Dentro de la colección de la editora madrileña, hoy les ofrezco una obra genial de la Historia Antigua. Este personaje de la Antigüedad romana, fue un polímata, que es aquel ser humano que tiene múltiples conocimientos científicos, artísticos y humanísticos. Así se puede calificar a Marco Terencio Varrón. Sería escritor, poeta, teórico de la música, filósofo, historiador de la Roma Antigua, gramático, analista y militar de la Roma del final de la República del SPQR. El presente tratado sobre Agricultura es la única obra que se conserva del autor, sapientísimo por antonomasia. Este libro es un ensayo dialogado y sistemático, en tres libros, sobre la agricultura, y en este volumen, el autor incluye estudios sobre la ganadería y la cría de animales de corral o de granja. «Marco Terencio Varrón (116-27 a.C.) fue un auténtico sabio, un simpar polímata, ante el que san Agustín se admiró tanto de lo mucho que había leído como de lo mucho que había escrito. Sin embargo, de sus numerosísimas y muy variadas obras solo conservamos completa ‘Las cosas del campo’. Lejos de constituir un mero tratado sobre la agricultura, la ganadería y los animales de corral, ‘Las cosas del campo’ viene revelándose como una compleja síntesis en la que -además de aspectos puramente técnicos- se incluyen también el diálogo filosófico y la sátira, y en la que, dentro de una dramatización, el propio autor interviene como personaje literario. Este, a lo largo de tres animadas charlas con diversos amigos y conocidos, nos revela el ambiente social y político de la Roma del momento, a veces teñido de auténtica tragedia, si bien acá y allá no falta un humor inconfundiblemente varroniano. Todas estas características confieren una indudable calidad literaria y un interés actual a esta obra de Varrón, a quien Petrarca considerara -tras Virgilio y Cicerón- “il terzo gran lume romano”». Varrón considera al cartaginés Magón como el padre de la ciencia agrícola, y la mayor autoridad no romana sobre lo que hoy nos ocupa y preocupa. El autor púnico, que vivió en la época de los graves enfrentamientos bélicos entre Roma y Cartago, escribió unos 28 libros, de los que solo se conservan unos sesenta fragmentos más o menos. Tan importantes eran sus libros, que fueron traducidos hasta en cuatro ocasiones, tres al griego y una al latín; y un servidor que tiene un correcta y documentada tendencia hacia los púnicos, celebra que hasta en esto estuviesen, los africanos, por encima de los hombres y mujeres del río Tíber. La conocida por los romanos fue una realizada hacia el año 146 a.C., aciaga fecha que conmemora y subraya uno de los grandes genocidios de la Antigüedad, como fue la destrucción de Cartago por las tropas legionarias de Publio Cornelio Escipión Emiliano, acompañado por su secretario cronístico que era Polibio. Este tratado del púnico incrementó, taxativamente, el rendimiento de la agricultura romana. En la actualidad, se considera claramente a la obra de Marco Terencio Varrón como una obra literaria, y no solo como un tratado dedicado a la agricultura. Con todas estas obras se tiene, sobre la Antigüedad, la idea de que existía una preocupación máxima con respecto a cómo poder obtener un rendimiento efectivo del campo, y de esta forma poder alimentar, coherente y eficazmente, a la población. Otro elemento destacado es el relativo al enorme sentido del humor que tiene la obra. “Después de Columela y Plinio, son pocos los autores latinos antiguos que, de una u otra manera, tratan de agricultura. De ellos, los conservados no citan a Varrón ni, al parecer, lo tienen como fuente directa en algún aspecto de su obra. Es especialmente el caso de Paladio, aunque quizá de forma indirecta le haya llegado algo del tratado agronómico varroniano. Pero de esto no cabe deducir que CC fueron completamente desconocidas durante este periodo, porque encontramos citas de esta obra en la miscelánea de Aulo Gelio, en los artígrafos Carisio y Diomedes, en las eruditas Saturnales de Macrobio, en el léxico de Nonio Marcelo e incluso en las monumentales Instituciones del tardío Prisciano. Sin embargo, lo que hay que tener en cuenta en términos generales es que, a fines de la Antigüedad, Varrón era conocido fundamentalmente no por sus textos gramaticales ni por su tratado agronómico, que, como tal, había sido sustituido por el de Columela y el de Paladio, sino por sus obras teológicas o enciclopédicas”. En Bizancio el tratado sobre agricultura de M. T. Varrón sí está muy presente en la obra de Casiano Baso titulada las Geopónicas, escrita entre los siglos V y VI d. C. En la época del Humanismo, se utilizaron los textos de los agrónomos romanos como algo esencial, y de aplicación obvia, para mejorar los cultivos de sus campos. Y Marco Terencio Varrón está de nuevo presente entre los estudios de los principales tratadistas de la época. En el Renacimiento, los testimonios de la utilización de la obra de Varrón son indubitables y abundantes; uno de ellos será Charles Estienne que los reúne y reorganiza en forma de opúsculos con el título de Praedium rusticum. En el siglo XVIII los geóponos son muy cultos, conocen el latín y el griego, por lo que son capaces de interpretar los textos agrónomos del clasicismo. Varrón nacería en Rieti en el año 116 a.C., y moriría en Roma en el año 27 a.C. Sería Cuestor y Pretor de Roma. Estaría luchando, como lugarteniente, en las legiones de Gneo Pompeyo Magno, en la guerra civil del año 49 a.C. contra Gayo Julio César, de quien obtendría el perdón, y sería nombrado director de las bibliotecas públicas de Roma. Marco Antonio le confiscaría sus bienes, pero Gayo Julio César Octaviano se los restituiría. “Esto decíamos nosotros. Pero entonces, un alboroto a nuestra derecha y nuestro candidato, designado edil, entra en la franja ancha en la Casa de campo. Nosotros le salimos al encuentro y, tras felicitarle, le acompañamos al Capitolio. Después, aquel a su casa y nosotros a la nuestra, mi querido Pinnio, una vez que habíamos tenido, sin ánimo de profundizar, la charla sobre la cría de animales en la casa de campo que acabo de exponer”. En este momento en las tierras de las Españas se conservan únicamente dos manuscritos de CC, ambos del siglo XV, en papel, con los tratados agronómicos del hispano de Gades/Cádiz, Columela (Lucius Junius Moderatus Columella. Año 4 a.C.-Tarento/Magna Grecia, ca 70 d.C.), de Marco Terencio Varrón y de Marco Porcio Catón de Útica (Marcus Porcius Cato Uticensis. Roma, 95 a.C.-Farsalia, 48 a.C. Suicidio, extrayendo sus propios intestinos. ‘Catón, a regañadientes acepto tu muerte, como a regañadientes hubieras aceptado que te concediera la vida’). En suma, una obra singular, que merece todos mis parabienes, por su magisterio, en relación histórica con la Antigüedad romana, tratado esclarecedor y excelente. «Honorum populi finirs est consulatus. ET. Panem et circenses». Puedes comprar el libro en:
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