El libro tiene un estilo castellanista que, como es de rigor, lleva al error histórico nada más nacer. Página-16: los denominados como ‘cinco reinos’ no son Castilla, Aragón, Portugal, Navarra y Granada, ya que falta León, que así figura en el escudo de los Reyes Católicos, y no Portugal, ya que nunca lo fueron de ese reino hispánico. Y sí ya en el comienzo eliminamos al Regnum Imperium Legionensis, el hecho histórico es erróneo. El prof. Insua desconoce que León nunca ha sido, ni será Castilla y SÍ a la inversa. Pág. 17: La Reconquista, llamada así, nace en el Asturorum Regnum, luego Ovetao Regnum y, sobre todo en el Reino-Corona de León, Castilla se adhiere a partir del siglo XIII. Pág. 20: El imperio hispano medieval de Alfonso III, Alfonso VI y Alfonso VII se lo otorga porque los tres son REYES DE LEÓN, neogoticismo legionense, y le faltan muchos más, tales como Alfonso V de León y, sobre todo, Ordoño II y Ramiro II “el Invicto o el Grande”, Magnus Basileus. Pág 23: El Tudense, Lucas de Tui es un clérigo del Reino de León y leonesista sensu stricto. Pág. 24: Según Fernando III de Castilla y de León, en la Castiella Novísima se aplicará el Fuero de los Jueces de León. Pág. 25: No existe Alfonso de Castilla y León, SINO Alfonso X de Castiella, de León y del Andaluzía. Pág. 42: No existe el Reino de Asturias, y después el de Castilla y León, sino el Reino de los Ástures, el Reino de Oviedo y luego el Regnum Imperium Legionensis, para finalizar en los Reinos de Castilla y de León. Este humilde servidor también ha sido historiador y colaborador de la Fundación Gustavo Bueno. Muy interesante, por desconocido entre los españoles, el enfrentamiento que se produjo entre Américo Castro y Claudio Sánchez-Albornoz, aunque ambos defendían el concepto de España y una Castilla anhistórica. El profesor abulense se desmarca del neogoticismo legionense; llegando a escribir sin ambages, algo que, para mí, como riguroso medievalista leonesista, me resulta repelente y, como dijo el propio Don Claudio, estúpido. ‘¡Malditos sean los que intenten separar León de Castilla o viceversa!’, algo paradójico e inexacto, ya que lo que tiene un mismo Rey Fernando III “el Santo” de Castilla y de León, e infante leonés, son ambas coronas y todos sus territorios dependientes, pero con sus estructuras políticas y legislativas diferenciadas, sobre todo cortes y fueros hasta casi Pedro I “l Justiciero o el Cruel”. Calificativo contra Américo Castro: “Es estúpido, y no suavizo el calificativo, atribuirme la afirmación de que eran ya los españoles los moradores en la Península en tiempos prehistóricos, los hispano-romanos o los hispano-godos. Desafío a quien se sienta herido, por mi acusación de estupidez al autor de tal aserto, a citar el pasaje de cualquiera de mis obras en que yo haya escrito tal dislate”. Sánchez-Albornoz está a favor de que los ástures se levantaron contra el gobernador beréber de Gijón-Gegione, bajo el mando de un personaje muy curioso, llamado Pelayo o Belay ‘el Rumí’, quien tenía bastantes argumentos en contra del Islam, y utilizaría a estos montañeses irredentos para resolver sus agravios personales. «El 23 de noviembre de 1221 nace en Toledo el rey Alfonso X, llamado el Sabio, y a los pocos meses será nombrado heredero en la nueva catedral de estilo gótico de Burgos. Cuando en 1252, tras la muerte de su padre Fernando III, Alfonso X se convierta en rey de Castilla y León, la situación del reino será muy distinta a la de cuando nació. El monarca vivirá una expansión sin precedentes de las fronteras de los reinos hispanos hacia el sur, que incluso alcanzará el otro lado del Estrecho. Es aquí, en esta tierra fronteriza constantemente rebasada por el empuje cristiano, donde se constituirá una organización del estado cuya acción tendrá como resultado la nación española, que aglutinará frente al islam a una población muy variada procedente de todas partes de la Península. Gallegos, vascos, castellanos, aragoneses o catalanes, entre otros, se fundirán por la doble vía del reparto territorial y del enlace genealógico (del patrimonio y del matrimonio), y todos ellos adquirirán la condición de españoles. A partir del siglo XIII España se transformará en una nación clave de la historia cuya influencia alcanzará escala global. En este libro, llamado a despertar controversia, Pedro Insua defiende y evidencia el verdadero nacimiento de nuestra nación que, ya consolidada, echó a andar en el siglo XIII». Otro hecho historiográfico importante es el relativo a la titulación imperial de los Reyes de León, en esta tesitura, el profesor Fernández Conde lo califica de ‘mito’, algo que no concuerda con las titulaciones calificativas de las crónicas y códices, donde se indica, claramente; ‘Regante en imperante Ranimirus imperator in Legionis’, más, si cabe, en el caso de este monarca, Ramiro II “el Grande o el Invicto” de León, que es cualificado como ‘Magnus Basileus’, entre sus contemporáneos. O, verbigracia: ‘…Imperando el Príncipe Sancho en Burgos, y mi hermano el emperador Alfonso en León’. Y, aunque esa titulación fuera solo de prestigio y de honor, está claro que el soberano del Regnum Imperium Legionensis era el ‘Primum inter pares’. Indicaré, obviamente, que se olvida el hecho físico y real de la coronación imperial, en la catedral de León, del Rey Alfonso VII “el Emperador” de León, a cuyo acto acudieron otros soberanos y magnates hispanos y europeos. Será Ruy Ximénez de Rada quien recuerde al papa los derechos al trono imperial del Rey Alfonso X “el Sabio”, ya que esa titulación es inherente a los monarcas de León, y “el Rey Sabio” lo es, teniendo derecho a reivindicar lo que se califica en la Curia Regia del soberano como ‘el fecho del imperio’. Pág. 77: la Legión VII Gémina, Pía, Félix, no es el origen primigenio del castro de la urbe de León, ya que antes estuvo la Legión VI Uictrix, ambas como permanentes para controlar a la gentilidad de los ástures cismontanos o augustanos. Tras la llegada de los visigodos, germanos arrianos, y siempre enfrentados a los francos-salios católicos; aparecerán los mahometanos, los cuales estarán la península desde el 711 hasta el 1492. “Pero es que ni España, ni mucho menos la nación española, se habían constituido antes del 711, de tal manera que la pretensión de que la acción de conquista islámica es una invasión de España (y la Reconquista la expulsión del invasor) es un esquema ahistórico, que pone el carro delante de los bueyes. (Sería similar, mutatis mutandis, a considerar que España invade América en 1492, cuando América se constituye precisamente por efecto de la conquista española, como resultado suyo.)” En esta evolución del Medioevo serán los monarcas del, Reino de León, los que llevarán la iniciativa para conceder fueros, mercedes, y privilegios en las fronteras con el Islam. Aquí está este libro que realiza un acercamiento diferente a un nuevo concepto sobre las Españas. «Obiit Almansur et sepultus est in infero. ET. Qualis artifex pereo». Puedes comprar el libro en:
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