Miguel Córdova Colomé, originario de Tabasco, es Licenciado en Ciencias de la Educación y Maestro en Métodos de Solución de Conflictos y Derechos Humanos, lo que ha marcado profundamente su perspectiva y enfoque literarios. Estudió el Diplomado en Creación Literaria en la Escuela de Escritores “José Gorostiza” y Literatura en el Centro de Desarrollo de las Artes de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Córdova Colomé ha impartido talleres de creación literaria en diversas instituciones y en el 2015 obtuvo el apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico "PECDA" en la categoría "Jóvenes Creadores". En el 2016 ganó el premio de poesía "Teresa Vera" y tiene publicados los libros de poesía La palabra y el viento (IECT-CONACULTA) y Brindisi (Ediciones UJAT). Sus poemas y cuentos han aparecido en diversas revistas literarias y antologías nacionales.
Esta conversación nos permite adentrarnos en la visión y la trayectoria de una de las voces emergentes de la literatura tabasqueña, quien, a través de su obra, busca establecer un diálogo con sus lectores y contribuir a una transformación social.
Espero que esta charla sea del agrado de los apreciables lectores.
Entrevista:
Melissa Nungaray: ¿Qué evento o circunstancia detonó tu decisión de combinar tus estudios académicos en Educación y Derechos Humanos con tu vocación por la escritura?
Miguel Córdova Colomé: —Desde pequeño tuve facilidad para inventar historias. Recuerdo que en la primaria participaba mucho en actividades creativas. Una vez, un profesor de quinto año de primaria pidió que escribiéramos un cuento, y redacté varias cuartillas sobre un viaje espacial, un tema que me fascinaba por mi fascinación en la astronomía. Esa experiencia de poder crear mundos y personajes a través de las palabras me marcó profundamente y sembró en mí la semilla de la escritura.
Con el tiempo, las historietas que solía leer se transformaron en libros, y comencé a conocer autores y obras de la literatura universal. Esa etapa fue fundamental para mí; en la adolescencia, se desarrolló en mí un deseo de ser escritor, pero también una inquietud por entender el mundo y las injusticias que lo rodean.
Decidí estudiar Educación porque entendí que el conocimiento puede ser una herramienta poderosa para generar cambios. Quería ser un educador que inspire a otros a encontrar su voz a través de la escritura. Por otro lado, mi interés en Derechos Humanos surge de la necesidad de defender a los más vulnerables, un aspecto que también se refleja en mi obra literaria. Creo firmemente que la literatura y la educación pueden y deben coexistir, cada una enriqueciendo a la otra. En mi camino, encontré que estas disciplinas se complementan, y así, decidí combinar mis estudios en educación y derechos humanos con mi vocación por la escritura.
Partiendo de la afirmación de Juan Ramón Jiménez de que “la poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos”, ¿de qué manera has buscado en tu propia obra poética acceder a esa dimensión de lo “absoluto” a través del lenguaje simbólico?
—En mi obra poética, la imagen de la palabra es un símbolo recurrente y fundamental, ya que es la forma en que se materializa la poesía en la literatura. La palabra no sólo transmite ideas y sentimientos, sino que también se convierte en un vehículo para explorar lo absoluto.
Para mí, lo absoluto está siempre presente en el proceso creativo. Es una búsqueda constante del artista por crear algo que, aunque sea imposible de alcanzar en su totalidad, intenta ser independiente y original. El arte se nutre de los antecedentes y las influencias de otros artistas, pero siempre persigue una forma de expresión única.
Mi entorno, tanto natural como social y cultural, influye profundamente en los símbolos que utilizo en mi poesía. Mi obra es un reflejo de lo que soy, de lo que observo y experimento. Cada poema es un fragmento de mí mismo que dejo en la página, una expresión de mis vivencias y percepciones. En este sentido, el entorno se convierte en una parte integral de mi proceso creativo, moldeando y dando forma a los símbolos que exploro en mis escritos.
Si tuvieras que elegir una sola de tus obras, ya sea un poema o un cuento, que mejor represente tu esencia como escritor, ¿cuál sería y por qué?
—Cada texto que he escrito es una parte de mí, pero si tuviera que elegir uno que represente mi esencia como escritor, sería el poema número 9 del poemario Brindisi. Este poema dice:
Cuando se vaya la luz
y pretendas la fuga
primero toma unas hojas en blanco
y con un pedazo de carbón
intenta dibujar la oscuridad que te rodea.
Escribe las palabras que surgen del silencio
y entrégalas a la tenue lumbre
que busca salvarnos de la oscuridad.
Y ve arder la experiencia
junto con los libros que nos acompañaban durante el día.
Deja que ardan.
Que las cenizas se eleven
y la luz vuelva a nacer
de la voz que fluye en sus llamas.
Este poema me recuerda un momento específico que tuvo un impacto profundo en mi vida. Recuerdo una noche calurosa cuando, junto con mi familia, tuvimos que huir de un apagón de luz que nos dejó en la oscuridad absoluta. En medio de ese caos, me di cuenta de que, a pesar de no tener nada tangible a nuestro alrededor, nuestra experiencia y nuestras palabras eran lo único que realmente teníamos para enfrentar la situación.
La imagen de las hojas en blanco y el carbón es una metáfora de cómo, en momentos de crisis, recurrimos a lo más esencial de nosotros mismos. En la oscuridad, buscamos crear y expresar algo que nos permita enfrentar la adversidad. La experiencia que compartimos y la forma en que la narramos se convierten en nuestro refugio y en la luz que nos guía.
Este poema es un reflejo de cómo la escritura y la poesía, el arte en sí, se convierten en una forma de resistencia y supervivencia, incluso cuando todo parece desmoronarse. Representa la esencia de mi búsqueda constante por transformar la experiencia en palabras y encontrar la belleza y el significado en medio de la oscuridad.
¿Qué autores de Tabasco o de México han sido más influyentes en tu desarrollo como escritor?
—En mi desarrollo como escritor, varios autores de Tabasco y México han tenido una influencia significativa.
José Carlos Becerra es uno de los más destacados. Su poesía, marcada por una profunda tragedia personal, me ha enseñado sobre el camino incierto del artista. Becerra se dedicó a buscar sus sueños y a expresar sus visiones poéticas con una intensidad que, tristemente, lo llevó a enfrentar dificultades extremas, incluyendo su propia muerte. Su obra es un testimonio de cómo el arte puede ser un camino arduo y, a veces, trágico. Esta perspectiva me ha influido al entender que la creación artística no siempre es un camino fácil, pero que es esencial persistir en la búsqueda de nuestra propia voz y expresión.
Josefina Vicens es otra autora clave. Su obra narrativa, especialmente El libro vacío, aborda temas profundos con una precisión y un estilo únicos. La forma en que Vicens explora la psicología de sus personajes y la estructura de sus historias me ha inspirado a experimentar con la narrativa en mis propios escritos. Su habilidad para entrelazar lo cotidiano con lo introspectivo me ha enseñado a mirar más allá de lo superficial y a profundizar en la complejidad de mis personajes y tramas.
Héctor Carreto es un poeta que también ha dejado una marca en mi desarrollo. Su poesía satírica, que a menudo burla la moral y lo absurdo de lo cotidiano, ofrece una perspectiva crítica y humorística sobre la vida. Esta capacidad de Carreto para cuestionar y satirizar lo cotidiano me ha influenciado a explorar el lado irónico y crítico en mi propia escritura. Su obra demuestra que la poesía puede ser un medio potente para reflexionar sobre la realidad y subvertir las convenciones, algo que he intentado incorporar en mis propios textos.
Cada uno de estos autores ha aportado una perspectiva única que ha enriquecido mi comprensión de la literatura y ha moldeado mi enfoque creativo. Sus obras no solo me han influido en términos de estilo y técnica, sino que también me han enseñado lecciones importantes sobre la dedicación, la profundidad y la autenticidad en el proceso creativo.
Emily Dickinson describió la experiencia de la poesía de una manera casi física, al afirmar que, si un libro llega a enfriar todo su cuerpo o a producirle la sensación de que le han arrancado la parte superior de la cabeza, entonces sabe que se enfrenta a una verdadera obra poética.
En ese sentido, ¿crees que la poesía contemporánea sigue teniendo esa capacidad de generar en el lector reacciones tan viscerales y transformadoras?
—Sin duda, la poesía contemporánea sigue teniendo la capacidad de generar reacciones viscerales y transformadoras en el lector. Hay obras actuales que tienen la fuerza de evocar profundas emociones y provocar reflexiones profundas, similares a las que describe Emily Dickinson. La poesía tiene el potencial de tocar al lector de manera íntima, creando experiencias que pueden ser tanto conmovedoras como perturbadoras.
Sin embargo, la proliferación de las redes sociales y la apertura de las comunicaciones han transformado el panorama artístico. Hoy en día, cualquiera puede presentarse como artista o poeta, y esto ha llevado a una saturación de obras, algunas de las cuales buscan más la atención superficial que una verdadera expresión artística. Las redes sociales, aunque ofrecen plataformas para compartir el arte, también pueden ser un terreno fértil para la producción de trabajos que carecen de profundidad o autenticidad.
Es importante destacar que, aunque existen muchos individuos que se autodenominan artistas sin ofrecer un contenido realmente significativo, también hay muchos autores contemporáneos cuyas obras merecen ser leídas y apreciadas. Los buenos escritores y poetas a menudo están al margen de las modas y el reconocimiento superficial, y su trabajo puede pasar desapercibido en medio de la sobreabundancia de información y contenido que caracteriza nuestra era.
La poesía contemporánea sigue siendo capaz de provocar reacciones intensas y transformadoras, pero es esencial que los lectores y críticos sepan distinguir entre obras auténticas y aquellas que buscan solo el reconocimiento. La calidad y el impacto verdadero del arte pueden estar presentes, pero es necesario mirar más allá de las apariencias para encontrar la verdadera profundidad.
¿Cuáles consideras que son los principales retos a los que se enfrentan los jóvenes creadores en Tabasco y cómo crees que podrían superarse?
—Los jóvenes creadores en Tabasco enfrentan varios retos significativos en su desarrollo artístico. Uno de los principales desafíos es la proliferación de distracciones, especialmente las redes sociales. Estas plataformas, aunque ofrecen visibilidad, a menudo desvían la atención de lo que realmente importa: el proceso creativo. En lugar de enfocarse en desarrollar su arte, muchos jóvenes se ven atrapados en la búsqueda de la aprobación inmediata y la fama efímera que las redes sociales pueden ofrecer.
Otro reto es la tendencia hacia temas superficiales y la cultura del absurdo que a veces parece dominar el panorama artístico. En lugar de profundizar en experiencias genuinas y significativas, hay una inclinación hacia la creación de arte que busca llamar la atención de manera rápida y superficial. Esto puede llevar a una saturación de obras que carecen de sustancia y autenticidad.
Además, hay una tendencia entre algunos artistas a formar grupos y buscar reconocimiento a través de la politización del arte. Si bien la colaboración puede ser valiosa, es crucial que los artistas no se pierdan en la política o en el intento de destacar dentro de los “grupos”. El verdadero arte se centra en la creación y la expresión personal, no en la construcción de una imagen o en la búsqueda de popularidad.
Un ejemplo de cómo un artista puede concentrarse en su trabajo sin preocuparse por la fama es la historia de Franz Kafka o Vincent van Gogh. Ambos vivieron contextos muy diferentes, pero compartieron una dedicación profunda a su arte, a menudo trabajando en aislamiento. Kafka escribió extensamente sin la expectativa de reconocimiento durante su vida, y Van Gogh, a pesar de su falta de éxito en su tiempo, dejó un legado monumental.
En mi experiencia, el mejor consejo que se puede dar a los jóvenes creadores es seguir el consejo del poeta Domínguez Nárez: "Para escribir solo necesitas un papel y un lápiz." En otras palabras, el acto creativo no necesita de grandes recursos o plataformas, sino de la disciplina y la pasión por el arte. La clave está en enfocarse en la creación genuina y no en la búsqueda de atención. Mantener la constancia, desarrollar la voz propia y no dejarse desviar por distracciones externas son elementos fundamentales para superar los retos y avanzar en el camino artístico.
Tus alumnos recurren a ti en busca de herramientas y estrategias para desarrollar su escritura. ¿Cuáles son las principales técnicas y ejercicios que sueles compartir con ellos para potenciar su proceso creativo?
—En mis clases y talleres, ya sea de pintura o de poesía, uno de los enfoques fundamentales que utilizo es la autorreflexión. Considero que este es un aspecto crucial para el crecimiento de cualquier creador. Los orillo a mirar críticamente su propia obra, a cuestionar sus elecciones estilísticas y a explorar las razones detrás de sus decisiones creativas. Este proceso de autoevaluación les permite entender mejor sus fortalezas y debilidades, y fomenta una mayor conciencia de su propio estilo y voz.
En cuanto a técnicas específicas, enseño a los alumnos a experimentar con diversos enfoques y herramientas. En el caso de la poesía, les propongo ejercicios como la escritura automática o el uso de palabras al azar para construir textos, lo que les permite explorar nuevas formas de expresión y superar bloqueos creativos. Para la pintura, los animo a experimentar con diferentes técnicas y estilos, y a no temer al error o al fracaso como parte del proceso artístico.
Otro aspecto importante es el enfrentarse al proceso creativo con una actitud abierta y flexible. Les enseño a ver cada proyecto como una oportunidad para aprender y crecer, en lugar de enfocarse únicamente en el resultado final. El compromiso con el proceso creativo es fundamental, y aunque les proporciono las herramientas y técnicas necesarias, son ellos quienes deben engancharse y mantenerse motivados.
Mi objetivo es empoderar a los alumnos para que tomen control de su proceso creativo. Les proporciono las herramientas y los conocimientos necesarios, pero también los animo a ser críticos de su propia obra y a experimentar libremente. El arte es un camino personal, y mi papel como docente es guiarlos en el descubrimiento de su propia voz y estilo, fomentando la reflexión y la experimentación como partes esenciales de su desarrollo artístico.
Más allá de tu labor como escritor y tallerista, ¿qué otros proyectos o metas tienes pensados a futuro?
—En cuanto a mis proyectos futuros, uno de los aspectos más emocionantes es mi reciente incursión en el mundo de la pintura. Aunque la escritura sigue siendo una parte esencial de mi vida, actualmente me encuentro profundamente enfocado en desarrollar una nueva faceta de mi expresión artística a través de la pintura. Este nuevo camino me ha permitido explorar diferentes técnicas y estilos, y estoy trabajando en una colección de obras que pronto espero exponer.
La pintura, para mí, es un medio complementario a la escritura, una forma distinta de explorar y expresar mis pensamientos y emociones. La creación visual ofrece una experiencia sensorial diferente, y a través de ella, estoy descubriendo nuevas formas de comunicación artística. Cada pincelada, cada elección de color y cada composición en el lienzo son oportunidades para experimentar y reflexionar sobre temas que también abordo en mi poesía, pero desde una perspectiva visual.
Además de mi trabajo en la pintura, tengo la intención de continuar impartiendo clases y talleres de creación literaria y artística. Mi objetivo es seguir apoyando a jóvenes creadores y compartir con ellos mis experiencias y conocimientos. Creo firmemente en el valor de la enseñanza y en el impacto positivo que puede tener en el desarrollo de futuros artistas.
A largo plazo, también espero combinar mis dos pasiones, la escritura y la pintura, en proyectos interdisciplinarios. Me gustaría explorar formas de integrar ambas disciplinas en exposiciones o publicaciones que ofrezcan una experiencia artística más completa e inmersiva. La posibilidad de crear un diálogo entre las artes visuales y la literatura es algo que me fascina y que espero explorar más a fondo en el futuro.
Aunque seguiré dedicando tiempo a la escritura, mi enfoque actual en la pintura representa una nueva y emocionante etapa en mi carrera artística. Estoy entusiasmado por las oportunidades que este nuevo camino me ofrece y por la posibilidad de combinar mis diferentes intereses artísticos en proyectos futuros. La exploración continua de la creatividad y la enseñanza seguirán siendo partes centrales de mi vida, y estoy ansioso por ver adónde me llevará este nuevo viaje artístico.
¿Cuál es tu visión sobre el papel que puede desempeñar la literatura en la construcción de una sociedad más equitativa e inclusiva?
—La literatura tiene el poder único de ofrecernos una visión alternativa de la realidad y de transportarnos más allá de nuestras experiencias cotidianas. A través de las palabras, podemos explorar mundos diversos, comprender perspectivas distintas y reflexionar sobre nuestras propias vidas y valores. En este sentido, la literatura no solo nos invita a huir de lo cotidiano, sino que también nos desafía a enfrentar y cuestionar nuestras concepciones del mundo.
El arte literario, al igual que otras formas de expresión artística, tiene la capacidad de proponer alternativas para abordar y solucionar problemas sociales. Las obras literarias pueden ser un espejo que refleja las injusticias y desigualdades presentes en nuestra sociedad, y también pueden ofrecer visiones de esperanza y transformación. A lo largo de la historia, la literatura ha sido un motor de cambio, inspirando revoluciones y movimientos sociales que han buscado mejorar la condición humana.
Considero que el arte, en sus diversas manifestaciones, tiene como uno de sus objetivos principales generar un impacto significativo en la sociedad. La literatura es una herramienta poderosa para fomentar la empatía, la comprensión y la inclusión, ya que permite a los lectores conectarse con realidades y experiencias que podrían estar fuera de su alcance directo. A través de la narrativa, podemos explorar las vidas de personas de diferentes contextos, entender sus luchas y aspiraciones, y cuestionar las estructuras que perpetúan la desigualdad.
En mi opinión, el don de crear arte, incluido el de escribir, es una forma de compartir una chispa de lo divino en nuestra vida cotidiana. Si consideramos que el universo fue creado por un gran artista, como lo es Dios, nosotros, como artistas y escritores, somos los canales para expresar y reflexionar sobre esta creatividad infinita. Nuestra tarea es usar este don para contribuir a una sociedad más justa e inclusiva, utilizando el arte como una fuerza para el bien y el entendimiento mutuo.
La literatura, entonces, no solo enriquece nuestras vidas individuales, sino que también tiene el potencial de moldear y transformar la sociedad en su conjunto. Es a través de la reflexión y la creación artística que podemos encontrar nuevas formas de enfrentar y superar los desafíos que enfrentamos como comunidad.
Gracias poeta Miguel Córdova Colomé, por tu tiempo y por habernos compartido detalles de su proceso creativo y trayectoria poética.