El detonante para completar el ciclo literario fue la pandemia. Hoy nos ocupa su segunda novela que, esperamos veamos pronto en lengua cervantina. Se nos indica ya en la contraportada, cuál va a ser el itinerario a seguir. El paralelismo autobiográfico del que parece renunciar autoras y autores de novelas, falsamente en gran medida, recobra aquí todo el esplendor auténtico y sugerente. Martina, nuestra protagonista, que hace de la profesión virtud y pasión, es reportera gráfica durante más de 4 décadas y la necesidad de escapar de un contexto reduccionista le lleva a la escritura. De acuerdo con Philippe Lejeune, el elemento básico que conecta las autobiografías, los diarios, las memorias y el resto de formas en las que puede organizarse la escritura de sí mismo es la identidad entre narrador, autor real y personaje central, pues garantiza que quien afirma en el texto ser “yo” lo es realmente. Por tanto, el pacto autobiográfico debe percibirse como un gesto de solidaria complicidad, cuando menos. En ese camino reconocible que entrelaza la verosimilitud de la ficción con la perspectiva de lo verdadero, se produce el nacimiento del libro con todas las cualidades atribuibles a la condición humana. Por consiguiente, la prosopopeya es el eje vertebrador del relato, pues cuando el Libro habla, un universo insospechado se revela ante nosotros, los lectores. “Un bebé solo” nos abre otro universo, otra percepción de las cosas. El revés del decorado. ¿Y si el libro supiera más sobre nosotros de lo que podemos imaginar? ¿Qué papeles desempeña realmente? Arrojado en una mochila, abandonado en un banco público, adoptado por un vagabundo, acariciado por una belleza abandonada, mimado por un coleccionista, transportado en una maleta Delsey, en definitiva, todas las situaciones están permitidas, porque se trata de ofrecer múltiples aventuras, en la misma medida en que, nosotros, lectoras y lectores debemos descubrirlos. Al otro lado de la moneda de la escritura, está la lectura, una de las sensaciones más íntimas con las que las personas pueden soñar. La autora, Catherine Guèble nos invita a participar y, en cierto modo, desea o exige el estremecimiento como respuesta. En el capítulo 6, “Acogida en casa”, relata las emociones que siente cuando recibe el paquete de ejemplares de su libro. Corta la cuerda como se cortaría el cordón umbilical, se produce la magia de los recuerdos y establece una serie de quiasmos tan simbólicos como significativos, sea la referencia bíblica del nacimiento de Jesús con la caja de cartón como principio de génesis del libro, las preocupaciones maternas con las inquietudes autorales y en un salto temporal, casi real, llega la adolescencia prematura. Los libros acaban de llegar y ya desean emprender camino solos. De igual modo, establece una permanente comunicación con los lectores, un puente absolutamente necesario. La autora responde a quienes le hacen preguntas. En efecto, su libro habla de transmisión, de la mano del padre que trabajaba la masa, del suegro que curaba la mano del paciente, del escritor que desliza su mano sobre el papel, de la mano tendida hacia el otro. Ciertamente, el título podría ser intercambiable y a tenor de los hechos, “Un bébé toute seule”se convertiría en “el libro viajero”. Desde luego, son varios los viajes que destacan, un anhelo por aprehender lo universal, el movimiento, el ritmo del trabajo, y, siendo una prosa fina, elegante y serena, sus efectos son la búsqueda de la plenitud, de estrujar el momento y permanecer atenta a todo lo que le rodea.
Méjico, Canadá, Francia, España, Egipto, América Latina, Marruecos, la música de Jean-Jacques Goldman, precisamente una canción titulada “Elle a fait un bébé toute seule”, Michèle Bernard, el cine de Almodovar, Flaubert, Baudelaire, Lorca, Nicolas Fargues, Christian Bobin y hasta Amélie Nothomb que define el libro como “delicioso y lúdico”. Las fórmulas interdisciplinarias, el material narrativo de las condiciones de lo cotidiano y una tenacidad sistemática en el método escritural son elementos suficientes para reencantar el mundo y ofrecernos una novela donde el placer del texto será el punto de llegada.
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