Aunque algunos estudiosos persisten en su escepticismo sobre las posibles pistas que corroboran este hecho, y los exiguos heterodoxos no han presentado aún pruebas dignas para ratificar esta teoría, este revelador y revolucionario ensayo, gracias a la geografía matemática, constata que el océano no constituía una barrera inmensa e insalvable para llegar a América, al contrario de lo que pensaba Claudio Ptolomeo.
Y es que, a juicio de Russo, este insigne astrónomo griego erró en sus cálculos sobre la dimensión de la Tierra. Confundió las Islas Canarias con las Antillas Menores del Caribe, que fue donde verdaderamente arribó la antigua civilización a las que hacían referencia las fuentes de la antigüedad descritas por Tolomeo, según los cálculos de este ensayista. La llamaron las Islas Afortunadas y como demuestra este matemático nada tiene que ver con el archipiélago español, y sí con tierras americanas.
Técnicas como la de los sellos cilíndricos y el moldeo a la cera perdida, conceptos como la introducción del cero y figurillas de terracota de animales montados sobre ruedas, ¿son itinerarios preestablecidos por nuestro acervo genético o el resultado de antiguos contactos?, se pregunta el autor, quien deja en el aire dos cuestiones de máxima transcendencia: ¿Quién descubrió realmente América? ¿Sabía el Viejo Mundo de su existencia ya en tiempos de Ptolomeo?
Lucio Russo (Venecia, Italia, 1944), físico, matemático e historiador, ha enseñado en las universidades de Nápoles, Módena y Roma Tor Vergata, y ha sido profesor visitante en varias instituciones, entre ellas la Universidad de Princeton y el Institut des Hautes Études Scientifiques de Francia.
Se ha dedicado a la mecánica estadística, el cálculo de probabilidades, la historia de la ciencia y la historia. Sus contribuciones de carácter histórico se distinguen por el uso de métodos propios de la ciencia exacta. Ha publicado numerosos libros traducidos a varios idiomas.
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