El hallazgo de los dos documentos inéditos, efectuado en el Archivo Histórico de Protocolos Notariales, de Sanlúcar la Mayor-, lugar de descanso del rey de la Corona de Castilla, Alfonso X de Castilla, llamado «el Sabio» (1221-1284) y propiedad de la Orden de Santiago-, es el resultado de una investigación científica sobre la historia de Castilleja del Campo, llevada a cabo por el profesor Bartolomé Miranda Díaz, investigador del Grupo de Investigación HUM 214 «El Reino de Sevilla en la Baja Edad Media» de la Universidad de Sevilla, junto con el excelente historiador Miguel Ángel Rodríguez Luque, bibliotecario de la Biblioteca Pública Municipal «Rafael Alberti» de Brenes, y archivero del Archivo Municipal de Brenes, en un proyecto subvencionado por el Ayuntamiento de Brenes y la Diputación de Sevilla.
Sin ningún atisbo de duda, las dos joyas documentales ponen de manifiesto que Miguel, brillante soldado aventajado de los invencibles Tercios Viejos españoles, estuvo el 2 de agosto de 1593 en Huévar del Aljarafe, municipio asentado en la cuenca del río Guadiamar, y el 3 de agosto del mismo año en Castilleja del Campo, municipio ubicado al oeste del río Guadiamar-, que solo 10.2 kilómetros separan a las dos poblaciones hispalenses-, para recoger 26 y 40 fanegas de trigo para la provisión de las galeras de España.
Al lado de ello, pongo en claro que antes de su llegada a Huévar del Aljarafe-, donde se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, datada de 1510, de estilo gótico-mudéjar-, el autor de La Galatea (1585) compareció el 28 de julio de 1593 en Bonares de acuerdo con la carta remitida «por Pedro Alonso Coronel y Alonso Domínguez Borrero, alcaldes ordinarios de Bonares, para recoger 30 fanegas de trigo puro, limpio y sin cebada para la provisión de las galeras de España…, a razón de 14 realas la fanega. Los testigos fueron Juan Salvador, Antón Rodríguez, alguacil mayor, Juan de ¿Beas?, ante el escribano publico Cristóbal Martin de Villegas».
También ese día Miguel estuvo presente en Lucena del Puerto, donde el alcalde ordinario Gonzalo Hernández y los regidores Bartolomé Rodríguez y Gonzalo Roldán se obligaron a entregar «a Miguel de Oviedo, proveedor de las galeras de España y contador de las provisiones de Andalucía, y Miguel de Cervantes, en su nombre, o a la persona que en su nombre de Su Majestad lo haya de haber, a saber, 24 fanegas de trigo puro sin cebada ni otra semilla, bueno de dar e recibir en cámaras en este dicho lugar, a nuestra costa, para la provisión de las galeras de España… a razón de catorce reales cada fanega, que es la tasa que el Rey, nuestro señor, manda se pague» (M. Mora Ruiz, Las huellas…, 1). Ambas joyas documentales fueron localizadas por el benemérito historiador Manuel Mora Ruiz, doctor por la Universidad de Huelva, y alcalde de Lucena del Puerto.
Habría que decir también que hasta la fecha desconocemos los días de estadía de Cervantes desde el 3 de agosto de 1593 hasta el 19 de agosto de 1593. No obstante es verosímil que haya permanecido en Sevilla porque conforme al dato fiable del 19 de agosto de 1593, ese día nuestro novelista impar recibe una nueva comisión del contador Miguel de Oviedo para ir a las villas de Llerena y Villagarcía para «embargar hasta la cantidad de 16.000 fanegas de trigo».
Importa dejar sentado, además, que gracias a la ejemplar colaboración de los distinguidos investigadores Bartolomé Miranda Díaz y Miguel Ángel Rodríguez Luque sabemos por primera vez que los habitantes de Castilleja del Campo y de Huévar del Aljarafe tuvieron el gran honor de hospedar al héroe de Lepanto.
Añádase a esto, que agradezco a los excelentes documentalistas cervantinos José Cabello Núñez y Emilio Maganto Pavón haberme comunicado este magnífico hallazgo documental, que ya forma parte de mi libro «Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, 1547-1616», que contiene 1.117 documentos relacionados únicamente con el «Príncipe de los ingenios españoles», de estos 802 nuevos testimonios.
En resumidas cuentas, le felicito a nuestro meritorio profesor Bartolomé Miranda Díaz por el descubrimiento de dichos diamantes documentales, -un hito histórico de primer orden- y por su destacada contribución a la biografía documentada del héroe de Argel, la Historia de Castilleja del Campo, la Historia de Huévar del Aljarafe, y la Historia de Sanlúcar la Mayor, que deberían quedar fijados en los papeles para rectificar así los grandes desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza, y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa
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