Marcos Mayo, con una discapacidad de un 57% no quiere quedarse paralizado. Ya bastante le paraliza su cerebro, quiere probarse los límites, saber hasta dónde puede llegar, y para eso no le vale la compasión, no le ayuda que estén pendientes de él, necesita sobresalir por sí mismo en un comienzo diario, soportando los prejuicios habituales de los no discapacitados, su homosexualidad, salir del nido de la madre, habérselas solas frente a esta sociedad competitiva y carroñera.
Todo eso no le puede impedir tener sus sueños. Y para alcanzarlos tendrá que superar muchas más pruebas que todos los demás.
Le acotan el espacio, le ponen balizas de precaución, ¿por qué es tan difícil ser uno mismo?
El chispazo, con dirección de Montse Ortiz Esteban y autoría del propio Marcos Mayo, nos sitúa en el aquí y el ahora de las personas que tienen impedimentos físicos, sociales y emocionales, pero que no son absolutamente dependientes de los demás. Cantan, bailan, trabajan, tienen proyectos, se ilusionan, quieren enamorarse, quieren tomarle el pulso a los desatinos, piensan que todo puede ser distinto, que les dejen hacer.
No se escapan al sufrimiento, ni a los inconvenientes, se desvelan en sus pensamientos, su herida perpetua es el rechazo por parte de los demás. Aun así, no quieren dejar escapar sus oportunidades, las pocas que les ofrecen, y se convierten en actores, en guionistas, en administrativos, en lo que, buenamente, esté al alcance de sus manos, siempre y cuando no se sientan vejados, ninguneados o, lo que es peor, vilipendiados.
El montaje se desarrolla fresco, sincero, emocional y, por supuesto, nada compasivo consigo mismo, y nos cuenta los prejuicios de opción sexual, las trabas de independencia, las dificultades de relación.
A cualquiera nos puede dar un Chispazo que nos afecte a la movilidad, pero también al corazón, a los sentimientos, y que nos dé el calambre de la desesperación, del rechazo, de la soledad, y queramos refugiarnos en excusas, en lamentaciones, y no nos quede más remedio que ir a lamernos las heridas en la soledad de nuestras limitaciones.
El chispazo es todo lo contrario, nos apela a la integración, a la normalización, a la alegría, al abrazo, a la lucha perpetua, a la perenne necesidad de cariño y comprensión. En eso no hay diferencias entre unos y otros, al contrario, nos dan lecciones de inextinguible aliento, de pletórica esperanza, de consecución real de los sueños.
FICHA ARTÍSTICA
EL CHISPAZO
Autoría: Marcos Mayo
Dirección: Montse Ortiz Esteban
Elenco: Alicia López Egea, Alfonso Masó; Garoa Bécares, Eban Gómez, Marcos Mayo, Paula Susavila, Pablo Ríos
Producción ejecutiva: Marcos Mayo
Iluminación: Ros García
Espacio: Teatro del Barrio