DoctorX, es un médico español, fue el único que no acabó en la cárcel cuando el Gobierno de los Estados Unidos cerró Silk Road, también conocido como "el Amazon de las drogas", una página escandalosa de la Dark Web donde se podían adquirir drogas y fármacos desde cualquier parte del planeta. El cierre ocurrió el 1 de octubre de 2013 y resultó en la detención de su creador, Ross Ulbricht, así como de todos los demás participantes en la plataforma, ya sea como administradores o moderadores de foros. "En el descuento" (premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal 2023) fue el primer libro publicado por Mañas & Ledesma juntos. Su segunda novela al alimón es "DoctorX". Desde la aparición de Historias del Kronen en 1994, José Ángel Mañas (1971) ha publicado más de treinta novelas y es considerado uno de los escritores más destacados en este momento. Jordi Ledesma (1979), por otro lado, es reconocido como una de las voces más representativas del género negro español actual. Su obra más destacada es Lo que nos queda de la muerte, con la cual ganó el Premio Pata Negra del Congreso Negro de Cine y Novela de la Universidad de Salamanca. Una novela basada en un hecho real… ¿Por qué se interesaron por esta historia? MAÑAS: A mí me llegó a través de una agente canadiense que conocía por otros asuntos. Un día me empezó a hablar de la Silk Road, del escándalo planetario que había sido, y de cómo estuvo en primera plana de las cabeceras más importantes del planeta. A ella le sorprendía que teniendo en España a uno de los personajes principales de la trama judicial (DoctorX) no le hubiésemos hecho más caso. A mí me pareció que era un historión, con un protagonista fascinante (DoctorX es un ídolo de la Red Profunda) y vi una oportunidad para explicar a los españoles lo sucedido con la Silk Road, y por qué esta plataforma de compra y venta de sustancias ilegales, un Amazon de las drogas, marcó un tal hito a principios del siglo XXI. En la actualidad, está de moda el True Crime. ¿A qué creen que es debido? LEDESMA: El crimen y sus circunstancias reales, desde la perspectiva tanto del criminal como del investigador, siempre han suscitado morbo e intriga, puede que por el magnetismo que atesora la estética de la violencia y las sicologías retorcidas de quienes la imparten. Sucede igual con la dedicación lúcida de los agentes de la ley ante la amenaza y el suspense de la persecución: son componentes muy atractivos que la ficción siempre utilizó como motor. Pero no es ese el caso de DoctorX, porque DoctorX no es un criminal y las personas con las que se relaciona, tampoco. Nuestra historia carecía en gran parte de esos elementos imperantes en true crime convencional, y tuvimos que apoyarnos más en las ideas y convicciones, que son lo que forja a un superhéroe muy por encima de sus superpoderes. Es desde ahí donde el libro crece y se hace necesario como pieza documental. Fernando Caudevilla es el nombre real de DoctorX de su novela, ¿qué les ha llamado más la atención de este personaje? Su participación en el libro es clave, un médico que tuvo el primer contacto con esta red en 2013 cuando se registró en el foro como Doctor X ofreciendo información profesional. MAÑAS: La Silk Road fue un criptomercado de la droga que se hizo famoso a principios de la década de los 10, y Fernando Caudevilla participó en sus foros ofreciendo información sanitaria sobre el consumo de drogas, tal como había hecho hasta ahí en otras plataformas similares. Esa información podía ir desde explicar los efectos de una droga hasta aconsejar a un heroinómano que estaba en Rusia y necesitaba información técnica sobre cómo utilizar la metadona para desengancharse, visto además que la metadona no era legal en su país. Un médico de estas características resulta tremendamente inusual, y todo lo que conlleva esa filosofía de reducción de daños nos atraía. Su punto de vista sobre los problemas asociados al consumo de droga no es el habitual, y a mí y a Jordi nos resultó muy estimulante escuchar sus argumentos y hemos procurado trasladárselos al lector. Todo lo relacionado con la Red Profunda, los bitcoins y los hackers son desconocidos para la mayoría de nosotros, ¿Qué nos aporta su obra a la generación de la libreta y el bolígrafo? LEDESMA: Ese era el reto, porque también para nosotros todo se antojaba lejano en un principio. No debemos olvidar que Fernando Caudevilla pertenece a esa generación de libreta y bolígrafo, y que sus referentes intelectuales también son de generaciones anteriores, por lo que no es en sí un tema de edad sino de inquietudes. Gran parte del esfuerzo de planificación del libro lo dedicamos a darle una estructura de novela desde la que poder explicar todo ese universo a través del personaje de Equis, desde su mirada y vivencia. La idea era acercar esa realidad que parece virtual, pero no lo es en absoluto; es paralela y tangible. El lector va a descubrir a una persona cuyo trabajo, causa y lucha son importantísimos para la sociedad, por muy alejado que uno esté de su campo de acción. Biografía, novela sociológica, thriller… ¿En qué genero encaja mejor Doctor X o participa de varios? MAÑAS: Digamos que la primera vez que Fernando me contó su historia yo consideré que a todo este universo de los criptomercados de la Red Profunda y los cypherpunks vendría bien darle un aire de novela negra. Por eso pedí a Jordi que participara. Por una parte, queríamos hacer una novela lúdica, atractiva, que entretuviera al lector. Por otra, teníamos claro que el libro debía tener una faceta divulgativa ineludible. Tras cerrar sus páginas, el lector tenía que estar familiarizado con los principales argumentos y las problemáticas del debate que hay ahora mismo entre prohibicionistas y antiprohibicionistas. Silk Road es una ruta comercial entre Asia, África y Europa (esto es confuso mezcla la Ruta de la seda original con Silk Road que abarcaba los cinco continentes) que busca provecho mutuo en la que se pueden encontrar productos prohibidos, ¿Cómo es posible que a la vez convivan reglas, más o menos, éticas? LEDESMA: Tiene mucho sentido. No deja de ser un colectivo de personas agrupadas en torno a un fin. Incluso las bandas criminales más despiadadas tienen normas y valores a veces inquebrantables. Silk Road fue mucho más que una plataforma de compraventa. Era una verdadera comunidad con foros de un nivel de discusión filosófica y política elevadísima. Existía un club de lectura con miles de participantes analizando los libros, la mayoría de los cuales eran exigentes, sesudos. Y gozaba de estructuras de participación pensadas para la convivencia y el respeto. De no haber mantenido una ética propia no hubiera llegado a ser lo que fue. “Legalizar una substancia siempre es compatible con hacer campañas preventivas como se hace con el alcohol y el tabaco regularmente”Prohibicionista y antiprohibicionistas, ¿quiénes tienen la razón en esta guerra abierta en el mundo? MAÑAS: Bueno, Fernando siempre nos ha dicho que los prohibicionistas representan la barbarie y la Edad Media, y los antiprohibicionistas la ilustración y la respuesta civilizada al problema de las drogas. A base de tratar con él es difícil no convencerse de que el prohibicionismo no lleva a ninguna parte. Ahí tenemos el ejemplo del alcohol y la ley seca. Y por supuesto legalizar una substancia siempre es compatible con hacer campañas preventivas como se hace con el alcohol y el tabaco regularmente. El protagonista colaboró activamente en la realización de este libro, ¿los autores tuvieron que derribar muchas barreras? LEDESMA: No. Para nada. Existió un sentimiento de confianza muy recíproco. Fernando fue, desde el principio, muy generoso, transparente, tolerante. Y nosotros procuramos ser sinceros y leales. El proceso fue muy grato y su nivel de implicación tal que lo consideramos el tercer autor. Un médico español convertido en un ídolo de la Dark Web; todos acabaron entre rejas menos él… ¿Por qué? MAÑAS: Yo creo que precisamente por ser médico. Es lo que lo diferenciaba de los demás. De hecho, en aquel foro de la Silk Road, entre millares de seudónimos solo había tres personas que intervenían bajo su propio nombre: el doctor Fernando Caudevilla (DoctorX), y los periodistas Eileen Orsmby, especializada en la Red Profunda, y el británico Mike Powell. De ellos tres, el único que cobraba de la página (500 dólares semanales) es cierto que era DoctorX. Pero cualquiera que lea los hilos que publicaba se da cuenta de que prestaba, sencillamente, un servicio de información sanitaria, ni más ni menos. ¿El no encriptar los mensajes es la clave para que te pillen los que investigan estas redes? LEDESMA: Sí, claro. El éxito de estos espacios es el anonimato. Si no se sabe de qué hablas es más difícil saber quién eres.
Todo surge para superar el control en los países en los que hay férrea censura. Conectarte a una red segura para que los periodistas puedan publicar en absoluta libertad, accediendo a Internet de forma anónima, creada por el gobierno de Estados Unidos… ¿en qué momento se traspasan todos los límites? MAÑAS: El navegador Tor, que efectivamente creó el ejército de los EEUU, lo que permite es el anonimato. Está claro que eso puede servir para enmascarar acciones criminales, pero también, como dices, para que un periodista en Rusia, por ejemplo, pueda, de manera segura, traspasar información de lo que está pasando en su país. Los límites entre lo legal y lo ilegal lo marcan las diferentes legislaciones nacionales, que como todo el mundo sabe no son inamovibles, sino que fluctúan a lo largo del tiempo. El sexo homosexual, hasta hace poco, era proscrito y perseguido; y todavía se persigue en ciertos países. Con cierto tipo de drogas pasa lo mismo. Dicho lo cual, eso son los límites que existen en cada época histórica. Cuando algo tan potente está en marcha, ¿hay vuelta atrás? LEDESMA: No. Son los nuevos modelos y evolucionarán a partir de esa idea. Internet ha demostrado que cuando una tecnología mejora la funcionabilidad de algo, no hay vuelta atrás. ¿Quién iba a querer montar hoy un tienda de discos compactos? Los mayores usuarios de las redes sociales son los jóvenes, pero esto es un mercado de adultos. ¿Cómo han aprendido tan rápido una tecnología a la que no estaban acostumbrados? MAÑAS: Los jóvenes son nativos digitales. Han nacido con internet, lo llevan en el ADN. Es como un idioma materno, que se aprende sin darse cuenta y resulta imborrable. Los que somos mayores jamás tendremos la misma naturalidad con las tecnologías Pero los adultos, cuando nos interesa algo, somos muy capaces de aprenderlo, por supuesto. Aparentemente, los usuarios compran sustancias prohibidas para consumo propio, pero la caída de Silk Road se produjo porque ya no eran solo éstos los que compraban… ¿Hasta dónde se pueden controlar estas redes? LEDESMA: Como mercados no son perfectos, pero son más eficientes y salubres que los convencionales porque permiten aislar y denostar tanto al vendedor fraudulento como al comprador moroso. Creo que en esta cuestión volvemos a la de antes: deben ser los administradores quienes impongan la reglamentación respecto al funcionamiento, volvemos a la ética, a los valores. Y es precisamente por eso por lo que no se puede permitir que sea el crimen organizado quien se apropie y gestione estos nuevos espacios. Eso sería caer en el mismo error en el que cayó el prohibicionismo en su “guerra contra las drogas”. ¿Hacia dónde vamos en estos momentos? ¿Se puede controlar o parar este mercado o no hay vuelta atrás? MAÑAS: DoctorX lo dice siempre, y tiene razón. Una vez que se alcanza un hito tecnológico, no hay vuelta atrás. El mercadeo de drogas a través de internet, de manera más o menos profunda o ilegal, es algo a lo que nos tendremos que ir habituando, porque resulta imparable. Pero no lo pensemos como un problema, sino como una solución. La salud de los clientes de estos criptomercados está mucho más protegida gracias a los comentarios de los usuarios, que favorecen a aquellos vendedores que libran bien droga de buena calidad, y los vendedores también están más protegidos que en las calles y tienen menos la tentación de eliminar a su competidor a tiros más de luchar a través de la calidad de sus productos y sus servicios, como en cualquier página de comercio online. Las ventajas de este tipo de páginas, pensamos los dos, son incuestionables. Puedes comprar el libro en:
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