La unión, en este libro, se establece con el hombre –y sus significados- a través de una forma de canto solidario, de vínculo entre el hombre que ha sido y la naturaleza en que se ha sentido representado. Con una gran decisión, con valentía y libertad. Incluso en lo paradójico:
Charles Darwin: ‘La historia natural de Selborne’, de White, los ‘Elementos de geología’, de Lyell, y la ‘Filosofía natural’, de Herschel, suscitaron en mí un apuro por explicar cuanto veía.
-el esplendor de los trópicos me deslumbró
-ya lo dijo Montesquieu, la soledad mejora el talento
-(a veces pienso que odio lo que amo)
-Mi amor por la naturaleza sigue intacto desde aquella cabalgada en Gales cuando, siendo aún adolescente, sentí un agudo placer ante el paisaje
Roger Caillois: ‘Las piedras no tienen léxico’, escribió. Y después, citando a los sabios del Pórtico: ‘Yo soy la piedra y la piedra es yo. Por eso, no busco ni rechazo’.
Gilbert White: ‘Los gorriones flirtean con las alas y hacen nido en los aleros y también en los manzanos’.
-Muchos pájaros no cantan en verano (el tordo, el mirlo, la totovía) Agosto es el mes más silencioso
-Casi todos los pájaros beben a sorbos. Sólo las palomas toman agua en cantidad, como los cuadrúpedos
Henry Davis Thoreau: ‘Es también alguien atento a los patos, las nutrias, las tortugas rubias, los gorriones y los combates entre hormigas (…) Y un lector avezado, admirador de Whitman, atraído por las tradiciones místicas y las prácticas orientales de contemplación’.
-‘Aquí, demás, puedo poseer mi propio sol, mi luna y mis estrellas: un pequeño mundo para mí solo’
-Un individuo, en suma, esa rareza
Claude Monet: Ha soñado y pintado ese jardín de ninfeas mucho antes de que exista.
-La naturaleza, una vez más, imita al arte
-A estos misterios del agua que la sombra viste y el sol desnuda se los ha llamado el canto del cisne de Claude Monet: la búsqueda de un todo sin fin y sin orillas, capaz de abrir un surco en otro reino
Rosa Luxemburgo: Después (1898), casi enseguida, vendrán los exilios, las persecuciones, los conflictos con sus propios camaradas, la cárcel, las mudanzas y las dificultades para sostener la relación amorosa con el líder lituano Leo Jogiches.
Necesitaba observar, con el mismo fervor y la misma impertinencia, las hojas de los olmos, los cipreses, los rosales y los tilos y anotar el aspecto, la familia, los nombres en latín y en alemán de las flores, así como su fragancia y época de floración. Necesitaba instalar allí, del mismo modo que en la vida, un estallido que pudiera ser a la vez una arenga a favor de la libertad, una oposición a toda forma de dogmatismo y una confianza en la posibilidad de una sociedad más justa.
-‘¡Qué hermoso es esto! Interiormente siento que, en mi trocito de jardín, rodeada de abejorros y de hierba, estoy mucho más a gusto que en un congreso del partido. Mi yo íntimo pertenece más a los gorriones que a mis camaradas’
Ludwig Wittgenstein: ‘El bosque es sinuoso como el bosque’.
-Llegué a pensar que la conciencia es la voz de Dios o, lo que es igual, que la poesía es un jardín, un jardín que habla de otros jardines
-… mi trabajo nadie lo entenderá, sobre todo la parte que no escribí, que es la más importante
-‘Morir requiere inteligencia’
(Este libro es canto y rememoración, vínculo con la naturaleza y, por extensión, con uno mismo
El algoritmo, a buen seguro, declarará que, con mucho, quien ha merecido el mayor reconocimiento aquí ha sido, sin duda, el gorrión)
‘Malditamente tuyo’ (L.W.)
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