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Pico y pala, chavala
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Pico y pala, chavala (Foto: Maudy Ventosa)

MUJER FLORERO

Esta semana viene fuerte Azucena del Valle con el artículo "Mujer florero". Parece que la vida es pura dicotomía, de jóvenes de izquierdas porque tenemos el corazón en el idem y de mayores de derechas y con el sintrom. Ahora aboga por las mujeres floreadas porque se han posicionado mejor que las trabajadoras, ahí tenemos a las vicepresidentas y ministras que no han dado un palo al agua en su vida, mientras las trabajadoras siguen trabajando pico y pala como si fueran obreras de la construcción.

- No hay parto sin dolor ni hortera sin transistor.

- Ni pijo con descapotable que no luzca una rubia en el asiento del copiloto con la melena rizada surcando el viento cual velero.

- ¡Ay, tía! Nos hemos equivocado de profesión. Hemos sido engañadas desde colegialas con esa monserga de la autorrealización y ser autónomas a través del trabajo y el esfuerzo.

- Pico y pala, pico y pala, y arriba que levanto, Vani, como gilipollas para ser libres y mujeres de mundo que no necesitaban depender de nadie. ¡Error! Nos hemos deslomao sin remisión, sin disfrutar de una vida regalona y ahora, a la vejez, sin perrito que nos ladre ni nos lleve al Caribe. ¿Tanto trabajo pa qué? Cuando otras que no han dado un palo al agua en su vida lucen careto estirado y modelis cada temporada.

- Y nosotras pensando siempre en la subida de las pensiones para llegar a fin de mes y poder tomar una birra en la terraza más barata de la zona. ¡Perra vida! Todo por querer ser féminas emancipadas, no te jode.

- No te quejes, tía, que hasta que las arcas del estado no estén esquilmadas del todo seguiremos cobrando con el sudor del de enfrente, como hacen empresarios desalmados, politicastros progres, sindicalistas marisqueros y niños comodones que siguen chupando del frasco, carrasco.

- Pues yo quiero ser mujer florero, ahora que no me oye la Montero.

- Sin haberlo preparado te ha salido un pareado, pequeño saltamontes. ¡Quién iba a decir que semejante aseveración saliera de tu boca! Tú, que siempre enarbolabas la bandera independiente y eras replicanta profesional, que ni tu padre, ni la madre superiora te callaban, un suponer. Ahora te desdices cuando no hay remedio.

- Por eso no fui monaguilla, porque contestaba antes que el cura...

- Y poco has cambiado, Vani. Sigues perdiendo todas las apuestas cuando porfías y te embruteces, tía. Y quien bien te conoce puja a lo alto mayormente, incauta... y te toca, ya me entiendes...

- Como decía mi jefe, no existen los cambios profundos por mucho que nos empeñemos, y quien nace cochón, muere gorrino. Y no estoy pensando en nadie en concreto, que cuando me descuido se me va el cuerpo a lo de siempre.

- Queríamos ser misioneras, ¿recuerdas? Cada vez que venía una evangelizadora de África y nos ponía aquellas diapositivas con negritos felices que se agarraban a sus hábitos y cantaban a coro moviendo la cintura, nos removía ¡Y de qué manera! ¡Caritas dichosas! Quedábamos levitando con las imágenes y las anécdotas que contaban... pensando todas en ser apóstolas y maestras de niños que esperaban una vida mejor. Hasta que empezamos a crecer y se produjo la derivación.

- ¡A salvar el mundo, parias de la tierra! Fue lo siguiente, hasta que nos entró el raciocinio y nos hicimos revolucionarias, que ya se sabe, quien a los veinte no es de izquierdas es que no tiene corazón...

- Y quién a los cuarenta sigue siéndolo es que no tiene cabeza...

- Tía, tú siempre haciendo amigos y eso que nunca has tenido más carné que el de identidad y el de la biblioteca.

- Ya, pero estoy por joder al personal, ya se entiende, y quién no lo pille ¡que se joda!

- Y empezamos a realizarnos, alternando facultad y trabajo de sabaderas...

- Pico y pala, pico y pala... sin disfrutar de una tarde tumbadas en la pradera porque no llegábamos al tajo. Así era difícil pillar a desconocidos...

- Tía, ¡pillar! ¡Estábamos por encima de eso! ¡Éramos almas libres! Sin ataduras, sin depender de nadie que nos mandara ni nos dijera lo que teníamos que hacer.

- Y nos equivocamos gravemente. Siendo tan cultas, educadas, listas y monas, teníamos que haber puesto empeño en dar un buen braguetazo con un ricachón que tuviera descapotable y ático para asegurarnos un futuro placentero, en vez de ser mujeres trabajadoras independientes realizadas. ¡Cuántos errores se cometen en la juventud! Ahora solo quedan separados de vuelta y media con tirabuzón.

- Y los que tienen posibles las prefieren de veinte, ¡no te fa!

- Pues a difundir el mensaje, aunque me da que las que nos siguen están en otra onda y no son unas pringás como nosotras.

- ¡Mujeres del mundo, someteos! ¡La pasta es lo que pita si quieres vivir bien! ¡Abajo el trabajo y la explotación!

- ¡Viva la mujer florero! ¡Al ataque!

- Ahí lo dejamos, tías. ¡Ahí lo dejamos!

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