¿Qué dirías que tiene tu última novela de especial?
Una gran confusión que no se aclara hasta la última página de la obra.
¿Qué has querido mostrar, narrar, contar en sus páginas?
La manipulación del poder oculto y del mundo ilegal que utiliza a la gente normal para sus intereses.
¿Cómo llegó hasta ti el argumento y la creación de los personajes?
Fue un estudio elaborado sobre la mafia lo que me llevó a una serie de personajes. Pero para hablar de ese mundo tan complejo y violento, necesitaba un narrador ingenuo, un tanto inocente, que no supiera lo que había detrás de cada gesto o de cada decisión.
En un porcentaje del uno al cien, ¿cuánto dirías que hay de tu vida real en lo que narras?
No hay nada de mi vida en esta novela; yo marco el terreno como persona y el narrador es un ciudadano inocente, un ingenuo, que cree que las cosas funcionan porque sí.
¿Cómo crees que reaccionarán los lectores a tu propuesta literaria?
Con asombro, sobre todo si piensan que están ante una novela negra típica.
¿Qué te ha sorprendido sobre lo que te han dicho los amigos o han escrito los críticos acerca de tu obra?
Que parece que no pasa nada en ella, pero se dan cuenta de que algo sucede. Una fuerza insospechada o una atracción que les engancha para llegar hasta la última página.
¿En qué te has inspirado para elaborar tu creación?
Dibujé una casa humilde antes de escribir la novela, estudié a la mafia italiana y dejé que la inspiración y la disciplina de escribir terminaran el trabajo. La casa me sirvió para saber dónde estaba y qué hacía cada personaje en todo momento.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir tu novela?
Una mañana apareció mi hija María Isabel para despedirse antes de ir al instituto, en ese momento le dediqué el libro: han pasado años, ella terminó la universidad y se independizó. El libro ha estado dentro de mí, con sucesivas correcciones, desde entonces hasta hoy.
El diseño de la carátula es impactante y la silueta, diría que es la tuya, ¿fue idea tuya dicho diseño?
Es un diseño de la editorial Verbum, pero el artista inglés David Brandon hizo unos carteles que han servido de orientación de la portada.
Comparte, si eres tan amable, un párrafo cualquiera de tu novela.
Esta podría ser la última novela que escribo; luego, si me acuerdo, en alguna página daré las razones de dicha información que, para los lectores, no tendrá ninguna importancia porque lo que sucede en este mundo mío, pequeño, doméstico, no suele interesar a nadie más que al que sostiene el candelabro de la luz que se abre a los callejones sin salida en los que se envuelve mi existencia. Después de tanto esfuerzo por sobrevivir y de realizar numerosos trabajos de subsistencia mientras escribía y creía que podría aportar mi visión del mundo a los que me pudieran oír, por primera vez yo también oía la voz del señor Baxter. El señor Baxter estaba sentado, la primera vez que lo vi parecía abatido, pero cuando me acerqué a él, se levantó y me estrechó la mano. Hola, soy el señor Baxter –dijo–, me alegro de conocerlo, yo mismo le enseñaré la casa.
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