Desde que en 2019 coincidiésemos en “Guadalajara en negro” no habíamos vuelto a encontrarnos. Ahora, hemos compartido un par de horas en la sede de su nueva editorial. De la que habla maravillas. “Ha sido un cambio como de la noche al día”, me dice sin querer hablar ni mal ni bien de la anterior y añade, “me hizo mucha ilusión firmar con esta casa que tuvo entre sus autores a Domingo Villar y Alexis Ravelo, dos de mis grandes referencias”. No me extraña lo más mínimo. Lo mismo que lo que me suelta cuando hablamos de temas de actualidad. “España está demasiado polarizada y deja mucho que desear”, afirma con razón. Su opinión tampoco difiere mucho cuando habla de las personas que se mueven por nuestra piel de toro. “Nadie llega arriba si es buena persona”, apunta. ¡Y qué razón tiene! Baste ver a los políticos que tenemos para que nos reafirmemos en ese aserto. Quizá por eso escribe novela negra, o también porque ha sido guardia civil durante veinte años. Las anécdotas que me cuenta, me las llevaré a la tumba y ni el propio Coveiro, el enterrador protagonista de “Hierro viejo” las podrá desenterrar. “Hierro viejo es una novela coral en la que he intentado desaparecer como narrador. Quise dar una imagen de conjunto de la narración con muchos personajes, hacerla divertida y amena, pese al tema. También he intentado que algunos de los diálogos entronquen con el pasado. He utilizado flash-back que no rompen el ritmo. Para mí, la musicalidad es fundamental en la narración. Trabajo las escenas y las transiciones todo lo que puedo hasta que me suenan bien. No paso a la siguiente escena hasta que no he quedado conforme”, analiza el autor madrileño que se define como un “escritor lento, pero seguro”. Profundizando sobre su forma de escribir, cuenta con humor que “tardo más en pensar las historias que en guionizarlas. A veces me tiro horas mirando por la ventana. Me ha costado convencer a mi mujer que eso también es trabajo. Mi pretensión es que las tramas tienen que quedar redondas, que cierren el círculo. Con las tramas pasa lo mismo que con las personas, solo ves una pequeña parte, como un iceberg”, expone acertado. “Con mis novelas siempre me planteo retos”Otra de las cuestiones en la que hace hincapié el autor es en cómo surgen las ideas para una novela. “Yo siempre me planteo retos. En esta ocasión era trasladar una vieja historia a los tiempos actuales, un western crepuscular, con protagonistas mayores como aquellos donde se planteaba una última batalla que se hace por un buen fin. Clint Eastwood era un genio en esto. Mi Coveiro no tiene claro si quiere redimirse o no, pero su sobrino Marco es su última oportunidad”, señala. “Él sabía que la guerra estaba perdida, pero tenía que darla. Esto da profundidad al personaje. Siempre hay que empezar los libros de manera diferente. No sé puede estar repitiendo indefinidamente los mismos esquemas. Hay que buscar la originalidad, por eso me gusta trabajar con personajes que sean divertidos como los Bobbys”, expone el autor. Éste es un matrimonio parecido a los protagonistas de la película Sr. y Sra. Smith, solo que más originales.
En la novela, nos encontraremos con muchas sorpresas, como el incendio del edificio Windsor. Nos sorprendió la utilización que hace el escritor de ese siniestro. “Mi objetivo es divertir y entretener. Sin olvidar la técnica que tiene que tener una novela. El dinamismo y la fluidez no están reñidos con el trabajo”, apunta Marto Pariente que me confiesa que utiliza apellidos de personas conocidas para sus personajes. “Pero no se parecen en nada”, aclara. Marto se desenvuelve mejor creando historias complejas que simples. “Me salen así, en Hierro viejo puede parecer que hay tres tramas diferentes. En realidad, estoy contando una sola trama, pero desde diferentes puntos de vista. Eso enriquece la narración. Bien es verdad que todo confluye al final y creo que he conseguido que haya quedado muy redonda”, señala. También subraya que “mis personajes tienen mucha hondura y eso que no suelo describirlos en profundidad; a veces, un par de rasgo bastan”, concreta. Marto Pariente se considera un profesional de la escritura, “aunque soy más un contador de historias que un literato. Me gusta la agilidad en mis obras, que el lector lea rápido el libro y siempre los trato como adultos. Doy la información justa y necesaria para describir una historia, si lo hiciese de forma exhaustiva, la historia sería solo mía. Lo que quiero es que participe de la historia”, elucubra. Para finalizar, apunta someramente su secreto: “Siempre trabajo en dos planos: sorprender al lector y cerrar el círculo de la trama. Siempre hay que guardarse un as en la manga, hay que epatar, pero manteniendo ese as. No se puede desvelar todo”, concluye Marto Pariente, un escritor sorprendente que nos dará muchas alegrías. Puedes comprar el libro:
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