Leo Bassi, con sus más de 70 años, 70+, vuelve con la energía necesaria para hacerse oír y reivindicar su nombre de payaso, de clown, de bufón, de crítico, de mosca cojonera.
Desde una realidad que no niega, la actual, la de la edad que tiene, con todo su bagaje experiencial, con su sabiduría de diablo (que no de viejo), con su humor incómodo para unos cuantos, nos muestra que si uno (o dos, o los que sean) ponen pasión en su quehacer, en sus convicciones, en sus proyectos, se puede llegar a alcanzar las más altas cimas de la miseria (o mierda, no sé), como dijo otro humorista, Groucho Marx, y lejos de sentir el vértigo de la jubilación, del retiro, de la renuencia a la pasividad, crea y se divierte, e infunde, aunque sea sin pretenderlo, conocimientos, cultura, diversión, sagacidad, crítica,… entonces, es que aún está en edad de hacerlo.
Porque nada se interpone a lo que nos proponemos, excepto el olvido. Y eso hace Leo Bassi. Nos recuerda sus inicios, proveniente de una saga de payasos, de la alta alcurnia del espectáculo, de la baja cuna del que se gana la vida haciendo reír al prójimo, tan necesitado.
No olvida aquellos tiempos. Aquellos posteriores a la bomba atómica y con la que siguieron experimentando mientras lo convertían en espectáculo, aquellas noches y veladas donde lanzaba mierda, pero solo a quien se la merecía, realmente, aquellas puertas abiertas al santo oficio de la Iglesia Patólica, estos yo fui y quiero seguir siéndolo, este mundo de distancias y apariencias, esta vida de conclusiones simples y de regresión a ideas rancias y de clasismo denostado, este duermevela de una sociedad actual que se deja llevar por ideas casposas y añejas, mal llamadas tradicionales, este no saber afrontar que caminamos hacia la muerte porque, que se sepa, nadie se ha quedado, y hay que hacerlo, no con dignidad, que sería poco, sino atacando, criticando, haciendo valer la experiencia, porque nunca sabemos cuál es el umbral exacto de la muerte.
Leo Bassi, gran Leo Bassi, que en la sinrazón de su razón y en sus actos, nos atrapa por sus verdades y no tiene pelos en la lengua y nos describe realidades en un monólogo círculo de sus orígenes, en un pensamiento que es acción, en un tiempo que es más que palabra, donde sus ideas estéticas y personales emanan del mismo espectáculo que nos ofrece.
70+, edad maldita, no quiere dejarse atrapar por ella, y pretende seguir persiguiendo la concienciación de que todo es teatro, circo, espectáculo, y es necesario, y es imprescindible, para no dejarnos atrapar por las buenas maneras de aquellos que nos gobiernan, o quisieran que, simplemente, les obedeciéramos.
Que llegar a viejo no sea tan solo una proeza.
FICHA ARTÍSTICA
Texto, interpretación y dirección Leo Bassi
Espacio: Teatro del Barrio