El profesor Custodio Tejada, que ya ha publicado seis libros de poemas, una novela y ha aparecido en diversas antologías, firma ahora este libro "Brújula veleta", que es un viaje interior y exterior, donde podemos ver el tejido de sus versos, su luz y su sombra. Editado por Entorno Gráfico ediciones, nos encontramos con un espacio de luz donde Custodio establece un lance de amor con el lenguaje, la idea del amor, por ejemplo, en la tercera parte del poema “Realidad y fantasía”, con el que comienza la primera parte del libro, titulada “Los ojos del viaje”: “El amor es el patrón / imperfecto de la melancolía / que anda sobre las aguas / ignotas del olvido. / Un halo de camuflaje o disfraz / que convierte al poeta / en maniquí del espacio y el tiempo, / del regreso y la fuga. / Los nombres polinizan / el corazón del viaje”. Establecido el amor como melancolía y olvido, pero también el poeta que es alguien que va y viene, envuelto en ese viaje interior que recorre todo el libro, porque el mismo es una cartografía de sensaciones, un mapa donde nos encontramos y tenemos que buscar nuestro lugar. En la segunda parte titulada “Geografía y destino. Libro de brújulas”, destaco el halo luminoso que recorren poemas como en “Un paseo en el metro”, donde los seres autómatas van pasando por estaciones, con la vida rota, buscando los pedazos de memoria que el olvido nos trae, intentando envolvernos en un optimismo vital, que nos niega la rutina. Dice al final del poema: “El orden invisible de las cosas / que regula el movimiento del caos / en el trabajo”. Aparecen en el poema palabras como “fracaso”, “polvo del cemento”, “zombis”, seres humanos que se alejan de su humanidad por la inercia de una vida que no les pertenece, porque han abandonado el sabor de lo ínfimo, del detalle, de lo vivo. Y no olvida lo descriptivo, que se hace imagen potente, porque este es un libro de paisajes, exteriores e interiores, como cuando describe la belleza del Teide en “Tenerife: la isla del amor”: “El Teide te recibe con los brazos abiertos / cubierto con un camisón de nubes. / Desde el valle de la Orotava, / como quien ve un prodigio en el ocaso, / puedes contemplar una teta enorme / que amamanta el cielo cada tarde”. Ese Teide que se topa con el cielo, ese mundo que nos disgrega en nuestra pequeñez, que nos convierte en seres en sombra, cuando la luz nos ciega. Y en la tercera parte titulada “Metapoética del paso”, lanza el sentido del libro, el viaje es nuestro sino, nuestro puerto de llegada y destino, después de haber descrito París, Casablanca, Japón, Praga, etc. El poema se llama “Hotel corazón” y dice: “Buscamos en la vida / otra forma de ver, / de tocar, de sentir. / En el corazón del viajero vive / la pena de una maleta vacía, / un hotel repleto de habitaciones / que alojan lo mejor de nuestros sueños, / un armario de nubes / que cuelgan de la memoria / y un letrero que dice: / paisaje siempre en obras”. Somos la tela de una madeja que se compone y se descompone, somos los seres que viajamos a ninguna parte, que hemos recorrido el mundo con la imaginación o hemos estado físicamente allí, pero que al final volvemos al inicio, al enigma del ser, a la idea de la muerte futura, a la sensación de no movernos nunca de nuestro lugar de inicio. Rotos, por el desenlace trágico de la vida, vamos viajando en metro, en avión, en barco, pero seguimos anclados en un mismo lugar. Custodio Tejada logra un libro de gran calado existencial que nos asombra y nos deja heridos para siempre. Pura luz entre sombras sus versos. Puedes comprar el poemario en:
Noticias relacionadas+ 0 comentarios
|
|
|