Desde el punto de vista de un niño de 11 años, la guerra de Nico denuncia el absurdo bélico. Debido a un error administrativo, es llamado al frente a pesar de los intentos de su madre y él por aclararlo. Sus explicaciones son ignoradas por los militares, convirtiendo así a Nico en testigo involuntario de una situación desoladora. Esta obra va más allá de ser solo un alegato pacifista, plantea cuestiones importantes como el valor de la vida humana, el precio que se paga al convertirse en adulto y el peligro de seguir órdenes e ideas preconcebidas sin cuestionarlas, todo esto desde la mirada inocente y curiosa del chico.
Varios adolescentes de un centro de menores en Reyes de la montaña se encontrarán en la necesidad de aprender a sobrevivir solos en la naturaleza después de que un virus letal se haya propagado por todo el planeta. El grupo, aislado de la civilización y con constantes conflictos internos, deberá establecer las reglas para su nuevo mundo. Esta distopía vibrante explora la esencia de estos jóvenes que se encuentran "a medio camino entre la infancia recién abandonada y una madurez aún lejana", no son ángeles pero tampoco demonios.
Pretendiendo acercar la complejidad del comportamiento humano a sus respectivos públicos, dos historias diferentes de supervivencia son narradas.
APOYANDO A LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL DURANTE 32 AÑOS
En 2024, se celebra el 32º aniversario del comienzo de su andadura el Premio Edebé de Literatura Infantil y Juvenil. Los ganadores de la anterior edición fueron Agustín Sánchez Aguilar, con su obra "Sé tortuga", y Luis Leante, con su obra "Territorio desconocido".
Con una dotación económica total de 55.000 euros (30.000 € para la obra juvenil y 25.000 € para la obra infantil), este premio se destaca como uno de los más generosos del país. En marzo, las obras ganadoras de este año serán publicadas en papel y en formato ebook en las cuatro lenguas oficiales del Estado, además de estar disponibles como audiolibro y en braille.
En la XXXII edición, se han recibido 313 manuscritos originales de diversas partes de España y de numerosos países alrededor del mundo, especialmente de Latinoamérica. De estos, 176 fueron presentados en la categoría infantil y 137 en la categoría juvenil. En cuanto al idioma utilizado, 267 estaban escritos en castellano, 36 en catalán, 8 en gallego y 2 en euskera.
Hasta que se emita el veredicto final sobre las obras ganadoras, la autoría de los manuscritos se mantiene anónima y confidencial. Sin embargo, el jurado siempre comparte internamente sus especulaciones sobre quién podría ser el autor de cada uno. Desde enero de 1993, año tras año, han sido premiados títulos excepcionales, lo que ha permitido dar a conocer nuevas voces literarias y respaldar el talento de novelistas reconocidos.
La calidad del criterio del jurado se ve reflejada en tres Premios Nacionales de Literatura Infantil y Juvenil: Maite Carranza fue galardonada con Palabras envenenadas en 2011, César Mallorquí recibió el premio por La isla de Bowen en 2013, y Elia Barceló obtuvo el reconocimiento por El efecto Frankenstein en 2020. Estas obras ya habían sido premiadas previamente como Premios Edebé juveniles en los años 2010, 2012 y 2019, respectivamente.
Un por aquel entonces desconocido Carlos Ruiz Zafón se presentó con El Príncipe de la Niebla y resultó ser el ganador de la primera edición del Premio Edebé en la categoría juvenil. Con tan solo 28 años, Ruiz Zafón se convirtió en el ganador. El prestigio del Premio Edebé se extiende por todo el globo. En total, ha tenido más de 160 ediciones internacionales y ha sido traducido a 25 países y 22 lenguas diferentes. Estas lenguas incluyen el alemán, francés, italiano, portugués, persa, hebreo, chino y coreano. Entre las traducciones destacadas se encuentra Musgo de David Cirici, ganador en la categoría Infantil en 2013. Este libro también recibió el prestigioso Premio Strega Ragazzi en 2017. Otro libro que ha sido publicado en 16 países es Palabras envenenadas.
En los últimos años, algunas obras ganadoras han llevado a sus personajes del papel al escenario con adaptaciones teatrales. Entre ellas se encuentran Musgo, que también está en proceso de convertirse en una película de animación, Mentira de Care Santos, Soy una nuez de Beatriz Osés y Sé tortuga de Agustín Sánchez Aguilar. La última de estas obras se estrenará en los próximos meses.