Begoña Valero es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia, trabaja en la Generalitat Valenciana y es natural de Banyeres de Mariola (Alicante), pero vive en Valencia. Además, es autora de las novelas "El trabajo de los libros" (Editorial Denes, 2012) y "La casa del compás de oro" (Grijalbo, 2017). Por su destacada labor en la difusión de la historia de la imprenta a través de la literatura, ha sido reconocida como senadora del Museo de la Imprenta y de las Artes Gráficas de Valencia. También forma parte de la Red de Escritoras del Mediterráneo, que fue puesta en marcha por Casa Mediterráneo, un consorcio público dirigido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. ¿Están obligados los escritores a dar a conocer la historia con precisión y exactitud? Un escritor tiene libertad para escribir sobre cualquier tema, pero yo soy muy exigente como lectora y aprecio el esfuerzo que un autor realiza para plasmar la historia en sus novelas con precisión y exactitud. Considero que enriquece mucho al lector. ¿A qué atribuye el éxito de la novela histórica cuando la mayoría de los acontecimientos que narran es pura ficción? Leer novela histórica, cuando está bien documentada, es un placer para quienes aman la historia sin tener que recurrir a libros especializados que no suelen ser tan amenos. Te permite conocer y ver cómo viven y mueren los personajes que habitaron otros tiempos. Ahí radica el éxito. Aunque nunca hay que dejarse llevar por un exceso de información que lastre la trama porque ahuyenta al lector que solo busca puro entretenimiento. ¿Cómo llega esta crónica a sus manos y qué le atrajo más de ella? El origen de Un testigo llamado Cervantes surge con el hallazgo de la firma del escritor encontrada en el Archivo histórico del Reino de Valencia, hace unos siete años, plasmada en un documento. Se trataba de la declaración de Miguel de Cervantes en un juicio por el asesinato de un joven pescador. Llamó mi atención que nadie hasta entonces conociera este fragmento de la vida de nuestro escritor más universal. Un hecho inédito que a modo de novela negra afectaba a Valencia en 1580 cuando Cervantes acababa de ser rescatado de su cautiverio en Argel. Era el mayor regalo que me ofrecía la literatura. Poder contar una historia desconocida sobre el autor de: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. ¿Quedan muchas cosas por saber de nuestro escritor más insigne y conocido? Es cierto que los estudios sobre el alcalaíno se han centrado especialmente en su obra, mientras su vida ha sido objeto de un menor desarrollo en la literatura. Algo que resulta inconcebible dada la fama mundial que ostenta el escritor y soldado de los tercios. No entiendo cómo los escritores españoles no hemos dedicado más novelas a referir sus hazañas. Por ello, he querido contribuir, junto al proceso criminal desarrollado en Valencia, a contar los casi cinco años que tuvo que sobrevivir como cautivo en Argel. No dudo que puedan seguir apareciendo nuevos documentos que nos ofrezcan un mayor conocimiento de una vida de aventura como la de Cervantes. Esperaré impaciente esa nueva oportunidad. ¿Cuánto tiempo le ha llevado documentar la obra y a través de qué fuentes lo ha hecho? Entre tres y cuatro años he necesitado para concluir Un testigo llamado Cervantes. La mayor parte de la documentación sobre el caso criminal figura en el Archivo del Reino de Valencia donde se acumulan los testimonios sobre un asunto que provocó ciertos altercados entre la ciudadanía. Además de tener que buscar información para poder plasmar una Valencia desconocida, cuyo funcionamiento distaba mucho del actual. Algunos amigos me facilitaron bibliografía para consultar. Todavía resultó más complicado reproducir la vida en Argel, tan diferente de la vivida en España en aquel momento. Los ensayos y las tesis doctorales sobre el tema me han ayudado a conseguir que el lector pueda vivir el cautiverio mientras lee, casi percibiendo el ruido de las cadenas y los gemidos de los esclavos. La edición del libro está muy cuidada, ¿Cómo se decidió que la imagen de la portada fuera el lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau “Cervantes en Lepanto”? ¿Qué debe sugerir al lector ese cuadro? Muestra a un Cervantes joven y guapo, no cómo lo recordamos… Es cierto que el Grupo Editorial Sargantana trabaja muy bien los libros y los cuida con esmero. Necesitaban un lienzo para la portada, insignia del sello más destacado de la editorial, y Augusto Ferrer-Dalmau tenía una magnífica obra: Cervantes en Lepanto. Gracias a su generosidad, el lector puede disfrutar de esta bella portada. Un Cervantes joven, desafiante y valiente que como soldado de los tercios se enfrenta a las adversidades. Ese era, sin duda, mi personaje. En Lepanto tenía 24 años y en la novela le hago un guiño a este momento. Pero la trama nos habla de un Cervantes desde los 28 a los 33 años, su periodo más difícil en el que tuvo que sobrevivir con valor e inteligencia. "Podríamos decir que Un testigo llamado Cervantes son dos novelas en una que confluyen en Valencia para resolver el asunto criminal"La historia que narra su obra es inédita, ¿Cuáles son los ingredientes más importantes para que los lectores de novela histórica no deban perdérsela? En primer lugar, van a conocer un caso jamás contado en una obra literaria sobre la vida de Cervantes que puede causar estupor por las consecuencias que produjo su declaración en el juicio en Valencia. Una verdadera novela negra. En segundo lugar, por la increíble aventura que fue su vida en Argel y que está muy bien documentada por los testimonios de los compañeros de cautiverio. Podríamos decir que se trata de dos novelas en una que confluyen en Valencia para resolver el asunto criminal. Por todo ello, considero que hay motivos más que suficientes para atraer a cualquier lector. Dos narraciones marcan su novela, la primera situada en Argel, durante el cautiverio de Cervantes y la otra en Valencia, cuando se investiga el crimen del que se acusa a los presuntos culpables; ambas confluyen en las cinco semanas que el escritor pasó en su tierra. ¿Hasta ahora no se conocía el paso del autor del Quijote por estas tierras? Se sabía que desembarcó en Denia tras ser liberado de su cautiverio en Argel y que llegó andando a Valencia donde permaneció durante más de un mes. Sin embargo, nada se conocía de su declaración en un juicio hasta que el investigador Jesús Villalmanzo descubrió su firma en el Archivo del Reino de Valencia.
En Un testigo llamado Cervantes ¿hay también un canto a la tierra que la vio nacer, a sus costumbres, a sus gentes y modos de vivir en un tiempo difícil y ya olvidado? Siglo XVI, un lujo recrearlo. Sin ninguna duda. Recrear ese momento ha sido un placer. He recorrido en las páginas de la novela la huerta con sus cañamelares y arrozales. He vivido la palpitante vida de sus mercaderes, reflejada en la Lonja de la Seda, de los pescadores que malvivían para sobrevivir. También he reflejado los rencores y envidias del mismo modo que he revalorizado el honor, la amistad y el amor. Valores eternos que perviven a todas las épocas. El espléndido cielo azul, que hasta Sorolla derrama en sus lienzos, casi se puede ver y sentir a través de la narración. En sus páginas se podrá visitar el burdel más famoso de Europa, el primer manicomio del mundo y asistir a un juicio del Tribunal de las Aguas de Valencia y a otro promovido por el Justicia Criminal, entre otras cosas. ¿Era Valencia el paso obligado para que Cervantes pudiera regresar a Madrid? Así es. Valencia era el puerto de partida y de llegada destinado por Felipe II a los barcos fletados por los padres mercedarios o trinitarios que se dirigían a rescatar cautivos a Argel. Una vez en Valencia existía todo un protocolo de obligado cumplimiento donde se facilitaban los documentos necesarios que permitían regresar a los liberados a sus localidades de origen en la Península. Unos documentos que certificaban el buen comportamiento como cristiano que había mantenido el redimido en Argel, durante el periodo de cautiverio, para evitar problemas con la Inquisición. ¿Cómo consigue que el lector no pueda abandonar un libro de 658 páginas? Historia, traición, misterio, crimen, miseria… Creo que en esta novela el secreto está en alternar ambas historias. Cuando el lector termina un capítulo de Valencia está ansioso por saber cómo continúa esta trama. Entonces empiezo con Argel para dejarlo igual de intrigado al final de cada capítulo. De esta manera, no puede dejar de leer. Soy un poco perversa. ¿A qué da más importancia Begoña Valero a la hora de escribir? A la trama, a los personajes, al ritmo… Todo tiene peso en una novela. Para mí lo principal es hallar una buena historia. Y en Un testigo llamado Cervantes he encontrado “la piedra filosofal de cualquier escritor”: Un hecho histórico desconocido en la vida de Cervantes. Algo inimaginable. Después es necesario concebir a los personajes tanto reales como de ficción de manera que el lector pueda verlos andar entre las páginas de la novela como si estuvieran en su propia casa. Por último, que la historia lleve un ritmo trepidante que no deje respirar al lector. Espero haberlo conseguido. ¿Seguirá buscando historias tan fascinantes como ésta? Sin duda. Ojalá tenga otra oportunidad, ya que para cualquier escritor encontrar una historia así es un verdadero milagro. Puedes comprar el libro en:
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