa, Elena, que las une desde la anticipación a las demás. Las tres con su complejidad revestida de una apariencia de sencillez.
El contrapunto de las tres voces puede dar una idea de lo que es una vida. "Hay un contraste premeditado entre las tres voces que creo es muy atractivo", señala Andrés Neuman y añade: "indaga en las tres formas del habla y del pensamiento. La primera la mental, la segunda la oral y la tercera la escrita, que se corresponden con lo que piensa el niño, con lo que habla el padre y con lo que escribe la madre".
Ese es el universo del escritor, un universo complejo en donde se mantiene la diversidad de las distintas voces que son a su vez complementarias, que conforman y explican ese universo personal que trata de explicar la temporalidad del duelo, el trabajo del que cuida a un enfermo que se siente mal por estar sano, por no terminar de entender lo que pasa por la mente de un enfermo que se va descomponiendo físicamente por el cáncer y que la vida se le va escapando lentamente. "En esas ocasiones se habla poco y a veces los cuidadores se llegan a sentir culpables por estar sanos", dice Andrés.
Pero la novela tiene mucho más, "tiene el viaje como forma. He querido escribir sobre la vida de Penélope mientras Ulises se va de viaje", explica el escritor. Esa vida que ve partir a sus seres amados y sabe que va a ser el último viaje. Para él, la protagonista Elena "es un ser contradictorio que necesita y detesta la infidelidad, que a un mismo tiempo le salva y le fastidia, una relación de amor-odio personal", explica el escritor afincado en Granada desde que de joven fuera con sus padres, músicos sinfónicos, a vivir en tierras andaluzas.
Más cuando esa relación la mantiene con el médico personal de su marido; necesita ese contacto que está lleno de resentimiento hacia sí misma. Hablar solos ahonda en esos sentimientos. Esa relación la devora por dentro pero no puede huir hasta el desenlace final de la novela. No son por tanto, los personajes de Neuman, cómodos. "Cada uno tiene su punto de vista diferente y cada uno tiene su propia voz, diferenciada. He huido de ese narrador omnisciente que lo sabe todo, que lo ve todo, pero que en ocasiones es plano, explicando lo que acontece", explica el escritor.
La relación con Ezequiel, el médico, es una relación de deseo "como mecanismo de supervivencia. Cuanto más sufre Elena, más urgente se vuelve el placer, de ahí la relación sexual fuerte, con tintes violentos y sadomasoquistas que termina pasando a una historia de duelo, antes, durante y después del suceso", señala el autor, que atiende en su obra a una cronología de ese proceso.
Para Andrés Neuman la literatura "es una sinergia entre la imaginación y el recuerdo. Toda literatura es autobiográfica y toda autobiografía es literatura. Lo que realmente importa es la emoción, lo único que es real son los sentimientos, por eso, la gente llora, ríe en los cines, delante de la televisión, porque lo que vemos en la pantalla está lleno de sentimientos y por eso la ficción que vemos es real, porque forma parte de nuestra propia memoria. La memoria de los sentimientos".
Ha conseguido Neuman una novela intensa, trabajada y eficaz. La novela era, en un primer momento, unas cien páginas más larga: ha tenido que trabajar duro para limpiarla buscando un objetivo estético que es la intensidad, "la brevedad tiene truco" para el escritor. Como truco tienen todas las imágenes de su novela. El camión de Mario se desplaza por un país tan grande como todo el sub continente americano del sur, con pueblos o ciudades como Tucumancha o Pampatoro, nombres que son una simbiosis de nombres de los dos continentes intentando unir la geografía de España y Argentina.
Toda su literatura está a medio camino entre esos dos países. Se siente de los dos y, a veces, también se siente lejano a los dos. Andrés Neuman es el escritor de las dos orillas y desde las dos se tira de cabeza al agua porque quiere implicarse en ambas, pese a que lo que ve no le gusta, como sucede a los que ven objetivamente lo que está ocurriendo en dos países donde las crisis económicas hacen estragos. Afortunadamente, no tenemos crisis literarias.
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