Con una investigación meticulosa que ha durado más de siete años, González nos transporta al siglo XIII, época de grandes batallas y turbulentas alianzas, como la cruzada albigense contra los cátaros. En esta entrevista, el autor nos revela los secretos detrás de su novela, cómo la historia y la ficción se fusionan, y qué desafíos enfrentó al retratar un pasado lleno de secretos ocultos y símbolos misteriosos.
¿Qué fue lo que inicialmente te atrajo de la cruzada albigense y los cátaros como tema central de la novela?
Me atrajo su verdad, su ascetismo y esa fe obstinada capaz de soportar el martirio en la hoguera. Una verdad que ponía en peligro los mismos cimientos de la iglesia, la institución más poderosa de la Edad Media.
En la novela mencionas la figura del rey como débil y conspirador. ¿Crees que ese simbolismo sigue vigente en los líderes actuales?
Quizás hoy se da más que nunca, aunque las sociedades han cambiado mucho y los actores son diferentes. En el siglo XIII un rey siempre estaba a merced de sus nobles. Muchos cuestionaban su autoridad y a veces era necesario imponerla por la fuerza. Jaime I heredera el reino de Aragón en quiebra y a unos nobles que se niegan a pagar impuestos y cuestionan fuertemente su figura. Sino hubiera sido por los templarios, hubiera sido asesinado antes de alcanzar la mayoría de edad.
La relación entre la iglesia y el poder es un tema crucial en tus libros. ¿Qué descubrimientos históricos influyeron más en tu narrativa?
La iglesia era el actor principal de esta época. Los cruzados habían perdido Jerusalén a manos de Saladino y la península ibérica se conformaba por distintos reinos cristianos que no se llevaban bien y existía un poder muy potente en el sur, el Imperio Almohade con capital en Sevilla. Algunos reyes cristianos estaban enfrentados entre sí y eran amigos de los musulmanes. Es la iglesia quien los fuerza a reunirse para un gran enfrentamiento, una gran cruzada contra los almohades. Al tiempo también prepara otra cruzada en Europa, “La albigense”, contra los cátaros, que profesaban unas creencias que ponían en peligro su propia existencia junto a unos nobles que las apoyaban.
La iglesia era el actor principal de esta época
La saga lleva más de siete años de investigación. ¿Cómo organizas tu trabajo entre el estudio histórico y la escritura creativa?
El estudio histórico es muy importante y no puede quedarse solo en meras referencias de la época, debe llegar a lo más profundo, al folklore, a los espacios, a los palacios y los templos. Es este estudio profundo, el que luego ayuda a que la historia fluya, a que el lector pueda situarse en aquella época con todos los aditivos necesarios para que la narrativa sea absolutamente cercana y veraz. El lector podrá sumergirse en aquel mundo tal y como debió ser, lo podrá vivir y sentir su pálpito.
¿Cómo decides qué detalles históricos incluir y cuáles dejar fuera para no sobrecargar al lector?
Inicialmente escribo con multitud de detalles históricos y prefiero no dejar ninguno fuera. Después, en lecturas posteriores comienza un trabajo de adelgazamiento, pues muchos datos no son necesarios. Esos datos que sobran, es la tensión de la historia quien los pone fuera de contexto, aunque en una primera fase es mejor tenerlos todos dentro.
¿Qué tan importante fue para ti visitar físicamente los lugares que aparecen en la novela?
En mi caso fue fundamental. Es importante situarse en aquellos lugares donde sucedieron aquellos hechos históricos, pero en mis novelas resulta fundamental ya que toda la trama histórica se entrelaza con los códigos ocultos que se encuentran en los templos de la ruta jacobea. La investigación por tanto no solo es desde un punto de vista histórico, sino que abarca también lo símbolos ocultos que dejaron los maestros constructores en los templos y que van a sorprender al lector.
¿Qué autores o libros influyeron en tu visión sobre el poder, la conspiración y la espiritualidad en la Edad Media?
Maurice Druon y su saga de Los Reyes Malditos, Dan Brown y El Código Da Vinci, y Ken Follet y Los Pilares de la Tierra. Todas ellas de alguna manera han influido en mis novelas.
¿Qué retos enfrentaste al entrelazar los elementos históricos con las tramas de aventuras y suspense?
Lo más difícil fue el estudio de las dos batallas más importantes. Las Navas de Tolosa y la batalla de Muret. Ponerlas en su contexto y contar la verdad de cómo fueron, libres de exageraciones y tópicos que son inevitables en los narradores de la época. Las armas de ambos contendientes, su manejo, sus defensas, las estrategias y las formas de atacar las fortalezas con gatas y fundíbulos. También fue un reto relatar la educación de un rey niño como Jaime I que mientras era acechado por todos lados, fue educado por los templarios en el Castillo de Monzón.
En la novela mencionas a un “rey intemporal” que vive en nuestro interior. ¿Qué representa esta figura en el contexto actual?
Ese rey intemporal lo vamos a descubrir a lo largo de la novela. Es un rey que vive en todos nosotros y que vamos a encontrar en muchos templos del camino. Representa aquella frase de san Pablo a los corintios, donde les anuncia que todos somos templos y que el espíritu de Cristo habita en nosotros. Por tanto, como decía Platón “Sois dioses, pero lo habéis olvidado”. Eso es lo que a través de símbolos y códigos cultos los maestros constructores en un recorrido iniciático nos van a desvelar.
¿Sientes que la escritura te ha ayudado a descubrir algo sobre ti mismo que antes desconocías?
Escribimos porque tenemos algo que contar y siempre que intentas contar algo debes explorar en tu interior para dar al lector cosas de verdadero valor. En ese camino introspectivo, que es inevitable, siempre descubres cosas que te ayudan a conocerte mejor.
¿Qué crees que aporta esta saga a la literatura histórica y de aventuras contemporánea?
Creo que aporta una nueva visión que va más allá de la mera referencia histórica con sus intrigas, su historia de amor y sus grandes batallas. Vamos a profundizar en la verdadera espiritualidad de los cátaros, en contraposición con la oficial de la iglesia a la que ponía en peligro y por eso instituyó la inquisición que no paró hasta exterminarlos por completo. Estamos ante un periodo apasionante de la historia.
¿Podrías adelantarnos algo sobre la tercera entrega de la saga?
Vamos a encontrar a un Jaime I más mayor con diecinueve años y ejerciendo como gran “Conquistador” en el terreno militar y en el femenino, ya que no sabemos en cual fueron mayores sus conquistas. Entre tanto los cátaros son masacrados en la Occitania, mientras se produce una huida de multitud de familias cátaras hacia los condados del sur. Al tiempo veremos cómo nuestro protagonista principal, el maestro templario Rodrigo de Tudela culmina su trabajo de investigación descubriendo los últimos códigos ocultos de los templos del camino de Santiago.
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