"Yo no seré La Implorante" es la historia de una mujer que luchó incansablemente por ser fiel a sí misma es. En el contexto de los últimos años del franquismo, el mayo del 68 en París y la agitación de la Movida Madrileña, se desarrolla la lucha de Mila, reflejo de una época convulsa. Las decisiones cruciales de Dori fueron impulsadas por la rabia y el coraje de la pintora mexicana Frida Kahlo. Por su parte, Mila encontró inspiración en la obra y la lucha desesperada de la escultora francesa Camille Claudel. Estas dos artistas, representativas de finales del siglo XIX y principios del XX, se entrelazan con las vidas de dos mujeres contemporáneas. ¿Qué vínculos existen entre estas cuatro mujeres? ¿Comparten acaso un destino similar? En "Tú eres azul cobalto" tu protagonista se inspira en Frida Kahlo; ahora, en "Yo no seré La Implorante" publicado por M.A.R Editor el personaje inspirador es la escultora Camille Claudel. ¿Por qué estas influencias? Con Frida Kahlo yo quería contar cómo una mujer de su época, a través de su vida y su arte, podía inspirar a una mujer de hoy en día. Cuando me planteo realizar esta segunda novela con la historia de Mila enseguida me viene a la mente que ella también se pudo haber inspirado en una artista, en este caso en Camille Claudel. Mujeres que lucharon por ser como ellas querían ser y no fueron reconocidas en vida como se merecían, su lucha también es la lucha de muchas mujeres hoy, no sólo en el arte (que se lo pregunten a las Guerrilla Girls) sino también en la vida; y lo que a mí me interesa es cómo el arte, que es reflejo de la vida, no es algo inútil, sino que influye en la realidad, influye en el pensamiento, en la vida y en el pensamiento de Dori y Mila, las protagonistas de las dos novelas. Camille Claudel fue una gran escultora que vio empeñada su vida por el amor imposible con Rodin. Eso influyó muy directamente en su salud mental. ¿Podemos hacer paralelismos? La historia de Camille es la historia de un drama afectado por muchas connotaciones, el amor por Rodin, el desamor por Rodin, intentar ser reconocida como escultora, y ser acusada de que copiaba a su amor, a su desamor. Tiene todos los ingredientes para bajar a los infiernos, lo interesante de todo eso no es cuando se baja, que también, sino el intento por salir de él, por reconstruirse y regresar. En ambas novelas las protagonistas son mujeres que se buscan a sí mismas. ¿Es un reflejo de una cierta época o es algo válido para todos los tiempos? Las novelas tratan de personajes que intentan encontrarse a sí mismas, de ser coherente consigo mismas, a mí juicio esto es más interesante de contar desde el punto de vista de una mujer, porque ellas suelen partir en situación de desventaja frente a los hombres en algunos aspectos, a veces tienen que luchar más para conseguir los mismos logros. Lo era antes, en la época de Camille, de Frida, y pese a que muchas cosas han cambiado (en algunos países solo), es algo que sigue sucediendo. Mila vive intensamente la Movida madrileña. ¿Cómo reflejas aquellos años? Espero que como fueron, años de querer romper cadenas, años de mucha libertad y de muchas expresividad cultural, años en los que se creía que la cultura podía cambiar las cosas.
¿Es no sólo el relato del cambio existencial de la mujer sino también un fresco de aquella época quizás en comparación con otras épocas? Creo que este que mencionas es uno de los temas de la novela. El cambio social que se produce en los 70, en los 80, en los 90, y cómo esos cambios influyen en la personalidad y planteamiento vital de los protagonistas. Sí, desde luego, es algo que me interesa mucho por experiencia propia, por ser consciente del cambio de prioridades de una generación a otra, y creo que deja la puerta abierta a otra nueva historia, quizás a una trilogía, con los planteamientos de otra nueva generación. Creo que tuviste largas conversaciones con algún protagonista de la Movida? ¿Te hizo replantearte algo de tu libro? Sí, mi editor, Miguel Ángel de Rus, me hizo un seguimiento muy fuerte de la novela, proponiendo cosas que consideraba necesarias, me hizo conocer a artistas que están un tanto olvidados, personalidades, y cuando la novela estaba ya casi terminada, tuve la oportunidad de dialogar con Patacho, quien fuera guitarrista de Glutamato Yeye, y con Ramón García del Pomar, quien fuera programador de la sala Rock Ola, que está muy presente en la novela. Fueron conversaciones emocionantes porque los dos fueron capaces de transmitirme la emoción de aquella época que ellos vivieron de primera mano. No me replanteé nada del libro porque yo ya había estudiado la época, pero sí me dieron mucha información que me permitieron precisar y añadir algunos aspectos y completar mejor la ambientación. Disfruté mucho de la conversación con los dos, y les estoy muy agradecidos, porque sin conocerme de nada, me atendieron de maravilla. Fueron dos de esas grandes experiencias que te regala el periodo de construcción de la novela, dos experiencias que suponen un enriquecimiento literario, pero también vital, para el escritor y para la persona. Es una obra con mucha documentación sobre varias etapas históricas. También tiene una cierta orientación filosófica ¿Ha sido para ti un proceso de aprendizaje? Sí, absolutamente, ha sido todo un proceso de aprendizaje personal, estoy muy contento por ello, también por esas reflexiones filosóficas que aparecen de vez en cuando, que me ha llevado a conocer a unos cuantos filósofos y filosofas en temas muy concretos y muy aplicables a la trama. Creo que he crecido, no sé si como persona, pero sí en conocimiento, y también en la manera que observar y comprender el mundo. Es precisamente por eso por lo que escribimos, por observarnos y comprendernos. ¿Se puede sacar alguna enseñanza de la lectura de tu novela sobre el cambio vital de las mujeres en las últimas décadas? No sé si alguna enseñanza, para el escritor es un éxito que provoque, al menos, la reflexión. Me encantaría que fuesen las lectoras y los lectores quienes respondiesen a esa pregunta. Puedes comprar el libro en:
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