La figura de un transterrado cultural, tal como es el caso del autor, presupone necesariamente interés por cuanto ha de decir –el don de la extrañeza- y, sobre todo cómo ha de decirlo: todo su sentir, toda su inteligencia está en activo. Su origen, franco-alemán. Su asentamiento, España, además de otros destinos dictados por el desequilibrio que suponen las guerras. Su viaje vital tuvo lugar entre 1903 y 1972, siendo sus lugares de referencia Alemania, España, México, huyendo de escenarios bélicos acaso obligado por su literatura como bagaje, ‘comprometida con las ideas de la II República’ y granada en buena parte en España. En la nota de presentación del libro leemos: “Dicen que no ha habido ningún escritor capaz de contar mejor la guerra (y aquí habrá que entender que la referida es la guerra de España) y la experiencia del exilio”, presentes en obras tales como Las buenas intenciones, como La calle de Valverde, y es que en ellas asoma como telón de fondo el conflicto fratricida. Una y otra están incluidas en el presente libro. La primera “se centra en la figura de Agustín Alfaro, que decide asumir las consecuencias de una aventura extramatrimonial de su padre para evitar la crisis familiar” Repárese en el contenido realista: ‘el escritor inaugura una nueva forma de realismo’ El protagonista se ve arrastrado por las circunstancias que lo rodean y por una entrega que a veces roza la sumisión y podría correr pareja a la de buena parte de la sociedad española de los años 30 que desembocará en la guerra civil”, en opinión de Pérez Bowie. En la segunda “cobra especial importancia la realidad del exilio. De ahí que resulte capital la recuperación del pasado y la memoria como herramienta para superar la sensación de desarraigo común a toda la diáspora republicana” Lo curioso es que temas tales se diría que no han desaparecido del todo, en mayor o menor medida, de la realidad sociológica española. En tal sentido alguien ha escrito que uno de los marchamos peores de las guerras es su condición de permanencia en el ideario colectivo. En cuanto a la tercera obra incluida en el libro, ‘El zopilote y otros cuentos mexicanos’ cabe resaltar, según el compilador, “que lo fantástico resurge en estos cuentos que retratan el rico caudal de mitologías mexicanas (donde Aub vivió varias décadas) y nos lleva de lo lírico a lo caricaturesco, del drama al esperpento a la par que dan cuenta de su maestría para reflejar la realidad de una nación violenta y cruel a la que también amó profundamente”. En todo ello, en su variada obra, Max Aub ha de ser recordado por el ejercicio de una prosa limpia, directa, atenta a la realidad más inmediata y humana, habiendo gozado por ello de una, diríase, perenne reputación en nuestras letras. En palabras del propio autor, y como referente descriptivo, leemos (p.246) “Preferían los contactos directos a hablar de ellos; gustando de comentarlo todo se entendían sin dificultad sin estar de acuerdo”. Realismo vivo, realismo en esencia. Puedes comprar el libro en:
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