“Estaba buscando información sobre Luis Cernuda cuando aparecieron las misiones. Éstas se fundaron en 1931 bajo el auspicio de Manuel Bartolomé Cossío, sucesor de Francisco Giner de los Ríos en la Institución Libre de Enseñanza. Fueron patrocinadas por el Ministerio de Instrucción Pública y su objetivo era llevar la cultura a gentes de campo, de pueblo pequeños que no conocían el cine, la fotografía, el teatro…”, cuenta con pasión la escritora. Cristina López Barrio investigó sobre esas Misiones y ha pergeñado una novela donde se cuenta lo que sucedió en el verano de 1935 en uno de los viajes que realizaron algunos de los más de 500 misioneros que viajaron por la planicie castellana. “Quise saber cómo vivieron esas personas el descubrimiento del cine y qué huella pudo dejar en las vidas de esa gente que vivía en el campo ajena a todo tipo de cultura y que no habían visto los adelantos de la época”, señala la autora. Si la Barraca de Ugarte y Lorca tenía un carácter más vanguardista y lo que buscaban era una renovación de la escena, las Misiones Pedagógicas tenían como objetivo acercar la cultura popular a los pueblos. “Se hizo una adaptación de ciertas partes de El Quijote, sobre todo los que protagonizaba Sancho Panza en la Ínsula de Barataria. Todo era mucho más básico e incluía, además del teatro, el cine, un museo ambulante y una biblioteca. La llegada de esas misiones era todo un acontecimiento para el pueblo”, cuenta Cristina. No ha querido ubicar el pueblo de la novela en una localidad reconocible. “Me daba mucha más libertad no nombrar a un determinado pueblo. Me he basado en uno conocido que he adaptado a mí trama. He inventado los nombres de los personajes, pero también he usado palabras de pueblo y anécdotas de la época para que resulte más fidedigno”, analiza la autora madrileña. El personaje central de la novela es una joven sofisticada y frívola que solo piensa en bailar y divertirse. Además, está poco preocupada por la política; por influencia de su madre le interesan todos los temas relacionados con la cultura y el teatro. Sí tiene una curiosidad en acercarse a personas de otra clase social. Un encuentro casual con una amiga de la infancia le hace replantearse muchas cuestiones y conoce de primera mano las Misiones Pedagógicas. “Es importante ponerse en la posición de otras personas porque así tienes la capacidad de mirar de manera diferente”, sentencia. La relación que tiene con su amiga Rosa y con Cossío le hacen ver otra realidad. “Es bueno para ella porque le hace reflexionar sobre cosas que ni se la había ocurrido”, apunta Cristina que reconoce que para el papel de Cati se ha basado en la diseñadora de vestuario Victorina Durán y, para el papel de Edmundo, en el pintor Julio Romero de Torres, aquel que pintó a la mujer española como nadie. “Pero las situaciones son inventadas, no quiero que sus descendientes me denuncien”, señala con sentido del humor. “El espíritu de las Misiones Pedagógicas era conocer las tradiciones de la España rural”Una de las decisiones que tuvo que tomar Cristina López Barrio al escribir la novela fue decidir qué voz utilizar. “La novela está escrita en tercera persona, pero en ocasiones sale la voz de Cati. Me dejé llevar y, en las sucesivas correcciones, fui mezclando las voces. Es muy potente escuchar la voz de Cati. Es mucho más viva la trama cuando se combinan ambas voces”, sugiere. Otra de las tramas potentes que tiene “La tierra bajo tus pies” es la historia de amor que protagonizan Cati y Jeremías, un hombre maldito en el pueblo. “Cuanto más imposible es una historia de amor, mejor funciona. En ésta, hay un abismo social, cultural, económico, etc. Quizá por eso mismo se desarrolla tan bien. Él también hace un esfuerzo para meterse en el mundo de ella. Creo que es muy apetecible la atracción que siente Cati por él”, sostiene la novelista. Nos cuenta en sus páginas cómo se desenvolvían las misiones por esos pueblos perdidos de la meseta. “Por un lado, querían que los lugareños disfrutasen de la cultura y de los nuevos avances tecnológicos que no llegaban hasta los pueblos como el cine pero, por otro, querían conocer las tradiciones de la España rural. Que hubiese un conocimiento mutuo de ambos mundos, que, aunque cercanos vivían uno de espaldas al otro”, expone Cristina.
“He tratado de imaginar qué huella pudo dejar el paso de las Misiones por esas poblaciones. Tiene mucho que ver con la novela del asombro. Cómo se puede llegar a transformar la vida con la cultura. Se mezclaba en ellas la cultura y el ocio. Esto es muy difícil de medir, por eso el gobierno de la República fue limitando el presupuesto. Mucho de lo que hoy conocemos sobre las Misiones Pedagógicas nos lo han contado misioneros que se exiliaron en Uruguay o Argentina”, desgrana la autora. Cristina señala que “en las Misiones había personas de todo orden político. Aglutinaron a gente de diferente condición. Se las podría calificar como de algo utópico. Una ilusión, un milagro que duró unos pocos años”. Para finalizar, la autora de "La tierra bajo tus pies" quiere dejar constancia de que la gente de la ciudad, ya en aquella época, se había acomodado socialmente y miraba hacia otro lado, mientras que las gentes del campo estaban más acostumbradas a compartir, a disfrutar más de lo que les ofrecían las misiones”, concluye. Como bien señalaba la Institución Libre de Enseñanza en su ideario: hay que regenerar España a través de la educación. Puedes comprar el libro en:
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