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"El mundo antes de nosotros", de Tom Higham

Ed. Planeta. 2023
viernes 07 de junio de 2024, 17:16h
El mundo antes de nosotros
El mundo antes de nosotros
Estamos ante un libro de Paleontología muy acertado, ya que la Prehistoria, gracias sobre todo a Atapuerca, vuelve a estar de actualidad en las Españas. Esta obra nos acerca a los orígenes de la humanidad, gracias al análisis científico del hecho.

La idea, que se puede calificar de certidumbre, con respecto a que los seres humanos provienen de África, ya se encuentra en los estudios realizados por Charles Darwin; quien escribió qué para tener un retrato fidedigno de nuestros antepasados, estos deberían ser buscados en los lugares en los que todavía habitaban nuestros parientes más próximos, que eran y no son otros que los grandes simios, conformadores de los primates superiores, y este lugar simpar es el Continente africano. Pero, no sería más que hasta el año de 1920 cuando paleoantropólogos europeos y norteamericanos comenzaron a ser conscientes de la existencia de fósiles de homínidos en África. El amanecer de este hecho se produjo en el año de 1921, cuando unos mineros descubrieron un cráneo antiguo en un lugar de la actual Zambia llamado, por su pertenencia británica, Broken Hill, y que hoy es la ciudad de Kabwe. Hoy el tan conspicuo fósil se encuentra en el Museo Británico de Londres; allí, sería clasificado y nominado con el nuevo nombre de Homo rhodesiensis. Ya en el año de 1924, el investigador, anatomista y antropólogo australiano Raymond Dart (1893-1988) encontró un cráneo minúsculo, muy bien conservado, de un Australopithecus africanus, que fue nominado con el nombre de ‘Niño Taung’, porque sería hallado en la Unión Sudafricana. A partir de ese momento, el número de fósiles encontrados se ha incrementado enormemente, todos ellos de homínidos. Por ello, se ha llegado al convencimiento de que el género HOMO tuvo su nacencia en África hace unos 2,5 millones de años, incluyendo al propio Homo sapiens sapiens, llamado previamente como de Cromagnon, quien también evolucionó desde el mismo continente.

«Hace cincuenta mil años, el Homo sapiens no era la única especie humana en el mundo. También hubo neandertales en lo que ahora es Europa, en Oriente Próximo y en partes de Asia; hubo hobbits (H. floresiensis) en la isla indonesia de Flores; hubo denisovanos en Siberia y el este de Eurasia; y hubo H. luzonensis en Filipinas. Siempre nos hemos considerado únicos, pero lo cierto es que, en términos evolutivos, esa situación es muy reciente. ¿Qué pasó para que solo quedáramos nosotros? ¿Estaba escrito que íbamos a conquistar el mundo o, si las circunstancias hubieran sido otras, denisovanos o neandertales ocuparían ahora nuestro lugar? Esta es una historia de la humanidad contada por primera vez con todo su elenco de personajes.Tom Higham, una de las eminencias mundiales en el campo de la paleoantropología, ofrece una apasionante sinopsis de nuestro conocimiento actual de los orígenes humanos y plantea nuevas e interesantes posibilidades, en particular sobre los contactos entre los sapiens y esas otras especies antes de su extinción».

A partir de los años 1970 y 1980 se comenzó a instalar la primacía de África sobre el resto de los continentes terrestres. El profesor Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres acuñó, con otros investigadores, los términos ‘Origen Africano Reciente’/’Salida de África 2’, que era la fórmula por medio de la cual se conseguiría explicar, correctamente, la aparición de humanos modernos en África. Aunque existe otro calificativo sobre este hecho de la dispersión de un grupo anterior de homínidos, desde África, y que se llama ‘Salida de África 1’, y a los que denominó como Homo erectus, grupo humano que se dirigió hacia los continentes de Europa y de Asia, denominados conjuntamente como Eurasia, y estos se dispersaron hace ya 1,6 millones de años. Los cuales presentaban un cerebro más pequeño que el nuestro, entre 650 y 800 centímetros cúbicos. Su irradiación demuestra que su capacidad de adaptación sería portentosa, ya que han aparecido hasta en Malasia, donde se han hallado restos fósiles de hace 1,5 millones de años. Se estima que tanto los neandertales como nosotros hemos compartido un antepasado común, con toda probabilidad africano, al que se le datado una antigüedad de por lo menos 530.000 años.

Otros investigadores establecieron modelos alternativos para explicar los patrones del registro fósil. El modelo multirregional postulaba que los humanos modernos aparecieron en diferentes regiones del mundo tras la dispersión del Homo erectus hasta Eurasia. Después se discutió si había ocurrido un cruzamiento con flujo genético periódico entre los grupos, llegándose a la conclusión de que no se produjo una separación completa entre esas poblaciones regionales y que los humanos, en términos generales, evolucionaron en paralelo”.

Una de mis debilidades intelectuales, desde siempre, ha sido el descubrimiento de los neandertales, que considero de un interés primigenio y paradigmático. En el mes de agosto de 1856, en el valle de Neander, cerca de la populosa ciudad alemana de Düsseldorf, unos mineros de calcita, descolgándose por la pared cortada a pico, comenzaron a depositar cargas explosivas dentro de las cuevas, para tras su voladura, comenzar a extraer el mineral. En ese preciso momento, uno de los mineros se dio cuenta de que algo sobresalía de la tierra; primero extrajeron un cráneo, luego dos fémures y algunos huesos de los miembros superiores, un fragmento amplio del hueso coxal y unas costillas. El interés de los trabajadores fue casi nulo, pero sí fueron recogidos por el propietario de la explotación, Friedrich Wilhelm Pieper, que los conservó en una caja de madera. Su amigo, maestro de escuela y aficionado a la historia natural, Johann Carl Fuhlrott sí dio importancia al descubrimiento, y los clasificó como de humanos.

El cráneo era de apariencia humana, salvo por el extraordinario grosor de los arcos superciliares, mucho mayores que los de cualquier humano moderno. Fuhlrott llevó después los restos a Hermann Schaaffhausen, investigador de historia natural del Museo de Bonn, que fue quien los describió para el mundo en una publicación de 1858”. El valle de Neander había alumbrado los restos arqueológicos de otro grupo humano, que sería definido como neandertales u Homo neanderthalensis. Su aparición fue una conmoción entre los paleontólogos. En la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, se consideraba a los europeos blancos, siempre los varones, como superiores a todas las demás razas y sexos. Hasta tal punto es así el hecho, que estos neandertales fueron enseguida clasificados como primitivos y salvajes. Se realizó una recreación pictórica, donde aparecía el ‘VIEJO’, un neandertal prototípico, como salvaje, achaparrado y de pocas luces. El resto del estudio bibliográfico está en este estupendo y esclarecedor volumen, muy recomendable. «Gutta cavat lapidem consumitur anulus usu. ET. Aequat omnes cinis».

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