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¡AHÍ LO DEJO!
Dique era tranquilo y precioso, nada que ver con los perros rabiosos que abundan en nuestra política
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Dique era tranquilo y precioso, nada que ver con los perros rabiosos que abundan en nuestra política

¡EL PERRO RABIOSO!

Los asesores de comunicación en Estados Unidos llaman "perro rabioso" a aquel que teniendo perdidas las elecciones se dedica a cantar las verdades del barquero. En nuestra piel de toro, que estamos en eso más adelantados que los de USA, los perros rabiosos están en el poder y muchos son perras. Baste mirar la bancada del gobierno. La OPUSición no le anda a la zaga y son unos ineptos, simple y llanamente. Azucena del Valle, nuestra psicóloga poligonera de cabecera, nos da una curiosa interpretación en ¡El perro rabioso! No se lo pierdan.

- Tralará, tralarí…

- Pero criatura, ¿dónde vas tan sola por el bosque a deshoras y con una cestita de dulces de leche? ¿Vas buscando a tu abuelita?

- ¡Que te jodan, Puri! Voy en busca de un buen zorro que me cuide las gallinas que abundan en este puto país de mis entretelas en que han convertido a mi Españita colorá.

- Calentita te veo, pequeño saltamontes ¿qué diatriba interior traes hoy en la mollera? ¿Te ha trastocado el veroño?

- A poco que te fijes en la fauna que nos circunda, te das cuenta de que los animales han invadido la ciudad. Y la política. Los jabalíes irrumpen en las carreteras provocando accidentes y merodean entre los cubos de la basura de los chaletes buscando alimento -léase chupaculos aduladores que sólo quieren sacar algún provecho y se arriman a lo que les echen-; los lobos bajan de la sierra a destrozar los tiernos corderitos y las vacas avileñas de mi pueblo ante la mirada impávida de los sincorbatados que pueblan los despachos y nunca han pisado una boñiga -léase los que jamás, hasta ahora, han tocado pelo y se dan cuenta de lo suavecito que está y no quieren soltar el abrigo-; las ardillas de un tal no sé quién que no han parado de recolectar nueces maduritas de árbol en árbol pero se les está acabando el chollo; los mad dogs (perros rabiosos) del partido de la rosa y de otros lares que no dejan de ladrar y gruñir alto para acojonar al que tienen enfrente… Un desatino, tía, un sindiós, un descontrol, un caos.

- Con la ira te has ido de película, El perro rabioso (野良犬) es un film noir japonés, subgénero policía procesal, dirigida por Akira Kurosawa en 1949, que muestra la amistad entre dos varones protagonistas como la principal relación de la trama y relega la relación hombre-mujer a una posición secundaria, bonita… Claro, que también, El perro rabioso es una película de género compleja que explora el destino de los soldados que regresan al Japón de la posguerra...

- He leído que el término hace referencia al siglo XVI, cuando "perro rabioso" se utilizaba para designar un tipo de cerveza fuerte, y el nombre comparaba la intoxicación resultante con el comportamiento de un perro rabioso. Y más cercano tenemos el cuento de El perro rabioso, del escritor uruguayo Horacio Quiroga, que fue publicado, y posteriormente retirado en la segunda edición de su libro Cuentos de amor de locura y de muerte, en 1917. Estaba escrito en primera persona, a modo de un diario personal.

- ¡Y qué tendrán que ver los cojones con las témporas! No encuentro similitud con la actualidad… ¿o lo dices por… y por…? ¡Ahí me has dao!

- No hay político que se precie que no tenga un par de rottweiler amarraitos a la bragueta prestos a saltar a la yugular del contrario a la menor controversia. Bien domados para no morder la mano que les da de comer.

- Eso, cuando el perro rabioso no es el líder, que haberlos haylos. Unos lo parecen y otros se camuflan con la piel de un corderito, por eso de la percepción de la imagen pública perfecta que quieren dar a los incautos votantes. Debiera ser obligatorio someter a los dirigentes a un test de aptitud psicológica - Gustavo González. Perfil-. Así sabríamos todos a qué atenernos al depositar la papeleta en la urna.

- Pero, vamos a seguir batiendo los güevos de esta tortilla ateniéndonos al artículo de Juan Carlos Tomás del Río, que habla de la teoría de la Terapia de Aceptación y Compromiso, desarrollada por Stephen Hayes. ¿Qué pasa cuando un líder ansioso y sin ética da su bocadillo de jamón a un perro rabioso que se encuentra en la calle cuando va a la oficina? Según el ejemplo del autor, al día siguiente prepara dos bocadillos previendo topase de nuevo al susodicho perro, pero ¡Ooh La La! A la mañana siguiente se encuentra dos perros rabiosos que le ladran furiosos cada vez con más fuerza… Y así continuó avanzando la semana hasta que llegó el día en que se dio de morros con una jauría hambrienta. ¿Y sabes cómo acaba la historia? Que el cretino acabó comprando cinco máquinas de hacer bocadillos… para poder calmar a todos y tenerlos contentos y calladitos.

- ¿Y quién pagaba el jamón del bocata, Vani?

- ¡Usted, señora contribuyente!, que diría el profesor Rodríguez Braun.

- Pues ahora que lo pienso, ya empiezo a ver las similitudes con el ganao actual… al general James Mattis, en Estados Unidos le apodaron "Perro Rabioso", porque una sus frases más célebres fue que matar gente "es tremenda fiesta"; Ronald Reagan llamó "perro loco" a Muamar Gadafi; Corea del Norte llama “perro rabioso” a Joe Biden; la izquierda nacional dice que "la derecha está ahí, como un perro rabioso, tratando de morder a todo lo que suene a avance social; “el loco” Javier Milei, retratado en el libro del mismo nombre por Juan Luis González, que cuenta el impacto transformador que tuvo para él la muerte de su perro Conan… y no sigo con más ejemplos porque daría para llenar folios y folios.

- Pues fíjate, tía, pensé que no eran tan peligrosos al enterarme de que también apodan a Miguel Ángel Revilla "Mad Dog", un suponer, y a tantos otros, que ya el término formar parte del argot popular. Convivimos con tantos perros rabiosos que empieza a ser complicado a qué loco elegir para que conduzca nuestros destinos. Los radicales hacen y dicen barbaridades, porque son infelices, buscan lo que les falta y siempre serán unos cabrones insatisfechos; muerden para superar sus propios miedos.

- Hay un dicho que afirma que "En la vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol". Disiento, criatura. Cambiar de pareja, está clarinete, de religión poco, de equipo de futbol nunca, y de partido político… algunos. Hay un voto visceral que no atiende a la razón y que seguirá unas siglas, aunque el líder nos lleve a la destrucción; también está el voto del cabreo; ahora el voto sexual… Se dice que cada grupo elige a quién lo refleja mejor, es decir, no se votan candidatos, sino a espejos con forma de candidatos.

- ¿Y cómo nos libramos de los que padecen El Síndrome de Hubris, que los griegos calificaban como orgullo o arrogancia frente a los dioses?, es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido y desprecio por las opiniones y necesidades de los demás y la omnipotencia que manifiestan… Creo que conozco a alguien que lo padece.

- Tal vez algún día, cuando se dé cuenta de que no puede acallar a los perros a base de bocadillos, que no son tan amenazantes y qué ha de controlar sus problemas de otra manera. Es posible que entonces pueda volver a la oficina sin tanto ruido.

- ¿Proponemos, entonces, hacer un test de locura -mejor que de normalidad- a los gobernantes? Me da que tendremos que esperar hasta que Juan baje el dedo…

- Por si acaso, ¡Ahí lo dejo, tía!, ¡Ahí lo dejo!

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