Ya en el hospital después de examinarla, los médicos lloraban. Tenían que amputarle las dos piernas. Era la única solución que tenían para dejarlo con vida. Los médicos de la ONG, Médicos Sin Fronteras, trabajaban esperando un ataque que dejara el hospital derruido y sin posibilidades de hacer nada. Apenas había agua y luz.
El resto de pacientes ingresados se amontonaban por doquier, no había privacidad ninguna, era una lucha a muerte por la subsistencia. Unos estaban en una sala, otros en otra todo, todo era un desastre, pero eso era mejor que nada.
Un misil de la aviación israelita, enviados por Netanyahu a bombardear Gaza, había destruido su casa y matado a toda su familia y ahora ese niño estaba absolutamente solo en el mundo y le faltaban las dos piernas. Con tan solo 3 años, Ahmed, que era su nombre, sobrevivió al misil que impactó contra su casa.
El equipo de rescate cuenta que Ahmed estaba con una persona que dijo que el niño había salido volando por los aires y fue encontrado herido a unos 20 metros de la casa.
Así Ahmed se encontraba ahora huérfano, sin casa y sin refugio para protegerse de los continuos bombardeos y prácticamente sin nadie que se ocupara de él, sin nadie que lo pudiera cobijar.
Dos días después de que le amputaran las piernas, un misil impacto en el hospital, apagándose las luces, sonando las sirenas, y con todo el mundo y corriendo tratando de ponerse a salvo, pues el fuego y el humo lo invadían todo. Los enfermos y lisiados se levantaban de sus camas y se las apañaban como podían para huir de la devastadora situación.
Ahmed sin piernas trataba de llamar la atención, arrastrándose como podía, abriendo los brazos, buscando ayuda, hasta que alguien que pasaba lo vio y lo recogió y lo llevaron al campamento de Nuseirat para alojarlo en una escuela afiliada a Naciones Unidas, donde pasaron unos días presos de agitación y nerviosismo.
Pero, la ubicación no era segura y de nuevo la aviación y los misiles los hicieron huir. Todos se movilizaron, víctimas del bombardeo con consecuencias devastadoras para todos. De nuevo Ahmed trataba de llamar la atención con sus manos y su voz, hasta que alguien lo recogió y lo llevó a nueva escuela.
Los médicos que lo operaron sueñan con poder enviar a Ahmed a recibir tratamiento fuera de Gaza. "Quería ser muchas cosas", decían con tristeza. "Quería ser un futbolista famoso".
Esta es la terrible situación a la que se enfrentan muchos niños en Gaza, cuyas vidas cambian por completo en un segundo. El momento es que sus padres, hermanos y abuelos mueren por un bombardeo y ya nada volverá a ser igual.
Relato basado en hechos reales. Hay miles de niños sin padres, moviéndose por Gaza. Miles de civiles fallecidos, miles de personas heridas psicológicamente o físicamente, miles de refugiados huyendo de la devastadora guerra.
Ángel Villazón Trabanco
Ingeniero Industrial
Doctor en Dirección y Administración de Empresas
Tiene una página web www.angelvillazon.com donde podrás ver sus libros y leer multitud de artículos culturales sobre narrativa, arte, gastronomía mexicana, etc.