Lo entiendo, lo comprendo. Con el sol, el calor y las endorfinas se nos va un poco la olla. Es verano, la gente fluye, se dispersa, se ilusiona. Hasta Letizia ha dado un paso más superando sus propias líneas rojas. Su vestido corte sirena Hugo Boss, plateado, insinuante, súper escotado tan ceñido que se marcaba todo (y todo es todo) ha provocado un escándalo internacional.
La revista alemana “Bunte” ha sentenciado: “Más adecuado para una quinceañera que para una reina”. No estoy de acuerdo. Una quinceañera como su hija, la infanta Sofía, jamás se pondría un oufit así. Que me digas que es más propio de Beyoncé, Jennifer López o una it girl, vale, me callo. No sé qué pensará Felipe, la reina emérita o la corte de Zarzuela. Pero Letizia lo tiene todo muy claro. Ella es una reina consorte de la UE. O sea, de perdidas al río …o a la pasarela.
Y no empecemos a tocar los ovarios con el edadismo femenino. Dice Battiato que el sentimiento nunca envejece ¿O prefieres que cite a Goethe y el “eterno femenino”? Dónde está el ministerio de Igualdad para defender el empoderamiento de la mujer. O el ministro Albares. No entiendo a qué espera un tipo tan versado en glamur como él, para dar una rueda de prensa glosando el estilo y la elegancia sin parangón de la reina de España. Y de paso desviar la atención de Puigdemont y los mozos de escuadra. Que, por cierto, así te lo digo ministro, eso sí que es quedarse en bragas.
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