ENTREVISTA A XIMO CERDÀ

Muchas cosas. Fundamentalmente puedo decir que es el libro que me habría gustado leer, porque en él volqué muchas de las obsesiones que llevaba durante mucho tiempo en la cabeza.

¿Por qué escogió el tema de un asesino en serie?

Es un tema que me fascina desde hace mucho tiempo. ¿Qué puede llevar a una persona emprender una trayectoria sangrienta y despiadada? Hace 5 años, cuando yo escribí la novela, era un tema sugerente, pero no había tanta bibliografía como hay ahora. En estos últimos años ha habido un auténtico aluvión de trabajos en este sentido.

Además, soy un auténtico fan de la literatura de terror. Pero todavía no me he sentido cómodo para publicar una novela con una trama sobrenatural. Creo que el público todavía traza una barrera entre lo sobrenatural y el resto de literatura. El asesino en serie tiene, sin embargo, el atractivo de ser el puente o enlace entre ambos mundos. Es terror, pero no sobrenatural. Ofrece muchas posibilidades al autor.

¿Piensa que se mantiene una mayor intriga en las novelas de misterio si no se desvela la identidad del asesino hasta el final o si se sabe quién es y se mantiene el suspense pensando en cómo va a ser atrapado?

Pienso que las cosas hay que hacerlas bien, simplemente. Mira “Querido Dexter”: no sólo sabes quién es el asesino. Llegas a quererlo, y desear que no lo atrapen. Si las cosas se hacen bien puedes crear intriga con cualquier situación.

¿Cree que alguna vez comprenderemos la manera de pensar de los psicópatas?

Ha habido muchos avances científicos en los últimos tiempos. Ahora bien, el cerebro es un gran desconocido. Todavía no hemos arañado el comportamiento de un cerebro “normal”. Queda mucho por hacer.

¿Cómo se documentó para dar forma a uno de estos personajes?

Leyendo. Y leyendo mucho. La documentación es fundamental en toda escritura. Afortunadamente, vivimos en un mundo en que la información está al alcance de quien quiera obtenerla. Ahora el problema es ser críticos y saber cribar.

¿Por qué eligió Xàtiva como escenario para su novela?

Es la ciudad en que nací y crecí, uno de los lugares que mejor conozco. Creí adecuado ambientarlo ahí porque, además, me interesaba estudiar cómo reacciona una ciudad relativamente pequeña ante una ruptura brutal de la cotidianeidad.

¿Piensa que el efecto psicológico de una serie de asesinatos sobre la población es mayor en ciudades pequeñas?

Por supuesto. En las ciudades grandes funciona eso del anonimato. “Mujer, 30 años, herida de bala”, ya sabes. En una ciudad pequeña, el ATS diría: “Mujer, 30 años, herida de bala”, y el otro respondería: “Me cago en la puta, ¡si es Maruja, la hija del cartero!”. Es inevitable. Los lazos sociales son más densos.

¿Qué opina de nuestra conformidad con la vida a lo largo de los años?

Es algo sobre lo que me gusta reflexionar y que, como tal, volqué en mi novela. Cuando eres joven tienes sueños en los que vas a cambiar el mundo y todo eso. Ves a la gente mayor a tu alrededor y te da la impresión de que han renunciado a sus expectativas y se han apoltronado en una vida de bien tejida rutina. Luego comprendes que los sueños cambian, se adaptan. Algunos permanecen a lo largo de los años y van moldeando tu vida. Otros son sacrificados, a favor de otras esperanzas que surgen. En cierto modo, creo que los sueños están vivos también. Me parecía una reflexión interesante como trama de fondo.

¿Piensa, al igual que sus personajes, que en la vida nada se acaba y sólo viajamos en círculos sin poder evitarlo?

Hay cosas que acaban, pero enseguida las sustituimos por otras que acaban de empezar. Es un inevitable corolario de estar vivo: estar siempre en proyecto, estar siempre a mitad de un camino. Como en un círculo. Esa es la reflexión que puse en boca de Laura.

¿Qué importancia tiene para usted la Ermita del Puig?

Muchísima. En Xàtiva es una presencia constante, casi desde cualquier rincón de la ciudad. Alzas la vista y la encuentras ahí, observándote. Durante mi época de estudiante universitario pasaba bajo su sombra dos veces a la semana. Con el paso del tiempo creo que pocas imágenes se han clavado tan a fuego en mi retina como esa presencia. De verdad que es una visión mágica.

¿Qué opina acerca de la restauración de los monumentos que han sido descuidados en las últimas décadas?

El ser humano tiene una obligación con su pasado, una deuda de honor. Somos lo que somos gracias a nuestro pasado. Es como los hijos hacia los padres. Conocer, respetar y cuidar nuestros orígenes debería estar grabado a fuego en la conciencia de cada persona.

Es difícil hablar de esto en época de crisis, porque siempre habrá quien diga: “si no hay dinero para comer, no querrás que gastemos dinero en restauraciones”, pero yo no me refiero solo a iniciativas económicas. Hablo de actitudes, y más concretamente, de actitudes personales. Hay iniciativas muy hermosas de restauraciones llevadas a cabo por grupos de personas, sin apoyo institucional. En cualquier caso, yo me refiero al sentimiento de uno mismo hacia lo que le ha hecho ser como es.

¿Tiene algún otro proyecto en mente?

Tengo muchos proyectos. Lo que ya no tengo tanto es tiempo para dedicarme a ellos. Creo que, el día de mi muerte, cuando se me presente la segadora, intentaré negociar con ella un aplazamiento para terminar lo que lleve entre manos y un par de cosas más. No creo que me haga caso, no obstante.

Acabo de lanzar un libro didáctico para niños en catalán, “El llibre de l’astronomia”, y de aquí a mayo sacaremos dos o tres títulos de una serie también infantil que está teniendo mucho éxito, “Les aventures d’en Bredford Bannings”, todo ello con Editorial Barcanova. Esos son mis lanzamientos más inmediatos. Si alguien está interesado, en la página web www.ximocerda.com suelo ir dejando pistas sobre mis siguientes pasos.