Cristian Schleu, nació en 1976 en Barcelona, es hijo de una enfermera alemana y un músico catalán. En 1997, decide inscribirse en la Universidad de Barcelona para estudiar Geología, pero abandona al tercer año para trabajar como redactor creativo en Publicis Casadevall Pedreño. Después de trabajar en dos agencias más, en 2010 decide dejar el mundo de la publicidad y dedicarse a estudiar cocina en la Escuela de Hostelería Hofmann. Durante siete años, ejerce como cocinero y abre dos restaurantes: Helsinki y Le Coq & The Burg. Además, trabaja varios meses en la cocina de La Pubilla. Sin embargo, en 2017 decide dejar los fogones y regresar al ámbito publicitario como director creativo en McCann Barcelona. Durante su trayectoria, ha estudiado narrativa en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès y ha sido profesor de narrativa aplicada a la publicidad. En la actualidad, se dedica a crear contenidos y es redactor publicitario freelance.

"Muerte en tres texturas", una combinación de la tensión del mejor thriller psicológico con el ritmo frenético de la cocinaprofesional, es sensorial, salvaje y muy visceral. En la elaboración del menú degustación de la temporada de invierno del prestigioso restaurante londinense The WhiteSpoon, Philippe Bouvier, chef, trabaja junto a su inseparable ayudante japonés, Tsu. La segunda estrella Michelin está en juego.

¿Muerte en tres texturas lo ha cocinado a baja temperatura?

Ha sido un proceso largo, 8 años desde que tuve la idea hasta su publicación. Por en medio, de todo: períodos de mucho pensar, épocas de mucho estructurar, etapas de mucho escribir, momentos de enfriamiento, reescritura, espera, correcciones... Por eso sí, se podría considerar que se ha cocinado a baja temperatura.

Es usted un experto en la cocina, ¿ha echado mano de su experiencia profesional o también ha tenido que documentarse con grandes chef para escribir su obra?

He echado mano de todo lo que he tenido a mi alcance: recuerdos de mis experiencias, charlas con, para mí, algún que otro grandísimo chef, y como no podía ser de otra manera, de documentación.

¿Le da pena que después de leer su novela los amantes de la buena mesa asocien el mise en place con un cadáver eviscerado?

Los lectores son inteligentes, saben lo que leen, y seguro que disciernen un asunto de otro. No es un libro de cocina, es una novela negra con tintes gastronómicos.

Los garbanzos danzan y giran sobre sí mismos… ¿ha intentado que su historia mantenga el mismo ritmo frenético que la cocina para atrapar a los lectores? ¿O lo importante es la trama?

En una novela hay muchos factores y todos son importantes: el narrador que te habla, los personajes, la trama... Pero en un thriller, sobre todo, el ritmo. Ese equilibrio entre acción y escenario que componen las escenas.

¿La policía anda desorientada en la mayoría de las investigaciones… ¿no le parece que es un tópico muy clásico?

Bueno, si no fuese desorientada, no habría historia que contar porque no habría nada que investigar. Pero después está el punto de vista. En esta novela no es el de la policía, sino que es el punto de vista de los cocineros. Este punto de partida, este conflicto, es el que creo que la hace diferente al resto de novelas que he leído hasta ahora.

Esta es su opera prima y se publica en el nuevo sello de Planeta, a lo grande. ¿Seguirá escribiendo thriller o nos sorprenderá como los grandes cocineros, con un libro de recetas?

Sí, la verdad es que es todo un lujo haberme estrenado con este nuevo sello. Sobre lo de sorprender, jajaja, no lo sé. A mí lo que me gusta es escribir, puede desde thriller, hasta recetas, o humor, quién sabe.

"Escribo sobre lo que me apasiona: la cocina"

Se suele escribir sobre temas que dominamos y nos hacen sentir cómodos… ¿le ha dado seguridad pasear con la pluma entre pucheros y fogones?

Sí, he escrito sobre lo que me apasiona, que es la cocina. Haber abierto dos negocios en forma de restaurante me ha ayudado a moverme con soltura en este campo, aunque como he dicho antes, consultas no han faltado.

¿Cómo surge el tema de su novela? ¿Cómo se le ocurren crímenes tan macabros cuando el objetivo de todo aquel que cocina es hacer felices a los demás?

Un iba en moto por Barcelona. Era justo después de comer. Pasé por delante de un restaurante donde recordaba que hacían unos garbanzos riquísimos. Unos metros más adelante vi a un motorista tendido sobre el asfalto; una ambulancia le asistía. Solo le vi las piernas, pero mi cabeza ya se empezó a imaginar lo peor: hemorragias, heridas abiertas... Entonces es cuando hice el click y pensé que quizá aquella persona acababa de comer en aquel local y que entonces le encontrarían aquellos garbanzos en su interior.

Creo que todo lo que vaya ligado a un crimen es opuesto a éste. No solo comer, cualquier acción que implique vida lo es.

Estamos en un momento de quitarnos etiquetas

¿Cuánto hay de Cristian Schleu en Philippe? ¿O se identifica más con otro personaje…?

Me identifico con tod@s. Somo seres complejos y en la novela lo he intentado reflejar con personajes redondos sometidos al cambio constante, como lo estamos todos y cada uno de nosotros. Estamos en un momento de quitarnos etiquetas, aunque a veces las necesitemos para clasificar o evaluar.

¿Qué les ha parecido a sus antiguos compañeros de cocina su novela? ¿Siguen invitándole a cenar?

Jajaja, pues están encantados y muy contentos por mí. Como les chifla la temática, han sido los primeros en leerla.

La ambientación en Londres ¿Acerca al lector a los famosos asesinos en serie? ¿Por qué no en Barcelona?

Londres, como ciudad, es el reflejo perfecto de lo que es una cocina por dentro: un crisol de culturas. Posee una gran variedad y oferta gastronómica en lo que respecta a restaurantes: libaneses, mexicanos, indios, tailandeses... Si a esto le sumas el aura de misterio que tiene gracias a la literatura de intriga, el enclave es perfecto.

El asesino es inteligente a la par de despiadado y cruel, ingredientes esenciales del thriller psicológico, ritmo frenético, novela sensorial… ¿en qué autores encuentra inspiración?

Pues soy un lector muy ecléctico, tanto en géneros como en autores. Soy cero mitómano, y tengo más referencias que referentes. Puedo leer algo de Jim Thomson, Patricia Highsmith, Vargas, Butler, Lemaitre, Izzo, Manzini, Winslow, pasando por Trueba y Bolaño y llegando a Montero, Cercas y Zafón. Ya ves...

¿Qué les diría a los lectores que se acercan a su obra con curiosidad por descubrir nuevos talentos?

Primero de todo, gracias por darme la oportunidad. Y después, que disfruten leyéndola, como mínimo, la mitad de lo que la he disfrutado yo escribiéndola.

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