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Arcipreste de Hita
Arcipreste de Hita

ALEGRÍA DE VIVIR Y ESPÍRITU RELIGIOSO DE JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA

Una propuesta de lectura de un largo episodio del "Libro de Buen Amor" en tiempos de Carnaval y Cuaresma: la batalla de don Carnal y doña Cuaresma
lunes 03 de marzo de 2025, 22:21h
Los "ejércitos" del Arcipreste de Hita -con don Carnal y doña Cuaresma al frente- cabalgan de nuevo.

En los tres días que preceden al comienzo de la Cuaresma -tiempo litúrgico de preparación de la Pascua de Resurrección, que comprende desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo, y que se caracteriza por ser un periodo de penitencia-, se celebran fiestas populares con mascaradas, comparsas, bailes y otros recocijos bulliciosos. Es el tiempo de las Carnestolendas (del latín caro, carnis, carne, y tollendus, de tollere, quitar, retirar), palabra que resulta de la abreviación de la frase latina Dominica ante carnes tollendas, y que significa "Domingo antes de quitar las carnes"; del Carnaval (del italiano carnevale, haplología -eliminación de una sílaba semejante a otra contigua de la misma palabra- del antiguo carnelevare, de carne, carne, y levare, quitar). Y los festejos carnavalescos traen la evocación de un escritor del siglo XIV que sabe conjugar la alegría del vivir con la seriedad moralizadora del clérigo: Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; y el recuerdo, igualmente, de su compleja obra, el Libro de Buen Amor, en la que, junto a una clara intención didáctica -de la que se sirve para ridiculizar el amor sexual y la corrupción de los clérigos- y a un profundo espíritu religioso, se advierte, también, un elevado grado de condescendencia con las flaquezas humanas, así como un humor malicioso que refleja un temperamento burlón y, en ocasiones, hasta procaz.

Esta tónica general de ambigüedad que preside el Libro de Buen Amor -por un lado, amonestación contra "el loco amor del pecado del mundo" y, por otro, orientaciones para los que "quisieren usar del loco amor"- está ya anticipada en el prólogo -en prosa- de la obra: "E ansí este mi libro a todo omne o muger, al cuerdo e al non cuerdo, al que entendiere el bien e escogiere salvaçión e obrare bien amando a Dios; otrosí al que quisiere el amor loco; en la carrera que andudiere, puede cada uno bien dezir: Intellectum tibi dabo, e çetera." Y uno de los episodios de carácter narrativo más justamente conocidos del libro es la "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma", escrito todo él en cuaderna vía, la estrofa culta preferida por los poetas del Mester de Clerecía. En esta parodia de la épica, los ejércitos de don Carnal y de doña Cuaresma están compuestos por diferentes manjares de carne y de pescado, respectivamente. El ejército de don Carnal es vencido, y su jefe encarcelado; pero el Domingo de Ramos logra escapar, al tiempo que doña Cuaresma desaparece. Y entonces don Carnal -en un pasaje en el que la sátira antieclesiástica se hace patente- es recibido con grandes honores por distintos representantes de la clerecía.

Estructura de la "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma".

La "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma" está compuesta por 247 estrofas (de la estrofa 1067 a la 1314), con un total de 988 versos alejandrinos. Y se divide en las siguientes partes:

  • De la pelea que ovo don Carnal con la Quaresma (estrofas 1067 a 1127). [Esta es, por razones evidentes de espacio, la única parte que reproducimos].
  • De la penitençia quel fraile dio a don Carnal e de commo el pecador se deve conffessar, e quien ha poder de lo absolver (estrofas 1128 a 1172).
  • De lo que se faze miércoles corvillo e en la Quaresma (estrofas 1173 a 1209).
  • De como don Amor e don Carnal venieron e los salieron a rresçebir (estrofas 1210 a 1224).
  • De como clérigos e legos e flayres e monjas e dueñas e joglares salieron a rreçebir a don Amor (estrofas 1225 a 1314).

Dada la extensión del texto -insistimos: 247 estrofas de 4 versos-, reproduciremos más adelante sólo las estrofas 1067 a 1172; texto más que suficiente para comprobar el espíritu juglaresco de la obra y el estilo de su autor.

Ediciones del "Libro de Buen Amor"

Quien desee leer una rigurosa edición crítica completa del Libro de Buen Amor puede acudir a la publicada por la editorial Castalia -en la colección Clásicos Castalia, núm. 161-, efectuada por G. B. Gybbon-Monypenny. Esta edición sigue el manuscrito de Salamanca, que recoge una versión de la obra de 1343, y más amplia que las versiones ofrecidas por los manuscritos de Gayoso -actualmente propiedad de la Real Academia Española- y de Toledo -que ha pasado a la Biblioteca Nacional-; manuscritos que nos traladan una primera versión de la obra terminada en 1330. [La "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma" ocupa las páginas 335-382]. También puede accederse a la consulta de la edición digital, publicada por la Blblioteca Virtual Miguel de Cervantes:

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-libro-de-buen-amor--0/html/

También la editorial Castalia, más en plan didáctico que erudito, ha publicado una selección de los fragmentos más representativos del Libro de Buen Amor y, aunque se reproducen en castellano medieval, vienen acompañados de anotaciones suficientemente clarificadoras que garantizan su cabal entendimiento. José Luis Girón Alconchel es el responsable de esta edición, que forma parte de la colección Castalia Didáctica, núm. 8. [Los fragmentos de la "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma" ocupan las páginas 197-234 de la citada edición. La proliferación de notas léxicas y de interpretación del texto -hechas con criterios altamente pedagógicos- enriquecen, sin duda, su lectura, convirtiéndola en una actividad placentera].

La versión que nosotros vamos a reproducir de la "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma" está en castellano moderno, lo que facilitará aun más su lectura y puede acercar, así, el texto a cualquier lector con un mínimo nivel cultural. Y se debe a la maestría -y sensibilidad literaria- de María Brey Mariño [Esra edición está publicada en la colección Odres Nuevos; una colección que aspira a hacer accesibles al gran público los monumentos de la primitiva literatura española.]. De las dos partes estructurales del relato (Batalla de Carnal y Cuaresma -estrofas 1067 a 1209-, y Triunfo de Carnal y de don Amor -estrofas 1210 a 1314-), solo vamos a reproducir dos de las tres partes en que, a su vez, se estructura el primer apartado: Pelea, que se desarrolla del Jueves Lardero al Miércoles de Ceniza -estrofas 1067 a 1127-; y Confesión de don Carnal derrotado, el Miércoles de Ceniza -estrofas 1128 a 1172-. (Y excluimos de la publicación -por aquello de que "Lo bueno, si breve..."- la tercera parte: El final de la Cuaresma: del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo -estrofas 1173 a 1209-).

Advertimos al lector que para una lectura "juglaresca" de la "Batalla de don Carnal y doña Cuaresma" es necesario tener en cuenta el empleo del lenguaje popular por parte de Juan Ruiz, que contribuye, por momentos, a producir una impresiòn de habla familiar; su sentido del realismo, del que se vale para describir animadamente y con vigorosa exactitud el espectáculo de la vida cotidiana; su humor socarrón y bastante malicioso, que le sirve para llamar la atención sobre el aspecto cómico de la realidad diaria; la continua mezcla de lo cómico y lo serio, de la bufonada y la delicadeza, de la caricatura y de la idealización -y aquí reside una de las mayores originalidades de su obra-; y el empleo de la cuaderna vía, que con Juan Ruiz adquiere una extraordinaria flexibilidad y una ligereza insospechadas.

[BATALLA DE DON CARNAL Y DOÑA CUARESMA]

DE LA PELEA QUE TUVO DON CARNAL CON LA CUARESMA

  1. Acercándose viene un tiempo de Dios, santo; / fuime para mi tierra a descansar un cuanto, / de entonces a ocho días era Cuaresma, tanto / que puso por él mundo gran miedo y gran espanto.

[Desafío que la Cuaresama hizo a don Carnal].

  1. Estando yo en la mesa con don Jueves Lardero, / entregóme dos cartas un rápido trotero; / diré lo que decían, mas no lo haré ligero / pues las cartas, leídas, devolví al mensajero.
  2. De mí, Santa Cuaresma, sierva del Criador / y por Dios enviada a todo pecador, / a todos arciprestes y curas sin amor / salud en Jesucristo, hasta Pascua Mayor.
  3. Sabed que me dijeron que, hace cerca de un año, / se muestra don Carnal muy sañudo y huraño, / devastando mis tierras, haciendo muy gran daño, / vertiendo mucha sangre; con disgusto me extraño.
  4. Y por esta razón, en virtud de obediencia, / os mando firmemente, so pena de sentencia, / que por mí, por mi Ayuno y por mi Penitencia, / vos le desafiéis con mi carta de creencia.
  5. Decidle sin rodeos que de hoy en siete días, / la mi persona misma, con las mis compañías, / iremos a luchar con él y sus porfías; / temo no se detenga en sus carnicerías.
  6. Devolved al trotero la carta ya leída; / que la muestre a la gente, no la lleve escondida; / que no digan después que no fue conocida. / Fechada en Castro Urdiales y en Burgos recibida.
  7. Otra arta traía abierta y bien sellada, / una concha muy grande de la carta colgada, / que era el sello usual de la dama nombrada; / la nota es la que sigue, a don Carnal mandada:
  8. De mi, doña Cuaresma, justicia de la mar, / alguacil de las almas que se habrán de salvar, / a ti, Carnal goloso, que nunca te has de hartar, / el Ayuno en mi nombre, te va a desafiar.
  9. De hoy en siete días, a ti y a tu mesnada / haré que en campo abierto batalla sea dada; / hasta el Sábado Santo habrá lid continuada, / de muerte o de prisión no tendrás escapada.
  10. Leídas ambas cartas, comprendí lo ordenado, / vi que a mí me tocaba cumplir este mandado / pues no tenía amor ni estaba enamorado; / a mi huésped y a mí nos puso en gran cuidado.
  11. Yo tenía a don Jueves por huésped a mi mesa; / alzóse bien alegre, de lo que no me pesa. / Dijo: -“Yo seré alférez contra la infeliz esa; / yo lucharé con ella, pues me tienta la empresa.”
  12. Después de darme gracias por el mi gran convid, / fuese. Yo escribí carta y al Viernes dije: “Id / a ver a don Carnal, todo esto le decid; / que venga preparado el martes a la lid.”
  13. Las cartas recibidas, don Carnal orgulloso, / mostrábase esforzado, pero estaba medroso; / no quiso dar respuesta y vino presuroso / con una gran mesnada, pues era poderoso.

[Ejército de don Carnal].

  1. Amaneciendo el día del plazo señalado, / acudió don Carnal, valiente y esforzado, / de gentes bien armadas muy bien acompañado; / Alejandro, ante ellas, mostraría su agrado.
  2. Puso en las avanzadas muchos buenos peones, / gallinas y perdices, conejos y capones, / ánades y lavancos y gordos ansarones; / allí se ejercitaban, cerca de los tizones.
  3. Traían buenas lanzas de peón delantero, / espetos muy cumplidos, de hierro y de madero, / escudábanse todos con el gran tajadero; / en perfecta comida, ellos vienen primero.
  4. Detrás de los citados, están los ballesteros, / los patos, las cecinas, costillas de carneros, / piernas de puerco fresco, los jamones enteros; / detrás de todos éstos vienen los caballeros.
  5. Las tajadas de vaca; lechones y cabritos / que por allí saltaban y daban grandes gritos. / Luego, los escuderos: muchos quesuelos fritos / que dan con las espuelas a los vinos bien tintos.
  6. Seguía una mesnada nutrida de infanzones: / numerosos faisanes, los lozanos pavones / ricamente adornados, enhiestos sus pendones, / con sus armas extrañas y fuertes guarniciones.
  7. Eran muy bien labradas, templadas y muy finas. / Ollas de puro cobre traen por capellinas; / por adargas, calderas, sartenes y cocinas. / ¡Campamento tan rico no tienen las sardinas!
  8. Vinieron muchos gamos y el fuerte jabalí: / -“Señor, en esta guerra, no prescindas de mí, / puesto que muchas veces lidié con don Alí; / soy ducho en el combate y siempre en él valí.”
  9. No había terminado de pronunciar su verbo, / cuando he aquí que viene, velocísimo el ciervo. / Dijo: -“Señor, me humillo ante ti, leal siervo; / para poder servirte, ¿no soy acaso ciervo?
  10. A la revista acude, muy ligera, la liebre; / “-Señor, a la enemiga yo le causaré fiebre / con sarna y con diviesos y haré que no se acuerde / sino de mi pelleja cuando alguno le quiebre.”
  11. Vino el chivo montés con corzas y torcazas, / profiriendo bravuras con muchas amenazas: / “-Señor -dijo-, si a ella conmigo la entrelazas / no te hará mucho daño, aun con sus espinazas.”
  12. Se acercó paso a paso el viejo buey lindero: / “-Señor -dijo-, a pastar me echa hoy el yuguero / porque ya no le sirvo en labranza o sendero / pero te haeré servicio con mi carne y mi cuero.”
  13. Estaba don Tocino con mucha otra cecina, / tajadillos y lomos, henchida la cocina, / todos muy bien dispuestos para la lid marina. / La Cuaresma, más lenta, demostró ser ladina.
  14. Como es don Carnal muy grande emperador / y tiene por el mundo poder como señor, / las aves y las reses, por respeto y amor, / se presentan humildes, pero tienen temor.

  1. Estaba don Carnal ricamente instalado / en mesa bien provista, sobre opulento estrado; / los juglares, ante él, cual señor venerado; / de todos los manjares estaba bien colmado.
  2. Delante de sí tiene a su alférez humil, / hincada la rodilla, en la mano el barril / con que a menudo toca el son trompeteril; / hablaba mucho el vino, de todos alguacil.
  3. Cuando vino la noche, ya después de la cena, / cuando todos tenían la talega bien llena, / para entrar en contienda con la rival serena, / dormidos se quedaron todos enhorabuena.
  4. Esa noche, los gallos miedosos estuvieron, / velaron con espanto, ni un punto se durmieron / lo que no es maravilla, pues sus hembras murieron, / y así, se alborotaron del ruido que oyeron.

[Doña Cuaresma sorprende dormidos a don Carnal y a su ejército].

  1. Hacia la media noche, en medio de las salas, / entró doña Cuaresma, ¡Señor, Dios, Tú nos valgas! / Dieron voces los gallos y batieron sus alas; / a don Carnal llegaron estas noticias malas.
  2. Como había el buen hombre muy de sobra comido / y, con la mucha carne, mucho vino bebido, / estaba abotargado, estaba adormecido; / por todo el real suena de alarma el alarido.
  3. Todos amodorrados fueron a la pelea; / forman las unidades mas ninguno guerrea. / La tropa de la mar bien sus armas menea / y lanzáronse a herir todos, diciendo: -“¡Ea!”

[Combate entre los ejércitos de ambos combatientes y descripción del de doña Cuaresma].

  1. El primero de todos que hirió a don Carnal / fue el puerro cuelliblanco, y dejólo muy mal, / le obligó a escupir flema; ésta fue la señal. / Pensó doña Cuaresma que era suyo el real.
  2. Vino luego en su ayuda la salada sardina / que hirió muy reciamente a la gruesa gallina, / se atravesó en su pico ahogándola aína; / después, a don Carnal quebró la capellina.
  3. Vinieron muchas mielgas en esta delantera, / los verdeles y jibias son, del flanco, barrera; / dura está la pelea, de muy mala manera, / caía en cada bando mucha buena mollera.
  4. De parte de Valencia venían las anguilas, / saladas y curadas, en grandes manadillas; / daban a don Carnal por entre las costillas, / las truchas de Alberche dábanle en las mejillas.
  5. Andaba allí el atún, como un bravo león, / encontró a don Tocino, díjole gran baldón; / si no es por la cecina que desvió el pendón, / a don Lardón le diera en pleno corazón.
  6. De parte de Bayona venían los cazones / que mataron perdices y castraron capones; / desde el río de Henares venían camarones, / hasta el Guadalquivir llegan sus tendejones.
  7. Allí, con los lavancos, lidiaban barbos, peces; / la pescada habla al cerdo: -“¿Do estás que no apareces? / Si vienes ante mí, te haré lo que mereces. / Métete en la Mezquita, no vayas a las preces.”
  8. Allí viene la lija, en aquel desbarato, / tiene el cuero muy duro, con mucho garabato; / a costillas y a piernas dábales muy mal rato, / enganchándose en ellas, como si fuera gato.
  9. Acudieron del mar, de pantanos y charcos, / especies muy extrañas y de diversos marcos, / traían armas fuertes y ballestas y arcos: / ¡negra lucha fue aquesta, peor que la de Alarcos!
  10. De Santander vinieron las bermejas langostas, / muchas saetas traen en sus aljabas postas, / hacen que don Carnal pague todas las costas; / las plazas, que eran anchas, parecían angostas.
  11. Se había pregonado el año jubileo / y de salvar sus almas todos tienen deseo; / cuantos en el mar viven, venían al torneo; / arenques y besugos vinieron de Bermeo.
  12. Allí andaba la hurta, con muchos combatientes, / derribando y matando a las carnosas gentes; / matan a las torcazas las sabogas valientes, / el delfín al buey viejo arrancóle los dientes.
  13. Los sábalos y albures y la noble lamprea, / de Sevilla y Alcántara, entran en la pelea; / sus armas cada uno en don Carnal emplea / no le sirve de nada aflojar la correa.
  14. Muy bravo andaba el sollo, un duro zagalón, / en su mano traía gran maza de trechón; / dio en medio de la frente al puerco y al lechón, / mandó que los salasen con sal de Belinchón.
  15. El pulpo a los pavones no dejaba parar, / ni aun a los faisanes permitía volar, / a cabritos y gamos queríalos ahogar; / con tantas manos, puede con muchos pelear.
  16. Allí luchan las ostras con todos los conejos, / con la liebre combaten los ásperos cangrejos; / de una y otra parte bien baten los pellejos, / de escamas y de sangre van llenos los vallejos.
  17. Allí combate el conde de Laredo, muy fuerte: / el congrio, seco y fresco, que trajo mala suerte / a don Carnal; le acucia y le empuja a la muerte. / Don Carnal está triste, inconsolable, inerte.
  18. Cobrando algún esfuerzo, levantó su pendón, / valiente y esforzado va contra don Salmón / el cual de Castro Urdiales llegaba a la sazón; / hizo frente el hidalgo, no le dijo que no.
  19. amPorfían mucho tiempo, ambos pasan gran pena; / si a don Carnal dejaran, triunfara en la faena, / mas vino contra él la gigante ballena; / abrazóse con él, derribólo en la arena.
  1. Casi toda su tropa estaba ya vencida, / parte de ella muriera, parte se dio a la huida, / pero, aun derrotada, siguió en la acometida; / peleó cuanto pudo, con mano enflaquecida.
  2. Ya conservaba pocas de sus muchas compañas; / el jabalí y el ciervo huyen a las montañas, / le van abandonando las otras alimañas, / las que con él quedaron no valen dos castañas.
  3. Si no es por la cecina con el grueso tocino / -que estaba ya amarillo, pasado y mortecino / y luchar no podía de gordo, sin el vino-, / se encontraría aislado, rodeado y mezquino.

[Victoria de doña Cuaresma y prisión de don Carnal].

  1. La mesnada del mar reunióse en tropel, / picando las espuelas, dieron todas en él; / no quisieron matarle, tuvieron pena de él / y, junto con los suyos, le apresan en cordel.
  2. Trajéronlos atados, para que no escapasen, / ante la vencedora, antes que se librasen; mandó doña Cuaresma que a don Carnal guardasen / y que a doña Cecina y al tocino colgasen.
  3. Mandó colgarlos altos, a modo de atalaya; / que, para descolgarlos, allí ninguno vaya. / Pronto los ahorcaron en una viga de haya; / el sayón va diciendo: -“Quien tal hizo, tal haya.”»
  4. Mandó que a Don Carnal custodiase el Ayuno; / cerrado lo tuviesen, no lo vea ninguno / si enfermo no estuviese, o confesor alguno; / que le diesen al día tan sólo manjar uno.

Confiamos en que la muestra ofrecida sea suficiente como para lanzar al lector a continuar con la "batalla": Penitencia de don Carnal (estrofa 1128), Consideraciones sobre la confesión y su validez (estrofas 1129-1160), Contnúa la penitencia de don Carnal (estrofas 1161-1172)... Y tal vez así pueda dar el salto completo a la lecturas íntegra de la obra del Arcipreste de Hita, una de las cumbres de la literatura castellan medieval, que tanto va a influir en la literatura posterior (sirva como antecedente de Celestina el personaje de Trotaconventos, por ejemplo).

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