“La poesía tiene una boca insaciable y un afán totalizador”
(Osvaldo Gallone)
La editorial argentina Victoria Ocampo acaba de publicar el libro “Luis Benítez: Una poética de la indagación” (2), de Osvaldo Gallone (3), poeta, narrador y ensayista de vasta y reconocida trayectoria en el ambiente literario y periodístico de la República Argentina.
En sus casi cien páginas, el profesor Gallone realiza un profundo y notable trabajo de análisis sobre la obra poética de Luis Benítez (4), compuesta por 12 libros de poemas publicados dentro y fuera de la Argentina que abarcan la producción del multipremiado poeta entre 1980 y 2021.
En este ensayo Gallone sostiene por qué la poesía de Luis Benítez es una poética de la indagación del mundo, objetivo que el presente trabajo no sólo alcanza con holgura, sino que también ilumina en su desarrollo muchos otros aspectos que caracterizan la importante obra del poeta argentino, indiscutible referente en la poesía de nuestro país y primus inter pares de su generación.
El libro consta de una introducción y cinco capítulos donde se abordan los diferentes ejes que el autor propone para argumentar la afirmación que sostiene desde el mismo título. En este sentido Gallone opera como un diestro director cinematográfico que plasma, en la primera imagen, una síntesis de la obra que, a lo largo de esta, va desgranando para entregar en detalle a la comprensión del observador.
En el primer capítulo se pone de relevancia un vínculo esencial del quehacer poético no siempre tenido en cuenta cuando se transita el género. Se refiere a la tarea especulativa, que desde tiempo inmemorial ha ligado a la poesía con la filosofía como actos esenciales, producto del interés de los humanos frente a las incógnitas que a cada paso plantea el mundo circundante. Ambas tareas apuntan a la búsqueda de saberes que son en sí un work in process, una labor sin fin en tanto la indagación es abordada como actitud y no como una búsqueda con un objetivo cuyo completo alcance no sólo es imposible sino también absurdo. Podríamos agregar que, si bien una busca el camino del entendimiento, la otra explora el territorio de la comprensión, valiéndose ambas de la palabra, las imágenes, las metáforas, las alegorías. Con divergencias y coincidencias, filosofía y poesía son dos caminos que confluyen en la búsqueda de alguna verdad.
En la introducción dice el profesor Gallone, cito: “Toda verdad, para llegar a verificarse como tal, incluso en su insanable relatividad, necesita ser poetizada”. Y más adelante agrega, en un acto de humildad y honestidad intelectual: “Todo ensayo, desde el caballero de Montaigne hasta nuestros días, pisa con pie vacilante el suelo de la hipótesis y se jacta de pertenecer a la patria de la incertidumbre”. El capítulo, como toda la obra, recorre un amplio territorio de referencias que, punto por punto, sostienen el hilván de los argumentos de Gallone, en un despliegue de inteligencia, agudeza y erudición.
En el capítulo siguiente se desarrollan temas como la imposibilidad estructural del lenguaje, las limitaciones de la palabra, donde siempre un resto permanece indecible y desde donde se propone que “la poesía permite el uso de las palabras para hablar de otra cosa, para sugerir por medio de enunciados verbales aquello que resulta imposible de denotar”. Si de las limitaciones del lenguaje hablamos, nada más claro que este párrafo de Gallone (Pág. 37) “Quien escribe espera, en principio, todo del lenguaje hasta que advierte –para sorpresa primero, para desengaño después, para desesperación por último– que el lenguaje no es un filántropo manirroto, sino un administrador cicatero: concede algo pero se reserva un resto, se ofrece para enmascararse, parece transparente pero está nimbado por una densa opacidad, celebra un interminable connubio con el silencio”. El escritor, el poeta, el ensayista en este caso, vencen ese silencio sabiendo que luchan para ser derrotados. Esta suerte de oxímoron se sustenta en la potencia del deseo, nos dice Gallone “la inagotable emergencia del deseo” (Pág. 45), ese otro oxímoron.
En los capítulos siguientes se aborda la actitud del poeta frente al inexorable avance del tiempo y su linealidad, en una original elaboración de los alcances de la palabra poética para lidiar con dichos rasgos distintivos de la temporalidad, hallando el modo de abolir el espacio y el tiempo. Otro factor que destaca es la búsqueda del origen, la labor de des-ocultar no entregándose nunca a lo evidente, transitando caminos no recorridos para llegar al encuentro de alguna verdad que revele “el origen del sujeto (arrojado a la Historia)… al tiempo” y su correlato en tanto todo origen de algún modo prefigura su final: “El origen, pues, reconoce una relación fraternal con el desenlace” (Pág.60).
Hay en este trabajo del profesor Gallone una precisa justificación de la genealogía poética de Luis Benítez en función de la familia de poetas con las que su obra se vincula.
En los dos últimos capítulos se trata la coincidencia de opuestos como recurso que potencia las imágenes poéticas y el uso de dicho recurso, el desamparo existencial en el universo poético de Luis Benítez, cierta visión del panteísmo, la correspondencia con la ética spinoziana, la mirada radical del poeta (y al respecto valga esta cita, de la Pág.72): La del poeta –menuda y remanida novedad– es una mirada que va más allá de la gastada certidumbre, de la flagrante evidencia, una mirada extraña y que, en ocasiones, bien puede revelarse indescifrable”); la posición del sujeto poeta en el hecho poético, el parentesco entre la dimensión de la pérdida y el concepto de alétheia, la oposición entre la nada y el vacío vinculados por el concepto de hiancia. Todos estos tópicos -llamémosle así- confluyen hacia el final en la Extrañeza Radical, esa dislocación interior que lleva al humano, por momentos, a sentirse otro, y que conducen-retornan a la extrañeza del otro y “lo otro” y en definitiva a la sensación del yo incompleto que, al igual que con el lenguaje, son inaccesibles a la experiencia de su total conocimiento; cito al profesor Gallone: “el lenguaje pugna con su constitutiva condición de inefable y el sujeto queda encubierto tras un denso velo de otredad”. De allí, en los efectos y afectos del sentir, y sobre el sentir, aparece la relación que Osvaldo Gallone traza con el sentido de lo siniestro según Freud, lo cotidiano que se torna fantástico, esa sensación que nos abrumaría, como se ha dicho, “frente a una piedra que se pone a cantar”.
Estamos aquí frente a dos obras trascendentes que convocan a su lectura, por un lado la de un ensayista de sobrados méritos a los que se suma la excelencia del presente trabajo y, por el otro, la del poeta cuya obra deseamos releer quienes ya la transitamos y acercarla quienes no hayan tenido la suerte o la oportunidad de haberla leído todavía.
Cada vez que nos encontramos ante obras trascendentes, a los espíritus curiosos hasta lo malsano nos asalta el cómo, no en la dimensión técnica del término sino en el espacio del sentir, es decir el “desde dónde”, en este caso Osvaldo Gallone persona, ha escrito esta impecable pieza literaria. Acaso este fragmento brinde una pista para quienes lean este bello libro y tengan esa “malsana” curiosidad: “El poeta es quien traduce y descifra los oráculos, los arcanos, los misterios; lo que equivale a decir que es aquel que se alza desde el tembladeral del sujeto para sumergirse en las honduras de la extrañeza radical”. (Pág.79).
Me atrevo a sostener que Osvaldo Gallone, también poeta, acaso en un espacio entre sueño y vigilia, con la mirada sesgada por lo inefable, ha descendido en búsqueda imposible a esa zona en sombras que ilumina la poética de Luis Benítez, y si bien lo ha hecho en segura soledad, no estaba solo: lo acompañaba, cual verdadero ejército que custodia su vasta erudición, de san Agustín a Wittgenstein, la multitud de poetas, filósofos y escritores, de todos los tiempos y todas las épocas, que cita al final de su obra y que fueron escuderos literarios y anímicos de la verdadera katábasis del autor a la deslumbrante opacidad que toda alta poesía encierra.
Démosle pues la bienvenida a este libro y celebrémoslo.
REFERENCIAS
(1) Alberto Boco nació en la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina, en 1949, donde actualmente reside. Ha publicado 8 libros de poemas: “Arcas o pequeñas señales” – Buenos Aires – 1986 – Libros de Tierra Firme. “Galería de ecos” – Buenos Aires – 1989 – Ediciones Ultimo Reino. “Ausentes con aviso” – Buenos Aires – 1997 – Libros de Tierra Firme. “Cartas para Beb” – Buenos Aires – 2007 – Edición del Autor. “Riachuelo” – Buenos Aires – 2008 – Ediciones de la Quintana. “Malena” – Buenos Aires – 2012 – Edición del Autor. “Estación de nosotros” – Buenos Aires- 2014 – Buenos Aires Poetry. “Visitas inoportunas” – Buenos Aires – 2014 – Editorial El jardín de las delicias. “Para un programa de disolución y otros textos” – Buenos Aires – 2016 – Ediciones En Danza. Mantiene inéditos más de 10 volúmenes de poesía. Poemas suyos fueron publicados en revistas literarias de Argentina y el exterior, entre ellas Río Grande Review de la Universidad de Texas at El Paso, EE.UU.; Revista Nagari, Miami, EE.UU., y Littoral Magazine, Reino Unido. Poemas suyos han sido también publicados en revistas literarias en Colombia, Brasil y Rumania. Ha recibido diversas distinciones, entre ellas el Primer Premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía “César Domingo Sioli". de Argentina. Escribió varios artículos y reseñas en revistas literarias impresas y virtuales, de Argentina y del exterior.
(2) Editorial Fundación Victoria Ocampo, ISBN 978-987-1198-92-4, 104 pp., Buenos Aires, 2024.
(3) Osvaldo Gallone (Argentina, Buenos Aires, 1959) publicó dos libros de poemas ("Crónica de un poeta solo", 1975; "Ejercicios de ciego", 1976), dos volúmenes de ensayo ("La ficción de la Historia", 2002; "Lectura de seis cuentos argentinos", 2012) y cinco novelas ("Montaje por corte", 1985; "La niña muerta", 2011; "Una muchacha predestinada", 2014; "La boca del infierno", 2016; "Un cataclismo silencioso", 2021). Ha recibido diversos premios nacionales e internacionales tanto por su obra narrativa como ensayística.
(4) El poeta, narrador y ensayista Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA), de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA) y del Centro PEN Argentino. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria. Sus 44 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.
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