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Arroyo abulense en cascada
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Arroyo abulense en cascada (Foto: Maudy Ventosa)

VUELTA AL REDIL, TÍA

Nos cuenta Azucena del Valle en "Vuelta al redil, tía" que la Vani se ha ido a su pueblo abulense a pasar la Semana Santa y que no han podido sacar las procesiones por culpa del Brasero que dio malas nuevas. Por lo menos estuvo calentita en su chiscón pueblerino gracias al otro brasero. Ella sí pudo degustar las torrijas y no como los políticos que las llevan encima. Aquí, no hemos podido comerlas porque tenían un precio tan desorbitado como las ostras con perla. De vuelta a la city, a trabajar que son dos días hasta el verano sahariano que nos espera.

- Qué flojera, tía, me había acostumbrado a escuchar los lastimeros mugidos de las vacas en los campos verdes -ahora- y gélidos -casi siempre- de la vieja Castilla y otra vez atruenan mis sensibles tímpanos los oink, oink de las piaras de cerdos que lo inundan todo.

- Has vuelto muy sensible, Vani, con solo tres días de asueto pasados entre ventiscas inclementes, vientos huracanados y lluvias intermitentes sentada al brasero sin poder asomar la jeta a la calle porque se te ponía la napia como un pimiento morrón debido a los cero grados de rigor. Sin contar las caravanas kilométricas -desprendiendo CO2, CO, HC y otros compuestos de plomo, anhídrido sulfuroso y partículas sólidas-, que atascaban carreteras generales y comarcales como si de un éxodo se tratara, con coches atestados de infantes, viandas, papel higiénico y bártulos inservibles para el cajón del por si acaso.

- Pero feliz como una perdiz, Puri, pisando los charcos y embarrando las katiuskas cerca del regato de mi pueblo que bajaba como una torrentera similar a las cataratas del Niágara. ¿Y ahora qué? Volvemos al redil como carneros, a las groserías, las disputas por el poder, las descalificaciones, las comisiones investigadoras que no descubren nada, las elecciones que se acercan -País Vasco, Cataluña, europeas, futboleras…-, la declaración de la renta que te hace llorar por la paupérrima economía que nos ahoga y lo que nos chupan…

- No sigas, que nos ponemos a llorar de la flojera que me embarga y la urticaria que me producen los plátanos de sombra -léase platanus hispánica o platanus acerifolia- que proliferan por mi barrio y que producen tantas afecciones cutáneas y respiratorias molestas en la población sensible y desprevenida. Porque suben las temperaturas, según Brasero.

- Desarrolla, tía, que eso último va con sorna.

- Joder, Vani, ¿no te asombra que pase la Semana Santa y vuelva el buen tiempo? Me huelo y me malicio que aquí anda la larga mano negra del gobierno que no quiere que las procesiones salgan a la calle. A saber, lo que han maquinado estos días en los despachos calentitos y mulliditos de la Moncloa y de Doñana sin que el personal se pispara de nada dispersos por la geografía y atentos al temporal que asolaba el país tanto como su gobierno. La mayoría no se llevó el transistor y sin DDT, perdona chica, quiero decir sin TDT o lo que sea no se ve la tele. Blanco y en botella, pequeño saltamontes. Cero noticias, cero preocupaciones inmediatas.

- ¡Ojos que no ven, gabardina que se va al tinte! ¡Qué a gustito sin noticias! Si de algo no se habla, no existe. Reivindico las vacaciones y los parones informativos, tanto en la política como en la vida privada y personal, que somos muy dados a sufrir con la anticipación de lo que está por venir y puede, o no, pasar en los días venideros. Las verbalizaciones lo joden todo, porque traen los problemas al presente y no te los quitas de la cabeza, aunque quieras. A la mierda los periódicos, los informativos y las noticias de última hora en el vermú.

- ¿Es mejor ocultar la realidad, tía? Ay, Vani, saber, saber, tampoco, pero no saber…

- ¡Indispensable para ser feliz! Hemos vuelto todos barrigones atiborraos de torrijas y limonada, que si le añades canela te deja hecha unos zorros, pero nueva. Y apañada la sequía. ¡Y todo gracias a Pedro Antonio!, que dice mi amiga Begoña. Voy a proponer otra Semana Santa en agosto, cuando Lorenzo torra de lo lindo y estamos más secos que la mojama.

- Imposible, Vani. La Semana Santa se celebra cuando se celebra y no por casualidad, sino porque lo decidieron en el Concilio de Nicea allá por el año 325. Dispusieron que el Domingo de Resurrección se conmemorara después de la primera luna llena posterior al equinoccio de la primavera, y ahora ni el gobierno ni otro concilio lo pueden cambiar.

- Un más a más, tía, que con estos todo es posible y donde dije digo, digo Diego. ¿No proclamó a los cuatro vientos que con el coletas no iba ni a por dinero? Pues fue y lo hizo con un gobierno ilusionante. ¿No dijo que con Bildu no se pacta nada?, pues son amiguitos, ¿no manifestó por activa y por pasiva que el gobierno no se sostendría con grupos independentistas? Son socios preferentes, ¿No afirmó que tenían que acabar los indultos en nuestro país y que los condenados cumplirían las sentencia? Todos libres de polvo y paja, ¿no era inconstitucional e imposible la amnistía? Joder, con el pollo. Todos los que le circundan están puestos teniendo en cuenta sus méritos y capacidades… ¡Otra pared que se cayó! ¿No dijo Ayuso que en Madrid no te encuentras con tus exnovios? Pues ayer me topé con uno en mi barrio ¡Para mear y no echar gota con tanta contradicción y despropósito!

- Entonces, tenemos suerte tía, porque para esta gente nada es imposible y podemos gozar de otra Semana Santa en agosto sin despeinarnos. Vamos a los días largos del año con el solsticio de verano que marca los más calurosos y el sol se larga a su punto más extremo. ¡Qué más da agosto que junio! Contamos las lunas llenas y proponemos un Real Decreto.

- No había caído, Puri. Decidimos que los santos procesionan, convencemos a los cofrades y a los del bombo y llenamos los embalses para que se puedan mojar el culo los de Madrid, que no tienen playa.

- Así también pueden beber los catalanes y los andaluces, que siempre van escasos de H2O.

- ¡Somos unas putas crack, tía! Me putoflipa tu misma clarividencia ¿Con tantos asesores y no han caído en algo tan elemental, querida Watson? Nos tenían que pagar por arreglar el país sin ser asesoras ni participar en el pesebre.

- ¡Cien por cien, tía! Por cierto, ¿Te quedan aun torrijas?

- Hablando del abrevadero… ¡no mames, tía!, no mames

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