En efecto, celebrando sus 25 años de plata que son oro puro en papel. Con una extensión casi simétrica de 200 páginas en cada edición, la revista Sigila se financia por suscripciones y, dada la insuficiencia de recursos, añadimos la voluntad de su directora, Florence Lévi y del consejo de redacción, así como el patrocinio de la Fundación Calouste Gulbenkian y la participación del Centro Nacional del Libro en Francia. Autores tan imprescindibles como el prestigioso hispanista Bernard Sesé, el filósofo Jacques Derrida, el académico Valentín García Yebra, el historiador y crítico de arte Jean Starobinski han dejado una impronta tan reconocible como imperiosa en esta bellísima revista. En buena lógica, una solidaria e inteligente interdisciplinariedad es una de las señas de identidad más visible de la publicación. Los enfoques historicistas, filosóficos, antropológicos, lingüísticos, psicoanalíticos, arquitectónicos, literarios en una doble dirección sincrónica y diacrónica, pues, por poner algún ejemplo, se actualizan los estudios sobre literaturas medievales a la vez que se van entrecruzando estudios con los enfoques más recientes desde el planteamiento didáctico hasta la puesta en escena de lo enciclopédico. Los números de revista se conforman con estudios monográficos, reseñas de libros, una sección que recoge publicaciones y noticias varias en torno al secreto, otro apartado de resúmenes y una antología poética que versa sobre el secreto.
Los idiomas vehiculares son obviamente el francés y el portugués, pero esa ventana abierta a tiempos y universos ofrecen también expresiones en español, inglés, es decir, un abanico tan singular como diverso del estudio dentro del marco del secreto. Este último número abordaba el ámbito de las conspiraciones, pero los escenarios cambian y particularizan el potencial en cada edición. Amnesias y correcciones, nombres ocultos, confesiones, mujeres con secretos, secretos de lo extranjero, geometría del secreto, disimulos, guardianes del secreto, los tiempos del secreto, las tonalidades, lo íntimo, la vergüenza, la ciencia, la sombra, el sentido, lo clandestino, el teatro del secreto, el secreto de los orígenes, lo anónimo, máscaras, colores, correspondencias, remedios, piedras, eclipses, transparencias, lenguas, arquitecturas, nostalgia, silencio, enigma, desnudo, archivos, espera, desapariciones, indiscreciones, en definitiva, un permanente itinerario de metamorfosis cuyo trabajo tan complejo como luminoso al alcance de lectoras y lectores, constituyen un puente entre culturas, disciplinas que se nos antoja tan significativo necesario. Colaboraciones con la moldura de lo conspiratorio de José Mattoso, Peter Szendy, Crispijn De Passe, Franck Collard, Jean Noël Tardy, Jean Philippe Schreiber, Philippe Oriol, un texto de Baudelaire que se publicó por vez primer en la Revista Esprit en 1951, Cristina Clímaco, Angès Levécot, Irene Flunser, Alain Corbellari, Hugues Didier, Jeanne Auzas, Alice Dumas, Pierre Bayard, Jean-Baptiste Naudet, y, una antología de poemas con Manuel Alegre, Andrée Chedid, Serge Dieudonné, y un servidor. Señalaba al principio, lo inhabitual de la recensión de revistas. Más inusual si cabe es que el reseñador incluya en su crítica un poema suyo. Sin embargo, “De cuartetas calladas” en homenaje al académico, traductor, hispanista y amigo añorado Bernard Sesé, traducido nada más y nada menos que por Sylvie Sesé-Léger y Soledad García Mouton, merecen no sé si la transcripción, pero desde luego sí que insisto en la mención. Por favor, guárdenme el secreto y suscríbanse a la revista Sigila.