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Raw
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Raw (Foto: Javier Velasco Oliaga)

¡ERA MARÍA JUANA!

Dicen los psicólogos que hay un contagio emocional con las personas que tenemos relación aunque sea solo con las que nos cruzamos en el portal. El otro día Azucena del Valle fue a la junta de vecinos de su bloque, nos lo cuenta en ¡Era María Juana!, y estuvieron de acuerdo en todo, como una balsa de aceite, y eso que los nuevos vecinos del bajo le dan al porro y al reguetón a todas horas. Tal es así, que ahora pasan por los buzones para recoger la correspondencia que ya no llega solo para oler ese aroma dulzón del cannabis. Y así, relajaditos se suben a sus casas. Parece que en Alemania, van a legalizar a la María Juana, dentro de poco nos tocará a nosotros.

- ¡Cómo te cambia la vida en un segundo, tía! Y no quiero pensar en sucesos trágicos que te dejan hecha unos zorros sin ganas de seguir luchando. Seguimos con el pensamiento positivo a pesar de las nieves que arrasan las flores del almendro. Para uno que tengo, va y se jode.

- Otro año sin cosecha por asomar la gaita antes de tiempo, pero algo te pasa porque noto un relajo inusual en ese corazón acelerado que inunda tu pecho, Puri.

- ¿Ralentizado, tal vez? ¿Disminuida la velocidad de crucero? Hasta yo me encuentro con aflojamiento y laxitud sin el desorden que me visita a menudo. Y noto que empieza la calma a partir de esa siesta a la que estoy cogiendo el gustillo. Eso sí, se me seca mucho la boca…

- Tía, me estás preocupando y no es por el vino que empinas los sábados. Percibo en ti una euforia placentera y una sensación de cumbancha con risa floja, confundes el ayer con el hoy y te ha dado por comer perrunillas a dos carrillos.

- Ay Vani, que los comportamientos se contagian, dicen los psicólogos. Ese contagio emocional, es el mecanismo que hace que adoptemos emociones, y conductas relacionadas con ellas, similares a las manifestadas por otras personas con las que tenemos relación. Y me da que empiezo a parecerme a la gente de mi comunidad, aunque a muchos vecinos ni los conozca.

- ¡Pero si dices que la reunión del otro día fue sobre ruedas! Ni un grito, ni una salida de pata de banco, ni una jeta torcida, ni malas caras. ¡Cómo si fuerais coleguitas! Todo se aprobó por unanimidad, hasta las cuentas estaban bien y sigues en la pomada, un suponer. Hasta la tía áspera que no te da la hora y la quisquillosa estaban contentas.

- Ahora nos encontramos mirando los buzones hasta tres veces al día. O más. ¡Qué trasiego tiene la escalera con tanta concurrencia! Nos sonreímos y cada uno abre su casillero sabiendo que no tenemos ni propaganda de colchones.

- ¡Flipo, colega! Mismo comportamiento colectivo sin ir al futbol o a la mani; gente de distinta condición, edad o procedencia. Cualquiera diría que os colocáis juntos o habéis fumado la pipa de la paz.

- Con alguno no tomaría café ni aunque pagaran ellos, pero ahora comienzo a percibirles con otros ojos, será porque tenemos nuevos inquilinos en el bajo, que aunque están todo el día con el chundachunda del reguetón insufrible, traen un olor nuevo a hierba recién cortada. Yo conocía el aroma del tomillo, el espliego y las flores de San Juan, pero este me trae remembranzas de la facultad, un suponer.

- Joder, Puri, si cuando digo que os colocáis juntos, voy a tener razón. A ver si se fuman mota, pasto, porro o María Juana…

- Ahora que los dices, María dijo que olía a María. ¡Ay madre! ¡Colocada de gratis total!

- Pues como se entere el personal, va a peregrinar más gente a tu bloque que a la calle Ferraz. ¡Ahí lo dejo!

- Tía, que se nos acaba el chollo y resulta que esto entona. ¡La cosas que me he perdido por nacer antes de tiempo y ser una reprimida! Voy a proponer que les rebajen el alquiler y les paguemos un cursillo de canto mariano para que se acostumbren a la música relajada. ¡Todo sea por la concordia y el buen rollo! ¡Hay otra vida cuando el consumo es moderado y chupa otro! Digo yo…

- Pues yo voy a escribir a Pedro Antonio -va por Maque, que dice que le tengo querencia- para sugerirle que ponga un botafumeiro bien cargado en el Congreso para tranquilizar a sus señorías… aunque tal vez debieran tomarlo en porrón para que les hiciera más efecto.

- Joder, Vani, al final vamos a parecer adictas a que lo fumen otros. He leído que no todas las experiencias son placenteras Hay personas que, en vez de relajación y euforia, sienten ansiedad, miedo, desconfianza o pánico. Hasta alucinaciones pueden padecer, delirios y pérdida del sentido de identidad personal.

- No digas más, Puri, ¡nuestros representantes van fumados al hemiciclo! Será por los beneficios terapéuticos que achacan al cannabis. Seguro que padecen dolor crónico o tienen inflamados los güe…

- Ladino pequeño saltamontes, tú vas más bien por los problemas de razonamiento que padecen, la pérdida de memoria a corto, medio y largo plazo, la nula capacidad de concentración, que les dices ¡peras! y contestan manzanas traigo, el alto nivel de agresividad en sus verbalizaciones, la pérdida del autocontrol, la somnolencia, las dificultades para relacionarse socialmente y esa ansiedad que no les deja vivir.

- No sigas, tía, que pánico me da que estés expuesta en tu mismo hogar a los efectos del THC (tetrahidrocannabinol), el principal constituyente psicoactivo del cannabis. Te puede dar mucha risa lo de tus vecinos, pero a cuánta gente han jodido la vida los porritos, aunque su consumo esté legalizado totalmente en Uruguay, Canadá, Sudáfrica y Holanda, y sea medicina legal -no consumo recreativo- en Nueva Zelanda, Australia, República Checa, Estados Unidos, Alemania, Chile, México, Israel, Tailandia o Italia…

- Pero Vani, si todos los vecinos estamos relajados, ¡qué más da!

- Vámonos al parque y sin rechistar. Te prefiero con estrés que no tan apollardá.

- Si tú lo dices, cien por cien…

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