Otro libro magnífico de la editorial Almuzara, que realiza un esfuerzo inconmensurable en el análisis de la Historia. Este volumen es muy interesante, ya que el pueblo de la Antigüedad que nos ofrece siempre ha tenido un misterio y un interés preferentes. Este pueblo tan simpar proviene del subcontinente indio hasta el área del denominado como Creciente Fértil y el Egipto faraónico. Por consiguiente, estamos ante un pueblo que evolucionó desde el nomadismo hasta el sedentarismo, necesario para conformar un grupo identitario, y de esta forma conseguir áreas y territorios de explotación agrícola. “Porque el registro histórico, ausente entre los grupos nómadas, es, hasta el día de hoy, uno de los grandes problemas que desafían a cualquier especialista dedicado a grupos tan dispares como los escitas, los hunos, los sármatas, los xiongnu, los xianbei o los huna entre otros”. El gran historiador griego Heródoto nos indica que, por la presión importante de los masagetas, estos se vieron obligados a cruzar el río Araxes y dirigirse hasta las tierras de los cimerios. La batalla debió ser muy sangrienta, y tras recoger a los caídos, los supervivientes se dirigieron a una nueva tierra, lejos del yugo asfixiante de los enemigos. Cuando los escitas llegan a la patria de los cimerios, se producirá una gran batalla, y tras ser derrotados se verán obligados a abandonar sus territorios ancestrales, aunque los monarcas estaban decididos a defender cada centímetro de su patria, pero el resto de la comunidad se negó, y decidieron salvar vidas y recursos ya en otras tierras. No obstante, todo se hizo en contra de los deseos de la oligarquía que no deseaba marcarse de sus tierras, y abandonar bienes importantes y posiciones sociales preeminentes. Tras la batalla perdida, los cimerios honraron a sus muertos y se dirigieron hacia las tierras del Cáucaso, en las riberas del río Tiras. Aunque, los escitas seguirían persiguiéndoles para tratar de someter a los últimos reductos de los enemigos cimerios, y tras vencerlos, desear subyugarlos. “Tanto Dumezil como los demás eruditos que han tocado este episodio fundamental en la historia de los cimerios, abogan por un hipotético poso real, aunque deformado: sería la bella narrativa del fracaso cimerio ante el empuje escita, enmascarado por una heroica inmolación de sus líderes, quienes fueron a su vez incapaces de defender a su pueblo y expulsar a los invasores”. En las estepas del Asia Central, parodiando el extraordinario poema sinfónico del grandioso compositor ruso Alexei Borodin, siempre han sido las tierras donde se han producido flujos y reflujos de movimientos de pueblos enteros o parciales. La historiografía griega ulterior indica que la cultura cimeria siguió perviviendo dentro de la preeminencia escita. «Desde los grandes monarcas aqueménidas, Ciro y Darío, hasta el gran conquistador macedonio Alejandro Magno, los escitas y los pueblos iranios en general, encarnaron un auténtico desafío militar ante todos los grandes estados nacidos en la Antigüedad. Procedentes de sus lejanas y desconocidas tierras del norte, los escitas fueron mitificados, temidos, despreciados e incluso admirados, ayudando a crear durante generaciones el arquetipo del bárbaro (y letal) arquero a caballo, del que jamás se separarían, incluso después de haber desaparecido de la Historia. El presente libro subsana el vacío de los estudios sobre pueblos escitas en habla hispana: conoceremos sus singulares formas de combate, sus complejos y temidos ritos, así como las claves del éxito de su adaptación a un medio tan complejo para la vida humana como lo fue y sigue siendo, la estepa euroasiática. Más allá de la imagen del guerrero a caballo, los escitas, consiguieron convertirse en un hilo conector que comunicó toda Eurasia, ayudando a expandir numerosos elementos culturales, militares y antropológicos, nacidos de ese extraño y lejano escenario perdido en el este, de donde nacerían otros grandes pueblos conquistadores, como los turcos o los mongoles. Una obra imprescindible que aborda, por primera vez en lengua española, el fenómeno escita». Tras su marcha desde las estepas del Ponto Euxino, los cimerios emigrantes deben escapar del dominio de los escitas, y para ello deben dirigirse hacia el sur, buscando poder refugiarse en unas de las montañas más importantes de la Eurasia Occidental, y este sistema de cúspides geográficas es el Cáucaso. Será aquí, donde defendidos por esa defensa natural tan abrupta, les será posible recuperar su independencia y evitar un ataque directo de los escitas. Los cimerios, por lo tanto, podrán prosperar y recuperar así la independencia frente a pueblos vecinos muy poderosos y belicosos, tales como los crueles asirios, y los eficaces urarteos. De esta nueva situación sociopolítica en el área transcaucásica, solo tenemos noticias fidedignas transmitidas por las tablillas acadias, donde se indica la existencia de constantes enfrentamientos con los recién llegados cimerios. Una de las informaciones más prístinas es la que proviene del príncipe heredero asirio Senaquerib, en la que informa a su padre Sargón II “el Grande” de la derrota del Reino de Urartu frente a los cimerios, quienes han conseguido hasta aherrojar a rehenes urarteos. También se van a producir enfrentamientos entre los escitas y la monarquía macedónica, el soberano de Macedonia es Filipo II, que es el padre de Alejandro III “el Magno”; hasta tal punto es grave la cuestión, que el astuto e inteligente monarca macedonio ordenó, de forma taxativa, la condena a muerte por Alta Traición para todas aquellas unidades que organizasen la huida o la deserción en el frente de batalla contra los soldados escitas. “Con esta premisa, en la que la infantería política estaba obligada a combatir, respaldada además por la seguridad de la caballería, que podía ser enviada en cualquier momento como unidad de refuerzo ante el ataque de la caballería escita a los flancos, el éxito macedonio era ciertamente posible”. La densidad narrativa de la obra es indubitable, complicada de leer y comprender, porque exige, y esto es muy positivo, desde mi modesto punto de vista, que para realizar un acercamiento a la Historia se posean unos conocimientos previos, aceptables; y más si cabe en el final de la Historia Antigua, donde el movimiento de pueblos marca el futuro de los límites y los pueblos de la Europa del Medioevo que se alumbra. Este libro es muy importante, y obviamente la editorial siempre realiza un esfuerzo impresionante para que sus publicaciones literarias llenen, de forma magnificente, los vacíos existentes en la historiografía hispana de la Antigüedad. En suma, recomiendo, de forma prístina la lectura de este volumen sobre uno de los pueblos más interesantes y crípticos de la Historia europea antigua. Con este acercamiento espero haber podido dar unas pinceladas divulgativas sobre uno de los pueblos de la Antigüedad más conspicuos de su época. «Primum non nocere, secundum cavere, tertium sanare». Puedes comprar el libro en:
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