YO NO SOY LACAN (referencia a Jacques Lacan, psiquiatra y psicoanalista francés conocido por los aportes teóricos que hizo al psicoanálisis, sobre la base de la experiencia analítica y la lectura de Sigmund Freud, combinada con elementos de filosofía, estructuralismo, lingüística y matemáticas), navega, entre los límites de la psicología actual, buscando las claves por las que un asesino de doce personas es capaz de mantenerse a flote, mentalmente, en el mundo de hoy, donde la filosofía y la física han desbancado las fábulas religiosas y las normas de buena conducta, en esa vieja lucha entre la razón y cuanto existe más allá del orden establecido. Su narración nos recuerda al espíritu de los personajes de Rojo y negro, de El Lobo estepario, de La Caída, Rayuela o ese Jardín de los senderos que se bifurcan. Una novela con una trama sólida que, página a página, va cerrando los enigmas que un asesino crea, hasta cerrar un círculo perfecto en torno a su maldad.
Literatura que trasciende el género de la llamada Novela Negra. Aquí, la trama psicológica supera, en cada momento, lo imaginable, para dar paso al oscuro laberinto mental de un culto asesino múltiple, muy diferente a cuantos, hasta ahora, habían sido narrados en las novelas de misterio ya conocidas. Se trata de una Novela Negra más allá del puro entretenimiento, a la caza y captura del Mal en todas sus vertientes.
Manuel Salado, escritor heterodoxo, alejado de todas las corrientes literarias actuales, nacido en 1945 en un barco, atravesando el estrecho de Gibraltar, en tierra de nadie, entre la Península Ibérica y África, lo que debió marcar su nula pasión nacionalista.
Estudió en un colegio privado de la ciudad de Melilla. Más tarde cursó Arquitectura Superior en Sevilla. A continuación hizo Publicidad en la Autónoma de Madrid, conocimientos a los que dedicó 37 años de su vida, como Director de Publicidad de dos grandes empresas. Jubilado desde el año 2010, retoma con pasión su carrera literaria. Publica su primera novela en 1970, en Editorial Planeta, a la que le siguen diez más en Plaza&Janés, Seix Barral, y varias editoras más. Aunque tiene dos premios literarios, nunca se ha presentado a ninguno para promocionar sus obras. Entre otras cuestiones porque opina que la cultura debería ser gratis. Cree que ser escritor es de por sí un premio que no necesita comercio alguno, ni soportar los mecanismos esclavizantes que utilizan las editoriales para elegir qué obras son dignas de editarse.
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