No obstante, antes de proceder a efectuar el análisis, pongo énfasis en que la infatigable experta María del Carmen localizó un nuevo documento sobre Alonso de Salazar, criado de milicia del príncipe de poetas Garcilaso de la Vega (1498-1536), que forma parte del libro: Documentos de Catalina de Salazar y Palacios, que abarca más de 1700 testimonios legales, de estos 1350 nuevos datos, hallados por el benemérito historiador Sabino de Diego Romero, Presidente de la Sociedad Cervantina de Esquivias, con quien redacto dicha obra.
A este respecto, destaco dos cosas: la primera, dicha perla documental aportada por la brillante investigadora María del Carmen fue omitida por los académicos en sus biografías y estudios cervantinos, incluso otros 6 documentos sobre Alonso, destapados por los excelentes historiadores, en orden alfabético: Sabino de Diego Romero, Antonio Gallego Morell (1923-2009), el sacerdote de la Catedral Primada José Carlos Gómez-Menor Fuentes (1929-2020), y Francisco Rafael de Uhagon y Guardamino (1858-1927).
La segunda, algunos cervantistas propagan falsamente que Alonso no fue oriundo de Esquivias, empero me opongo contra estas fantasías, ya que la documentación legítima comprueba que Alonso fue esposo de Marina Ruiz del Castillo, estos bisabuelos paternos paternos de la hidalga Catalina Salazar y Palacios, esposa del Manco de Lepanto, vecinos de Esquivias.
Ahora bien, la primera prueba documental de María del Carmen, asegura,- de acuerdo con el dato del 4 de octubre de 1536 en Alcalá de Henares-, que el abuelo paterno del héroe de Argel tenía una esclava lora, de color amulatado o de un moreno tirante al negro, llamada Catalina:
«sepan cuantos esta carta de poder vieren cómo yo, el licenciado Juan de Cervantes, vecino que soy de la villa de Alcalá de Henares, otorgo y conozco que doy mi poder libre, llenero, bastante, según que yo lo he y tengo, y como mejor y más cumplidamente puede ser y de derecho más puede y debe valer a vos, Juan de Cervantes, mi hijo, vecino de la dicha villa, que estáis presente, especialmente para que, por mí y en mi nombre y como yo podáis vender y vendáis una mi esclava lora, que se dice Catalina… Testigos que fueron presentes: Rodrigo de Cervantes y Alonso López de Salaya, el mozo, y Pedro de Antequera, vecinos de la dicha villa de Alcalá» (M.ª del Carmen Vaquero Serrano, «El licenciado Juan…», 2024).
El segundo dato auténtico, de la erudita María del Carmen, trata de una carta de venta de dicha esclava, el 22 de octubre de 1536 en Toledo, llevada a cabo por Juan de Cervantes, tío carnal paterno del «Rey de la Literatura española», que fue comerciada a la señora Guiomar de Aragón, esposa del calahorreño Pedro Sancho:
«sepan cuantos esta carta vieren cómo yo, Juan de Cervantes, hijo del licenciado Juan de Cervantes, mi señor, vecino de la villa de Alcalá de Henares, y en nombre del dicho licenciado, mi señor…, por virtud del cual dicho poder otorgo y conozco que vendo de juro y por juro de heredad para ahora y para siempre jamás a vos, la señora doña Guiomar de Aragón, mujer del señor Pedro Sancho, vecino de la ciudad de Toledo… por precio y cuantía de cuarenta y seis ducados y quatr de oro y cuatro reales de la moneda usual, que montaría diecisiete mil y trescientos y ochenta y seis maravedís de la moneda usual que por la dicha esclava… Testigos que fueron presentes: el licenciado Gutierre Vaca de la Palma y Rodrigo de la Jara [?], alguacil, y Juan Madera [?], vecinos de Toledo. Cervantes, Payo Rodríguez» (M.ª del Carmen Vaquero Serrano, «El licenciado Juan…», 2024).
La profesora Vaquero Serrano, del IES Alfonso X el Sabio, Toledo, concluye adecuadamente que:
- «Los dos documentos localizados constituyen una prueba más de que el abuelo paterno, el tío carnal paterno Juan y el padre del autor del Quijote eran vecinos de Alcalá de Henares en 1536.
- Los escritos que aquí se publican son testimonio de la existencia de esclavos en aquella época, personas que no eran consideradas tales sino como simples objetos que se podían comprar y vender. Recordemos, como un ejemplo más, que, en el inventario que se hizo a primeros de 1537 (poco más de dos meses después de los documentos cervantinos) de los bienes dejados por el poeta Garcilaso tras su muerte, se relacionaron, entre los enseres de la casa, cuatro esclavos: Román, Hamed, Fátima y Mariquita» mencionados en Garcilaso…, de M.ª del Carmen de Vaquero Serrano.
A pesar de ello, se documenta que «Catalina, de edad de treinta y tres o treinta y cuatro años, poco más o menos, con una señal de negro en la barba y otra en el carrillo derecho… ganada de buena guerra». En vista de ello, surgen dos preguntas: ¿en qué guerra se obtuvo a Catalina?, y ¿en qué guerras participó el licenciado Juan?
Con arreglo a mi búsqueda reforzada por la documentación del licenciado Juan, este pudo obtener sus esclavos de las siguientes guerras, completamente dejadas en el tintero por los biógrafos cervantinos; ¿por qué?:
- Guerra de Nápoles (1501-1504); entre 1501-II-19 y 1504-V-29;
- Guerra de la Liga de Cambrai (1508-1516 ); entre 1508-XII-9 y 1511-III-11; 1512-VII-30 y 1515-V-5;
- Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522); entre 1520-?-? y 1522-X-15;
- Guerra Italiana (1521-1526); entre 1521-?-? y 1522-X-15, y entre 1525-IV-10 y 1527-IV-30;
- Guerra de la Liga de Cognac (1526-1530), entre 1525-IV-10 y 1527-IV-30, y entre 1527-IV-30 y 1529-IX-30.
También huelga realzar que el 24 de agosto de 1550 el curtidor Bartolomé Rodríguez se responsabilizó del criado negro del licenciado Juan, llamado Bernardo de Cervantes, de 25 años, «nacido esclavo, negro o mestizo», quien, en conformidad con el excelente biógrafo Alfonso Dávila Oliveda, era hijo de Mari Díaz, amante del abuelo de Cervantes (A. Dávila Oliveda, Miguel de Cervantes…, vol. II, 13), a liquidarle un ducado de oro sin confesar la razón de dicha actuación (K. Sliwa, El licenciado Juan..., 182-183).
A ciencia cierta, Juan tuvo dos esclavos, el negro Bernardo y Alonso Gil, y su esposa Leonor poseyó un esclavo, Luis, de color loro, de 22 años, a quien vendió por 70 ducados al maestro platero Andrés Ortiz en Córdoba. Por lo tanto, en consonancia con la documentación archivada, es posible que los Cervantes compraran a los esclavos del banquero Diego de la Haya.
Con todo, de forma extraña, hasta el momento no se ha topado con ninguna licencia de esclavos en la documentación cervantina, menos aún se ha documentado si Bernardo era hijo del licenciado Juan y de su criada Mari Díaz, quien según algunos biógrafos cervantistas provocó la separación de su esposa Leonor porque tenía su apellido. Empero el historiador burgalés Dávila Oliveda sostiene que Bernardo «residente de Córdoba, era tío paterno de Miguel de Cervantes» (A. Dávila Oliveda, Miguel de Cervantes…, vol. II, 102).
Por lo que atañe a los testigos citados en el documento del 22 de octubre de 1536, aclaro que el honrado bachiller Gutierre Vaca de la Palma-, abogado como el licenciado Juan-, fue testigo del alcalde de Toledo, Pedro de Guzmán, IV señor de Batres y abuelo de Garcilaso de la Vega, cuando este hizo su testamento el 30 de agosto de 1482 en Toledo; y concerniente a Payo Rodríguez se trata del notario Payo Rodríguez Sotelo, «escribano de sus Majestades y escribano público de los del número de la ciudad de Toledo», quien, por ejemplo, el 25 de julio de 1529 en Toledo compareció ante Garcilaso de la Vega cuando el poeta militar redactó su última voluntad.
Tocante a «la señora doña Guiomar de Aragón, mujer del señor Pedro Sancho, vecino de la ciudad de Toledo», se trata del escribano general de los reinos de la Nueva Castilla, Pedro Sancho de la Hoz (1514-1547), hijo de Juan de Hoz y Juana Sancha, vecinos de Calahorra, y autor de «Relación de la conquista del Perú escrita por Pedro Sancho, secretario de Pizarro y escribano de su ejército», guardada en la Biblioteca Peruana, 1.ª, serie, tomo I (117-193), para remitirla al emperador Carlos V (1500-1558).
La documentación revela que el 22 de abril de 1535 Pedro obtuvo premiso para volver a España, se estableció en Toledo, capital de España (1519-1561), con una fortuna estimada en 50.000 ducados, llegó a ser regidor de la «Ciudad Imperial», y el 24 de enero de 1539 fue nombrado por «el César», gobernador de las tierras al sur del estrecho de Magallanes, llamadas Terra Australis, creando así la gobernación de la Terra Australis.
Al hilo de esto, surge una pregunta; conoció el licenciado Cervantes al capitán Francisco Pizarro en Toledo, cuando este fue nombrado el adelantado de la Nueva Castilla, el gobernador y capitán general de la distancia de 200 Ligas a lo largo de la costa recién descubierta en concordancia con la capitulación decretada por Carlos V para la conquista y población del Perú el 26 de julio de 1529.
Antes de terminar, hago especial hincapié en que los nuevos testimonios de la admirable documentalista María del Carmen son parte de mis dos libros: Documentos del «magnífico Señor» licenciado Juan de Cervantes, abuelo paterno de Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote, que contiene ya 400 documentos; y de Vida del «magnífico Señor» licenciado Juan de Cervantes, abuelo paterno de Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote, a quien agradezco su ejemplar y excelente colaboración.
En resumidas cuentas, le felicito a la magnífica escritora toletana María del Carmen Vaquero Serrano por su extraordinario hallazgo de los nuevos diamantes documentales de capital importancia para la biografía del licenciado Cervantes, esposo de Leonor Fernández de Torreblanca, heredera de una insigne saga de médicos, la de sus hijos: Juan y Rodrigo, y la de Pedro Sancho de la Hoz, así como para la Historia de Alcalá de Henares, la Historia de Toledo, la Historia de España, y la Historia del Perú. Sin ningún atisbo de duda, dichas perlas documentales deberían ser puestas en letras de molde para rectificar así los grandes desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza, y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa
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