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New York, New York
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El resurgimiento de las fiestas de la lectura en Nueva York: un fenómeno global que inspira a ciudades como Madrid y Barcelona

lunes 16 de diciembre de 2024, 22:21h

Diez años después, las fiestas de la lectura han vuelto a resurgir en Nueva York, creando espacios para disfrutar de la lectura en silencio junto a otros aficionados. Desde 2023, Reading Rhythms se encarga de organizar estos encuentros, que ya han tenido lugar más de un centenar de veces, atrayendo a un número creciente de participantes. La fiesta de lectura más numerosa ha congregado a 2.000 personas en diferentes lugares de la ciudad neoyorquina. Este diciembre, también están programadas actividades similares en ciudades como Los Ángeles, Londres y Roma. Además, es evidente que esta iniciativa literaria ha llegado a nuestro país.

Citas colectivas para la lectura han sido organizadas por Madrid y Barcelona, destacando el After lector en la capital española y diversas sesiones de lectura compartida en la ciudad condal. Además, Girona y Olot se han unido a esta iniciativa con el Festival de Literatura MOT. Sin embargo, ¿qué factores son determinantes para el éxito de estos encuentros literarios?

Alba Colombo, quien se desempeña como profesora en los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), destaca que "la experiencia de poder compartir el tiempo de lectura entre iguales" es lo que las hace únicas y exitosas. Según esta experta en gestión cultural de la UOC, "el hecho de estar en comunidad, compartiendo un espacio, con personas que hacen una misma actividad, que en este caso es leer, es el valor añadido e intangible que comportan este tipo de eventos".

Según Colombo, no es solo este factor el que ha permitido que las fiestas de la lectura crucen fronteras y se establezcan como una tendencia a nivel global. "Estos acontecimientos generan mucha comunicación, porque la gente habla de ellos", señala. De este modo, las fiestas de la lectura provocan un "impacto de difusión enorme en el sector literario y editorial", concluye Colombo.

¿Cuál es la razón por la que leemos?

Narcís Figueras, profesor en los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y especialista en cultura catalana contemporánea y patrimonialización literaria, sostiene que "la literatura es un gran factor de distracción, pero también de consuelo ante situaciones personales y afectaciones anímicas o emocionales. Enseña a conocer el mundo, las relaciones humanas, la vida interior, las relaciones de poder y de exclusión...". Por ello, este experto subraya la importancia de comenzar desde una edad temprana. "La lectura es un elemento clave de la formación de los niños, adolescentes y jóvenes para que puedan tener un acceso pleno a la cultura, a su desarrollo personal, una comprensión crítica del mundo y un buen dominio de la escritura", señala.

Existen numerosos y válidos motivos que justifican la promoción de la lectura. Por ello, resulta razonable dirigir una parte significativa de los incentivos hacia aquellos espacios donde los jóvenes se encuentran con libros, como son las bibliotecas y las escuelas. El profesor Figueras sostiene: "Es trabajo de la familia, de la escuela y de las instituciones públicas, a través de los equipamientos culturales". Sin embargo, también reconoce las dificultades que presentan los cánones establecidos: "Las lecturas por obligación en el sistema escolar tienen mala prensa como estímulo. Creo que hay que ofrecer espacios de lectura silenciosa en las aulas, como se tiende hoy en las aulas de primaria, pero dejando mucha libertad de elección de títulos, y combinarlo en secundaria y bachillerato con la propuesta u obligación de abordar algunas obras clásicas que hay que conocer, obras patrimoniales".

Incertidumbres y disparidades.

No todas las estrategias para fomentar la lectura son iguales ni abordan de la misma manera a grupos con diversas necesidades, orígenes y contextos. Nicolás Barbieri, profesor asociado en los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y especialista en gestión cultural, señala que "es muy importante pensar cómo se dirigen estas acciones a las personas y comunidades, porque a veces el efecto que generan es la estigmatización y el alejamiento de la lectura. Hay desigualdades en el acceso a la lectura y en las condiciones de este acceso".

Al analizar los datos de la Encuesta de derechos culturales de Barcelona 2022, que examinó el impacto de la lectura durante la pandemia, se observa que el cierre de bibliotecas afectó de manera notable a los barrios con bajos ingresos. En estos lugares, el 21,9 % de los encuestados otorgaron una alta puntuación al impacto, en comparación con solo el 6,9 % en los barrios de altos ingresos. Además, las personas de origen extracomunitario también experimentaron un efecto más significativo, con cerca del 21 % frente al 13,3 % de quienes eran originarios de Europa. Por otro lado, el porcentaje entre mujeres fue ligeramente superior (15,9 %) en comparación con el de hombres (13,2 %).

La lectura se convierte en una celebración.

La disminución en la comprensión lectora entre los jóvenes es notable, especialmente en aquellos que iniciaron su educación primaria durante la pandemia. Según Llorenç Andreu Barrachina, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC e investigador en trastornos del lenguaje, el impacto de la distanciación social es aún más severo. Afirma que los niños que tenían un año tras el confinamiento ya mostraban signos de un desarrollo lingüístico retrasado: "En muchos hogares, las horas que se dedicarían a la lectura se están dedicando a usar el móvil. Leer requiere un esfuerzo cognitivo; en cambio, puedes pasarte dos horas en Instagram sin darte ni cuenta".

Barbieri resume que "es una responsabilidad colectiva", señalando que los poderes públicos, como gobiernos, centros culturales y educativos, tienen un nivel de responsabilidad aún mayor. Sin embargo, también sostiene que desde una perspectiva comunitaria y colectiva, es posible llevarlo a cabo.

Las fiestas de la lectura de Nueva York, que promueven el ejercicio como un evento tanto social como físico, son un ejemplo de medidas de alcance vertical. Figueras sugiere que "ofrecer espacios libres de pantallas creo que siempre será bueno". Además, concluye que "como contrapropuesta de lo que es la costumbre dominante, creo que puede tener atractivo y hay que aprovecharlo".

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