Paloma Pedrero tiene, (ha escrito), muchas Noches de amor efímero, no es una sola, y podrían ser infinitas o, al menos, una por cada uno de los habitantes que poblamos la tierra, en este mundo de soledad y desamparo, acuciante de actividades, de conflictos, de progreso… pero siempre, siempre, necesitado de amor.
Necesitado de cuerpos desnudos, y de labios besados, de palabras que puedan parecer versos, de latidos del corazón, de lágrimas y desencuentros, de sonrisas y esperanzas, de ilusiones y de decepciones, porque de todo hay cuando las distancias y las ausencias se hacen presentes, tangibles, inevitables.
Aquí, Luis Flor, como director, nos presenta cuatro de estas historias de Paloma Pedrero. Una “noche inesperada, -el masajista-“ donde tan solo hay insinuación, ilusión, donde solo hay que dejarse llevar por la imaginación mientras se siente un placer físico indescriptible, pero por el simple hecho de que nunca nadie nos había hecho mucho caso, a las mujeres, me refiero. En esta primera propuesta es un dejarse llevar, es perderse en ese amor efímero que es un fisioterapeuta, pero al que le haríamos partícipes de todos nuestros desvelos.
La segunda historia, “esta noche la final”, donde ya es imposible recuperar aquello que un día, o muchas noches, hubo, pero ya no, porque no es posible, porque es más importante el ego personal, porque no hay escucha, porque no hay complicidad, porque el amor verdadero, al menos de momento, nos espera abajo, en un coche, no para salir huyendo, sino para dejar de ser un despojo.
Después vendrá la noche del corazón en un pecho que no es el suyo, que no corresponde en vitalidad, en energía, pero tampoco en sentimientos, en coordinación mental y corporal, ¡cuántos corazones fuera de su ámbito se rompen, se precipitan, cabalgan entre dos realidades, no obedecen y se enamoran de quien no deben, o se entregan para después sucumbir a la desidia.
Y “solos esta noche”, comenzando con los prejuicios, con las apariencias, con las desconfianzas, no fiándose del otro por la apariencia, experimentando después sensaciones nuevas, iluminándose el pecho con una clara cercanía que nos haga sentir, por primera vez, seguridad, después de no haber podido dormir durante muchas noches seguidas.
En el escenario, solo dos intérpretes, Ana Viguera y Felipe Andrés, pero 8 personajes, auténticos y cotidianos, desnudos de afectos, mezclando candor y melancolía, premeditadamente cercanos, todas las situaciones nos resultan conocidas, aceptan su condición de altibajos en sus estados de ánimo, y se nos aproximan, porque tanto Ana Viguera como Felipe Andrés se muestran sensibles, divertidos, animosos, engarzados en el dolor y en la soledad, pero también en el cariño y en el afecto. Nos comparten sus sentimientos, y esta noche de amor efímero se nos hace corta, porque todo pasa y poco queda, porque lo transitorio, si es bueno, siempre es escaso.
FICHA ARTÍSTICA
NOCHES DE AMOR EFÍMERO
Dramaturgia: Paloma Pedrero
Dirección: Luis Flor
Reparto: Felipe Andrés y Ana Viguera
Voz en Off: Susana Hernáiz
Producción Ejecutiva: Felipe Andrés
Una producción de Poseidón Teatro y Felipe Andrés Producciones
Espacio: Teatros Luchana