Sergio C. Fanjul es asturiano de Oviedo, astrofísico de profesión y poeta por pasión. En el año 2017 fue galardonado con el Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Sus escritos acerca de cultura y ciencia se pueden encontrar en el diario El País, donde también es responsable de la columna "Bocata de calamares". Ha colaborado en diversas publicaciones como Tribus Ocultas, El Asombrario, PlayGround y Vice. Además, participa como comentarista en radio, en Poesía o Barbarie (M21) y ejerce como docente en la Escuela de Escritura Creativa Hotel Kafka. Es también integrante del dúo polipoético Los Peligro.
En 2008, fue galardonado con el Premio Asturias Joven de Poesía por su obra "Otros demonios", seguido por la publicación de "La crisis: econopoemas" en 2013. En 2015, obtuvo el Premio Pablo García Baena por su poemario "Inventario de invertebrados", y en 2016 recibió un accésit del XXVI Premio de Poesía Gil de Biedma por "Pertinaz freelance". Además, en 2012 lanzó el libro de relatos "Genio de extrarradio" y en 2018 presentó el volumen misceláneo "La vida instantánea", donde se recopilan sus líricos post de Facebook. En 2019 publicó en Reservoir Books "La ciudad infinita. Crónicas de exploración urbana".
En pocos meses, Sergio C. Fanjul, poeta y periodista, experimentó la muerte de su madre y el nacimiento de su hija. En su obra "El padre del fuego", Fanjul es testigo de la transmisión del fuego de la especie humana, en una mezcla entre reflexión y narrativa, poesía y asombro, alegría y duda.
La paternidad implica enfrentar miedos, experimentar el drama del parto y presenciar la formación diaria de una nueva persona que encuentra su camino en la vida. Convivir con los niños, seres extraños que generan situaciones absurdas, despierta un humor surrealista. En un mundo aparentemente no diseñado para la crianza, se realizan malabares cotidianos. Cuando llegan los hijos, las relaciones de pareja se ven sacudidas por un torbellino, como si cayera una bomba nuclear.
Sergio C. Fanjul habló, en rueda de prensa, sobre esos meses donde vivió, al mismo tiempo, la alegría y la tristeza. "Se me dio todo a la vez en diez meses, Como acompañar a mi madre, que se estaba muriendo, con el nacimiento de mi hijo. Esa situación fue un buen punto de partida para el libro. Fue una experiencia muy existencial", cuenta el poeta con cierta emoción contenida.
En la misma casa, en el mismo espacio de unos cuantos metros cuadrado, vivieron su madre y su hija. "Estaban pared con pared. Esa disposición geográfica de las habitaciones es una buena metáfora de la vida", recuerda. Casi en un mismo ambiente se daban la alegría y el dolor. Vivían frente a frente, pero dándose la espalda. "Podía salir compungido de la habitación de mi madre e ir a visitar a mi hijo con una sonrisa en los labios", señala Sergio.
"Creo que se ha tratado poco, hasta ahora, narrar el proceso de nacimiento de un hijo desde el punto de vista masculino, desde la paternidad. Muchos han demandado que los padres asumieran su rol como tales, pero luego no les ha parecido bien. Yo quería hacer un libro de narrativa de no ficción, no un manual. He narrado la vida de toda la familia. Algo parecido a los libros de Emmanuel Carrère, donde se da prioridad a las dudas y las zozobras. Este es un libro de muchas preguntas, pero ninguna respuesta", afirma el autor ovetense.
Cuando murió su madre, muchos amigos se acercaron al tanatorio. "Recuerdo que un amigo me dijo a la salida: bueno, tendremos que ir a comer un cachopo; pese a la muerte, la vida continúa y ocurren muchas cosas graciosas en ese momento tan triste. Lo que es la vida", evoca.
"La vida es como una U. La vida puede ser de lo más estresante y al mismo tiempo de lo más placentero", finaliza el autor.
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