Beatriz Osés: "El miedo que generan las novelas de terror es terapéutico; porque se da en un espacio controlado como es la lectura y por todo lo que te puedes reír con los personaje"

La autora ha compartido su intención respecto a los personajes. "Siempre he querido escribir sobre alguien que investigase su propio caso. Aquí lo vemos en Izan, el personaje principal y quien cuenta la historia. Los tres, tanto Emma como Camelia e Izan, son imperfectos; todos sienten miedo. Me gusta que sean personajes reales, con defectos, que entren en conflicto o resulten un poco insoportables. Esto hace que la trama capte el interés del lector y le permita identificarse", expresa.

Osés ubica esta narrativa en un entorno tanto aterrador como auténtico: el Cementerio de Everden, ubicado en el municipio de Bremen, estado de Illinois (Estados Unidos). Este lugar es comúnmente conocido como Bachelor’s Grove y ha ganado notoriedad a nivel nacional debido a los supuestos avistamientos de fantasmas, la presencia de esferas luminosas flotando sobre las tumbas y otros fenómenos paranormales, incluyendo la manifestación de un perro espectral. "Todo lo que aparece en el libro, las calles, las casas, las cafeterías, es real. Al principio me costó comenzar a escribir, pero vi algo allí que me recordó a una escena de Erik Vogler y sentí que era una señal. Enseguida supe que aquí había una historia", comenta Osés.

Beatriz Osés tiene una habilidad notable para combinar la tensión y el humor de forma ingeniosa. Sus exitosas series anteriores, Erik Vogler y Albert Zimmer, son un claro ejemplo de ello, donde la intriga y lo macabro están siempre presentes. Sin embargo, ella lo expresa con claridad: "Un teledirario es mucho más agresivo que cualquiera de mis libros. Se puede hablar de todo, hasta de la muerte, desde el humor", afirma.

Considerar el miedo como una herramienta pedagógica es algo que Osés ha comentado, señalando que todos sentimos cierta atracción por esa tensión controlada que genera. "Esa es su gran virtud", afirma. Además, menciona que "algunas psicólogas utilizan este tipo de novelas en sus sesiones con jóvenes que necesitan superar sus miedos". Según él, cada vez que aborda su mayor temor, el miedo a la muerte, logra superarlo. Este proceso resulta terapéutico, especialmente porque permite reírse con los personajes y controlar la experiencia como lector.

La protagonista:

Camelia Dunkel, la tarotista

La presencia de una protagonista tarotista ofrecía muchas posibilidades. Las consultas que realizaría se entrelazarían con el caso policial, añadiendo un toque humorístico y aliviando los momentos más intensos. Para mí, esto funcionaba como un recurso cómico, ya que me identificaba con ello. Decidí adquirir un tarot y profundizar en el tema. Estas narrativas brindan la oportunidad de explorar cuestiones fascinantes, como experiencias cercanas a la muerte o rituales de enterramiento... Y desde pequeña, siempre he sentido una gran atracción por estos temas.

Las imágenes.

"Algunas ilustraciones nos generaban temor por su posible dureza. Es importante que la editorial esté atenta a las preocupaciones de los padres, entre otros aspectos. Sin embargo, Beatriz y Mónica tenían una visión muy definida al respecto, y estoy convencida de que hemos hecho una elección acertada", ha comentado Anna Casals.

Mónica Armiño, responsable de las ilustraciones de El cementerio de Everden, tenía claro su objetivo de desinfantilizar los dibujos. "Descartábamos pecar de infantiles y que a los más mayores les resultara inapropiado o aburrido leerlo, así que optamos por un estilo más adulto, en blanco y negro, con tintas de corte realista y potente, para abrirnos a más público", afirma Armiño.

Finalmente, al ser preguntada sobre cómo se resolverá la trama principal al finalizar la colección, Beatriz Osés ha sido contundente: "El final es muy fuerte. No quiero un dramón moñas".

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