Rafael de León es un poeta que aún espera ser reivindicado y colocado en el lugar que le corresponde por su indiscutible talento y méritos. La editorial Cántico presenta, por primera vez, la obra poética completa del autor, la cual compila en un solo volumen sus dos libros: "Pena y alegría del amor", lanzado en 1941, y "Profecía", publicado en 1954, este último en colaboración con Antonio Quintero. Además, se incluyen tres poemas inéditos que nunca fueron publicados anteriormente, junto a otros en los que también participó Manuel Quiroga. El volumen se complementa con un apéndice fotográfico que ofrece una mirada a momentos significativos de la vida del escritor y su entorno más íntimo, brindando a los lectores una poesía sorprendentemente actual, clara y de excelente técnica.
En un volumen que se publica por primera vez, se recogen versos inéditos en los que Rafael de León rinde homenaje a Federico García Lorca a través de un extenso poema. Este Réquiem, lleno de emoción por la muerte del escritor, es conocido y llorado por toda Granada. La obra comienza con estas líneas: “Lo mataron en Granada,/ una tarde de verano/ y todo el cielo gitano/ recibió la puñalada...”. Ante la trágica noticia, personajes como Doña Rosita, Mariana Pineda, Yerma y Bernarda Alba permanecen incrédulos. También se unen al lamento Ignacio Sánchez Mejías y Rosa la de los Camborios, figura femenina del Romance de la Guardia Civil española (incluido en Romancero gitano). Además, Rafael de León aborda el tema del amor a través de una relación desigual entre un hombre que supera los cincuenta años y un amor joven de veinte: «Un hombre que peina canas y que le dobla los años». El pueblo, ávido de chismes, no cesa en su murmullo sobre esta conexión. “¿En qué código de amores/, en qué partida de cargos/, hay leyes que determinen/ la edad del enamorado?”. Sin preocuparse por la edad, disfrutan de besos y confidencias mientras otros hablan sin parar en los colmados. El poeta también narra la historia de Sacramento, una madre que desea deshacerse del hijo que lleva en su vientre debido a la deshonra de ser madre soltera. No obstante, es la voz del hijo quien le hace reconsiderar su decisión desde el interior: “¡Qué miedo/ le dio al escuchar la voz/ que le salía al encuentro/, envuelta en hilos de sangre/ cortando su propio aliento!...”.
Se abordaron temas de pasiones, desengaños y amor no correspondido en su obra. El primer poema de sus “Cuatro sonetos de amor” refleja esto: “Decir 'te quiero' con la voz velada/y besar otros labios dulcemente,/ no es tener ser, es encontrar la fuente/que nos brinda la boca enamorada./ Un beso así no quiere decir nada,/ es ceniza de amor, no lava hirviente,/ que en amor hay que estar siempre presente,/ mañana, tarde, noche y madrugada./ Que cariño es más potro que cordero,/ más espina que flor, sol, no lucero,/ perro en el corazón, candela viva.../ Lo nuestro no es así, a qué engañarnos,/ lo nuestro es navegar sin encontrarnos,/ a la deriva, amor, a la deriva.”
Autor de la letra de coplas inolvidables como Tatuaje, Ojos verdes, María de la O, La Zarzamora...
Olvidado injustamente o quizás limitado al rol de letrista de copla, como si eso fuera un menosprecio, Rafael de León aún espera ser reivindicado y recibir el reconocimiento que merece. Cada vez son más las voces que apoyan su inclusión en el Grupo del 27, una generación poética con la que mantuvo amistad y a cuyos integrantes conoció. Nacido en Sevilla, falleció en Madrid en 1982 a causa de una embolia pulmonar. Su origen y la ciudad natal siempre estuvieron presentes en su memoria: “En Sevilla se muere/ con una muerte blanda y deseada,/ y el dardo que te hiere/ no es cuchillo ni espada,/ que es de flor y de sol la puñalada./ Yo mismo estoy herido/ por una rosa nueva y amarilla/ que del cielo ha caído/ dejando mi mejilla/ salpicada con sangre de Sevilla” (de “Las muertes de Sevilla”).
En el número 14 de la calle de San Pedro Mártir, en el corazón de Sevilla y no muy lejos del Museo de Bellas Artes, nació el 6 de febrero de 1908 Rafael de León. Era un jueves y, además, un año bisiesto. Con apellidos de nobleza, contaba con dos títulos de marquesado y uno de condado. Sus primeros mentores fueron los padres jesuitas del internado San Luis Gonzaga, ubicado en El Puerto de Santa María. Allí entabló amistad con Alberti. Posteriormente, durante su etapa universitaria en Granada, donde cursó Derecho, desarrolló una estrecha relación con Lorca. La voz de Rafael de León resuena con los ecos y las características de la Generación del 27 en su fase inicial, época en la que Lorca creó Romancero Gitano. Su poesía se presenta como el ala más arraigada a la tradición lírica popular dentro del grupo, mostrando un fuerte acervo españolista. Tal vez por esta razón, su obra se encuentra indisolublemente ligada a la copla; junto a Antonio Quintero y Manuel Quiroga formó un triunvirato excepcional que dejó huella en el género con algunas canciones inmortales. Entre sus composiciones destacan Tatuaje, Ojos verdes, María de la O y La Zarzamora, entre muchas otras.
Puedes comprar el libro en: