¿Están los jóvenes de hoy en día poco motivados?
En general, sí. Pero es normal. Tienen delante un sistema educativo poco práctico que evalúa unos contenidos desconectados de su realidad.
El instituto consiste en que te ponen exámenes, pero ni te enseñan a afrontarlos ni te enseñan a estudiar.
Y tu única salida es intensificar el método de estudio que te funcionaba en Primaria: el de repetir y repetir hasta memorizar. Pero claro, eso es muy aburrido (y poco efectivo).
Entonces, ante la perspectiva de tirarse así muchos años y sin que los estudios sean una garantía de éxito en el futuro… desconectan, se frustran, se desmotivan.
Si nos ponemos en la piel de un estudiante al que se le pide estudiar, se le exige formarse más que nunca, pero luego resulta que ve la tele, los datos de paro y los datos sobre el acceso a la vivienda... se entiende mejor que le cueste ponerse a estudiar porque los estudios no se perciben como solución.
Sin embargo, lo que seguro que no funciona es huir de los estudios.
Toca dar un paso al frente. Darse cuenta de que los estudios va de uno mismo, de superarse y de crecer para que el día de mañana tengas más puertas abiertas.
No hay garantía de éxito al 100% pero sí muchas más posibilidades.
Desde su punto de vista, quién tiene menos interés en el estudio, ¿los chicos o las chicas?
Yo creo que más o menos igual, no es cuestión de género. Aunque las chicas quizá son más organizadas y responsables, ellas maduran antes que nosotros. y los chicos somos un poco más desordenados, las fuentes de desmotivación son las mismas para todos.
El interés que tienen los adolescentes por conocer a los autores de la Generación del 98 o por aprender las propiedades de los logaritmos es muy bajo... ¡como es lógico!
Y ese es el error: pensar que el instituto debe proponer contenidos atractivos y que los profesores deben presentarlos de forma amena. Porque cuando salgan a la vida adulta las cosas no serán siempre agradables.
El problema de base es “pelearse” con el mundo esperando que sea como yo quiero que sea, porque mientras se piden cambios al sistema educativo o a quien corresponda, lo que no se hace es cambiar uno mismo, que es dónde sí tienes margen de acción.
Tú puedes cambiar. Pero claro, es más cómodo que cambien los demás, y esa es la trampa mental que hay que vencer.
¿“Cómo despegar en los estudios” es continuación del libro “Dispara tus notas en el bachillerato?
No, son independientes. En todo caso, Dispara tus notas en Bachillerato sería la continuación (aunque lo escribiera antes). Porque en “Cómo despegar en los estudios” hay mucho de autoconocimiento, de entender porque no te gusta estudiar, de por qué se procrastina, de la importancia de definir objetivos… y por supuesto, muchas soluciones a través de herramientas prácticas. Es como una especie de rampa de lanzamiento.
Mientras que “Dispara tus notas en Bachillerato” son técnicas de examen. No deja de ser “curioso” que siempre nos evalúen mediante exámenes, pero nunca nos enseñan a sacar lo mejor de nosotros durante esas pruebas. En este libro recopilo “reglas del juego” para que, por ejemplo, un estudiante que estudie para un 6 no suspenda por nervios, por bloqueos, por no escribir las respuestas como a los profesores les gusta o incluso por no elegir en qué orden responder a las preguntas pensando en optimizar sus conocimientos y lo que ha estudiado.
Se centra en los estudiantes de ESO y Bachillerato. ¿Los universitarios tienen otras inquietudes?
Realmente es un libro que puede leer cualquier persona independiente de en qué etapa de su vida se encuentre. También vale para universitarios, opositores e incluso para los que ya estamos trabajando. No tengo ninguna duda de que un estudiante universitario que lo lea obtendrá muchas ideas, motivación y herramientas para afrontar la universidad con otra actitud.
Igual que a mí escribir este libro me ha servido para mejorar mi propio sistema de organización y planificación, para ser más productivo, etc. Pero lo he acotado a la etapa de ESO y Bachillerato porque es donde se forja la persona que luego sale a la vida adulta.
A los que tenemos cierta edad nos decían que debíamos memorizar lo que ponía en los libros, ¿estaban confundidos lo docentes con esa premisa?
No, la gente lo hace lo mejor que sabe. Y si un profesor te dice que te lo tienes que aprender de memoria es porque cree que es la mejor estrategia.
Yo prefiero entender el máximo posible. Porque de esta manera inviertes tiempo al principio, pero cuando se acerca el examen hay mucho menos que memorizar (siempre hay una serie de datos que no queda más remedio que memorizar, pero conviene que sean los menos posibles).
Cuando entiendes lo que estudias eres más flexible y te adaptas mejor a los enunciados de los exámenes.
Además de mejorar el recuerdo a largo plazo y de construir mejores cimientos para cursos posteriores.
Este libro proporciona herramientas para llegar donde uno se proponga. ¿hay algún limite o por el contrario el conocimiento es ilimitado?
No tengo ni idea si llegaremos a algún límite en cuanto a conocimiento. Pero yo creo que está casi todo por descubrir. No hay más que ver la tendencia: en los últimos 10 años posiblemente haya habido más avances que en los anteriores 100; pero, sobre todo, me gusta pensar que las personas podemos llegar muy lejos si nos lo proponemos, si decidimos dar un paso adelante y crecer como si fuera un juego.
Con la seguridad de que habrá momentos difíciles y de que nos vamos a equivocar y vamos a fracasar muchas veces. Lo importante es disfrutar de ese proceso y no querer conseguir resultados inmediatos.
¿Le ha costado recopilar todas las ideas y concentradas en este libro?
La verdad es que no. Desde el principio tuve más o menos claro los contenidos. Aunque siempre hay algún contenido que se resiste más, e incluso algún capítulo que cuando ya lo tenía escrito vi que no me convencía y lo rehíce para que fuera más práctico.
Una vez publicado, ¿ha quedado algo por contar que le hubiese querido contar y por falta de espacio no ha podido?
Mil cosas. Desde técnicas de estudio a cómo enfrentarse a la asignatura de matemáticas (un auténtico quebradero de cabeza para muchos estudiantes).
Pero son temas que no encajaban en este libro. Mi intención es que “Cómo despegar en los estudios” sirva como punto de partida para cualquier estudiante (o cualquier persona que esté en otra etapa y quiera leerlo igualmente).
Y que le ayude a dar un paso al frente y cambiar no solo su forma de afrontar los estudios, sino cambiar también su mentalidad a la hora de afrontar lo que nos vamos encontrando en el camino.
A partir de ahí, se puede empezar a construir con método y técnicas de estudio, con estrategias de resolución de problemas… en definitiva, con más herramientas. Pero las bases están aquí.
Leyendo el libro da la idea que todo empieza en uno mismo…
Sí, así es. O al menos así está siendo mi experiencia en estos últimos años en los que me he dado cuenta de que todo empieza en la mente. En este proceso he podido ver mi trayectoria y darme cuenta que, con otra actitud, me habría ido mejor.
Y es precisamente mi objetivo con este libro y otras formaciones, que se despierte en ellos esa chispa que lo cambia todo, porque es en la mente donde comienza todo.
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